miércoles, 31 de diciembre de 2008

La misión de Jesucristo contnúa

Discípulos - Misioneros de la Consolata
Finalizando el año 2008 (30 de diciembre), cuatro jóvenes colombianos: Adrián de Jesús Hurtado, Juan Gabriel Acosta, Julián Salazar, Yeinson Galvis y Dani Antonio Romero de Venezuela, fueron consagrados (separados), en Martín Colorado - Buenos Aires - Argentina, por el Dios de Jesuscristo para su misión y emitieron la Profesión Religiosa en el Instituto de la Consolata, ante la presencia del P. Jairo Calderón Benavídez, misionero de la Consolata colombiano, Superior Regional en Argentina. y un activa Comunidad Cristiana que participó como testigo de su consagración.


Una fervorosa y activa comunidad cristiana, amigos de la misión y bienhechores de los misioneros, junto con otros Religiosos y Religiosas, Sacerdotes Diocesanos y Laicos Misioneros tetimoniaron, celebraron y aplaudieron esta donación juvenil para el servicio del Reinado de Dios en el mundo y la sociedad contemporánea.
Rito de la Profesión Religiosa
  • El Maestro del Noviciado (P. Daniel Bertea) llama a cada joven Novicio por su nombre.
  • Cada uno responde: "¡Aquí estoy!" y ante la Comunidad, presidida por ele Superior Religioso, expresan el pedido de ser admitidos oficialmente a la profesión religiosa en el Instituto de los Misioneros de la Consolata: "Nosotros aquí presente, deseando comprometernos en la obra de la evangelización, hemos experimentado la vida y estudiado las Constituciones del Instituto Misiones Consolata y te pedimos Padre, consagrarnos a Cristo y a su reino, emitiendo la Profesión en este Instituto". Toda la Comunidad responde "¡Damos gracias a Dios!".


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  • Cada Novicio pronuncia su CONSAGRACIÓN y firma un Documento de compromiso, ante testigos oficiales.
  • El Superior Religioso le hace entrega de las Constituciones del Instituto Religioso Misionero.


Ya integrados en dicha Congregación o "Familia de Consagrados para la Misión ad gentes (...)", celebran la Acción de Gracias y terminan con un brindis por la vida donada ala servicio de la vida.

¡FELICITACIONES!

¡Ustedes han hecho una buena opción!

¡Ustedes han tomado una buena decisión!

Esta Familia Internacional e intercultural de Misioneros les dice:

¡BIENVENIDOS!

lunes, 15 de diciembre de 2008

Vida consagrada para la Vida

Edgar Chávarro Ortiz, ordenado Presbítero para la misión de Jesucristo,
en el Instituto misionero de la Consolata




Hijo de una familia que inició su camino migratorio, como tantas otras familias de colonos, en Garzón hacia el territorio del Caquetá, creció trabajando la tierra y acompañando al papá.

Con mucho esfuerzo terminó, finalmente, su bachilletato en Florencia y se alistó para el servicio militar que prestó en el mismo Caquetá.

Mientra practicaba su piedad religiosa se entrevistó, un buen dia, con el P. Juan Carlos Guazzotti imc, entonces Párroco en el Barrio Torasso, y fué hechádole aguita fresca a la semilla vocacional.

Terminado el tiempo del servicio a la patria, un poco más templado en su carácter y maduro para tomar decisiones, se alistó para servirle al pueblo de Dios, cultivando los valores del Reino: el amor con esperanza, la justicia con caridad y la liberación con el cariño de la consolación.


El proceso formativo, que no es solamente académico sino también y sobre todo, humano, espiritual y apostólico, lo realizó con el acompañamiento de los Misioneros de la Consolata:


1. Un año de inducción (Propedéutico) para conocerse mejor a sí mismo, conocer más y mejor al Señor Jesús y hacer lo mismo con los Misioneros y el Instiuto de la Consolata y ser conocido por ellos.

2. El estudio de la Filosofia en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín para entender mejor el sentido y dirección de la vida propria y de la humanidad en su história.

3. Un año de Noviciado para profundizar en el origen, la historia y los desdoblamientos del Carisma Misionero de la Consolata a partir del Beato Fundador José Allamano.

4. El estudio de la Teologia, en la Pontificia Universidad Javeriana, para entrenarse en la lectura de los signos de la presencia del Dios de la historia y de su misión en medio de tantos pueblos y culturas difererentes. Así se fue capacitando el P. Edgar, profesional y espiritualmente, para la misión de Jesucristo, el misionero enviado del Padre.



Presbítero en la Iglesia Católica, por la imposición de las manos (13/12/2008) del Señor Obispo de la Diocesis de Florencia - Caquetá, Mons. Jorge Alberto Ossa Soto, para la misión del Reino de Dios a través del Instituto Misionero de la Consolata.

El Padre Edgar Chávarro Ortiz continuará cursando la Maestria en História y buscando leer, interpretar, sistematizar y redactar por escrito los pasos y las acciones de Dios en el territorio del Caquetá, recorrido por los Misioneros Capuchinos y de la Consolata durante más de 100años, junto con otros y otras fuerzas evangelizadoras y constructoras de la sociedad civil.


Nuevo Ministro para nuevo ministerio, siempre al servico de la misión, el P. Edgar, además de estudiar, prestará sus servicios en la formación de otros futuros misioneros de la Consolata, en la etapa de la Filosofia.
El Misionero de la Consolata no vive solo, se consagra para vivir en Comunidad o Familia.

La nueva Comunidad del P. Edgar, ubicada en el Barrio Ciudad Jardín del Sur - Bogotá (Cr. 11 No. 15-53 Sur), estará conformada por cinco jóvenes aspirantes a Misioneros, el P. Alonso Alvarez quien acaba de regresar de la República Democrática del Congo, después de más de 15 años de permanencia en aquel pais del África y Gabriel Armando, joven misionero de Mozambique que realizará un año de servicio al Instituto y a la misión, antes de continuar su proceso académico.

Entre el padre y el "padrino"

El P. Bruno Del Piero, curtido misionero del Caquetá y el Putumayo, quien preparó espiritualmente, con un retiro personalizado, al P. Edgar para la Ordenación, ahora, durante el rito litúrgico, le cambia la estola de Diácono por la de Presbítero, lo anima y acompaña en el altar de las ofrendas para la Acción de Gracias.

Ordenación Presbiteral, obra y sacramento de la Iglesia

Una Ordenación Presbiteral no es obra, unicamente, del Obispos y el Ordenando. No, en ella y de ella participa el Presbiterio Diocesano, los Religiosos y Religiosas y la Comunidad cristiana, laicos y laicas en general. Se trata de una celebración de la Iglesia en su plenitud, aunque no en su totalidad.


Se junta el cielo con la tierra

Todos los celebrantes, de rodillas, se colocan en sintonia, mediante el canto de las Letanias, con todos los antepasados, santos y santas, en el cielo, mientras el Ordenando, como humilde creatura, se coloca en contacto directo con la "madre tierra" y respira suave, profunda y harmoniosamente con toda la creación.

Gracias al Dios bueno, a la Iglesia Particular de Florencia, con su Obispo a la cabeza, al Instituto de la Consolata que ha sembrado de palabras y accciones divinas estos territorios de colonización, a los formadores y compañeros, lo mismo que a toda la Comunidad presente, por este momento solemne, emocionante y misteriorso de mi vida, dice el P. Edgar.


"No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero".
(Fip 3,12)

La Familia beatificada en el hijo

Doña Esperanza y el resto de la Familia venida de Garzón, Guadalupe, Ibagué y varios otros lugares del Caquetá y de Colombia, acoge el "don" con sorpresa, gratitud y mucha esperanza.




¡FELICITACIONES P. EDGAR!

Te lo decimos con la mirada
y la sonrisa.

Que Dios continúe esta bella obra
que comenzó en ti.

Acuédate de nosotros en cada Eucaristia que nosotros nos acordaremos de tí.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Amor que engendra vida

En Aguadas - Caldas

¡PROSPERIDAD EN EL 2009!

martes, 9 de diciembre de 2008

Del Adviento al advenimiento

"Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el SOL que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en la sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz".
(Lc 1, 78-79)


Navidad con el SOL que está en la Con SOL ata

domingo, 7 de diciembre de 2008

Derechos Humanos - 60 años

La salida para Colombia está en tomar en serio y actualizar los

La seguridad democrática no es un problema de armas,
es el problema de una moralidad política que promueva los derechos de todos/as y de un servicio público que los ampare.


Las dos morales de Colombia

¡Al fin la solución al narcocultivo!
Ni la DEA, ni la Policía colombiana habían logrado descifrar el enigma de cómo disminuir la siembra. Con su habitual lucidez, Alfredo Molano apunta cómo “no fue la fumigación ni el Plan Colombia ni Acción Social la estrategia que habría logrado disminuir el hectareaje de cultivos ilícitos, sino el negocio de las pirámides” (El Espectador 30 Noviembre 2008). El estamento cocalero del Putumayo, junto con el resto de su población, dejó de ‘trabajar’ para sentarse a esperar la multiplicación milagrosa de los pesitos.

En esta coyuntura afloran a la superficie, las lágrimas de cocodrilo del Presidente de la República, y las verdaderas razones de su popularidad que, por primera vez baja diez puntos de un solo golpe. El mandatario se finge compungido, cuando entreve la imposibilidad de aplicar sus dos morales al mismo tiempo. No puede contentar al pueblo y a los banqueros de manera simultánea. Tampoco encuentra la mentira pronta que había podido encontrar hasta ahora en situaciones comparables. Así que termina por disgustarlos a ambos.

El disgusto más peligroso es el del pueblo que se lanza al motín y acusa al mandatario de atentar contra sus bolsillos. Los desilusionó. Les desbarató la seguridad económica. Pero el disgusto de los banqueros cuando el Presidente les comunica que les va a tocar los bolsillos para ayudar a frenar el motín no es menos riesgoso. Esa ira también puede jugar en contra de la reelección del Señor Uribe. Y juzgando por los síntomas, el mesiánico zar erró. Y la zarzuela del Congreso está ya cantando en esa clave del Rey que rabió: bien puede ser reelecto, bien puede no lo ser…

Con todo, la lección útil de este nuevo brote de la corrupción social generalizada en Colombia no es la captura de Murcia, porque las pirámides siempre estarán con nosotros, como lo atestiguan Wall Street y sus antecedentes, ‘el Águila’ y sus antecedentes, Ponzi y sus antecedentes, etc, etc... Lo que deberíamos aprender es que la política no se puede hacer de espaldas a la gente, a la mayoría del pueblo, mucho menos cuando se la apoda seguridad democrática.

Las pirámides favorecen el pillaje de unos pocos y su derrumbe aplasta a la mayoría pobre. Es lo menos democrático que existe. En eso se asemejan al desplazamiento forzado, a las ejecuciones extrajudiciales y a todas las fomas de represión social establecidas para favorecer el predominio de unos cuantos privilegiados que ya tienen mucho pero quieren tener MÁS. La diferencia de las pirámides es que no usan la fuerza militar. Usan el engaño para desplumar incautos. Desde luego que ahí los pobres en su ignorancia ayudan a construirlas porque sueñan con tener ALGO. Saben que se juegan el todo, pero la desesperación es arriesgada.

Ahora bien, cuando la supresión del fraude se hace en nombre de una moralidad morosa, sale a flote que se trata más bien de una moralidad culposa que se tardó en llegar porque había intereses “políticos” de por medio. Tenemos ahí una réplica contante y sonante de la moralidad de la parapolítica en la que ya no se juegan solamente los pesitos sino las vidas humanas. Una escabrosa pirámide de víctimas que domina el panorama nacional de los últimos veinte años. No hay que olvidar que la “seguridad democrática” estuvo precedida por la “seguridad nacional” y que los métodos de eliminación de la oposición política y laboral, desde Turbay hasta Uribe, solo han cambiado en que se han hecho más eficientes, más técnicos y más desvergonzados. Una moralidad de la fuerza pública corrompida.

La salida de estos embrollos, que ya van siendo muchos y van para largo, es tomar en serio los derechos humanos. La seguridad democrática no es un problema de armas, es el problema de una moralidad política que promueva los derechos de todos y de un servicio público que los ampare. Estamos muy lejos de ese ideal. Entre tanto, las FARC no van a conquistar a Colombia pero la pobreza sí. La defensa de los derechos humanos no va a atentar contra la estabilidad de las instituciones pero la parapolítica sí.

Si Murcia puede ofrecer una salida a los raspachines y si la coca logra dar una salida a los campesinos, es porque el Estado no ofrece ninguna alternativa plausible a la distribución de la tierra y a su uso. No hay una política social que responda a los cacareados Objetivos del Milenio. El modelo terrateniente y su moral esclavista son incompatibles con la democracia y con la seguridad. Siembran la guerra de los esclavos que fructifica en terrorismo.

Nuestros “economistas” ya moralizaron a propósito de las pirámides, sobre la imposibilidad de mantener un sistema bancario para pobres. Tal vez no saben o no creen que ya hace años Muhammad Yunus y su banco de los pobres les refutó con hechos su posición ideológica. Ese instinto social del que carece nuestra dirigencia es el camino de la paz. Un pais construido sobre las dos inmoralidades de la desigualdad y la fuerza no tiene más salida que la guerra crónica.

P. Alejandro Angulo, SJ CINEP

jueves, 4 de diciembre de 2008

O Evangelho de Guadalupe

Maria de Guadalupe: mãe - missionária da consolação

Romeiro missionário em Guadalupe: sou um cidadão mestiço desta América pobre que, um dia, me surpreendi envolvido, como romeiro, numa gigantesca peregrinação, na Cidade do México, caminhando em direção ao Santuário de Nossa Senhora de Guadalupe. Fiz parte de uma das delegações de missionários da Consolata que estudou a abertura de uma missão no país. Numa manhã de Advento, em 2007, da história do Povo de Deus nesta Ameríndia-Afro-Latina percebi, intimamente, a diferença entre o misterioso acontecimento da fé, atualizado pessoalmente e o acontecimento histórico registrado em documentos ou escritos: o mesmo Tepeyac (nariz do monte) dos nossos cerros e montanhas das cordilheiras continentais; a mesma Tonantzin, “morenita”, Guadalupe e de tantos nomes mais, com indígenas, negros, mestiços e brancos das nossas periferias sociais, econômicas e eclesiais, embora “dignos de todo o respeito”; outros bispos João Zumarraga(s), mas a mesma Igreja; outros conquistadores e colonizadores, porém, mais sofisticados e espertos.

Como missionário, senti-me parte que buscava, com outros colegas, um espaço onde partilhar a verdadeira Consolação, Jesus Cristo, entre uma massa peregrina e migratória de romeiros procurando como órfãos num novo exílio ou desterro, mãe e casa, colo e solo, economia e ecologia, identidade e alteridade, palavra e diálogo, para viver com harmonia e dignidade.

Liturgia no Santuario: envolvido na fumaça e cheiro do incenso, entre flores e cantos, danças e bailes, orações e conversações, risos e choros, gritos e silêncios, fui escutando a voz da mensageira do céu, conforme documento que narra a aparição de Guadalupe: “Saiba e entenda, você é o mais humilde dos meus filhos. Eu, a Sempre Virgem Maria, Mãe do Deus Vivo por quem nós vivemos, do Criador de todas as coisas, Senhor do céu e da terra. (...) Eu poderei mostrar todo o meu amor, compaixão, socorro e proteção. Eu sou vossa piedosa Mãe e de todos os habitantes desta terra e de todos os outros que me amam, invocam e confiam em mim. Ouço todos os seus lamentos e remedio todas as suas misérias, aflições e dores” (Nican Mopohua, 23). A multidão passava lentamente frente à sagrada capa de Nossa Senhora. Eu, embevecido, contemplava os rostos deste novo “povo do sol” marcados por mais de 500 anos de cruéis aflições e heróicas “resistências”, enquanto escutava o leve sussurro saído dos lábios da terna Mãe mestiça, nem espanhola nem índia: “Que te está acontecendo, meu filho menor? Para onde vais, para onde te diriges? Escuta e guarda-o no teu coração, meu filho, o menor, que o que te assusta e te aflige é nada. Não se perturbe o teu rosto nem o teu coração, (...). Não estou eu aqui, Eu que sou a tua Mãe? Não estás sob a minha sombra e resguardo? Não sou Eu a fonte de tua alegria? Não estás debaixo do meu manto e em meus braços? Por acaso tens necessidade de alguma outra coisa? Nada te aflija ou te perturbe”.

Concluindo os rituais litúrgicos do memorial eucarístico no aconchego humano da imensa basílica, registrei no meu coração um refrão saído da experiência octogenária de uma mulher mexicana que dizia “A mulher é a chave da casa”, enquanto explicava que a “caçulinha de minhas filhas, minha Menina”, como a chamava João Diego, era essa chave para entrar no mistério das aparições, do santo indígena, deste santuário tão concorrido e de tudo o que o bom Deus queria nos dizer neste momento.

Hóspede na casa-santuário

Saindo da basílica rondei a pequena colina do Tepeyac entre o canto dos pássaros e a aroma generoso das flores, refletindo na vontade da Senhora do céu: “E para que se realize o que pretende o meu compassivo olhar misericordioso, irás ao palácio do bispo do México, e lhe dirás que Eu te envio, e lhe mostrarás que Eu desejo muito que aqui me providencie uma casa, que erga na planície o meu templo (...)” (Nican Mopohua 26). Casa do colo e do coração: a casa da Mãe, onde Ela pode “cuidar” dos seus filhos e filhas. Uma casa como âmbito do colo que se torna consolo, lugar da reparação para toda reconstrução. A casa como ambiente íntimo que favorece o aconchego e o descanso, a acolhida e a hospitalidade, espaço da reciprocidade. A casa da paternidade e da fraternidade, da afetividade na gratuidade, da comunhão na participação, da paz como fruto da justiça nas relações sociais e a convivência responsável com a Criação.

Casa do culto e da comunidade: lugar privilegiado, não único, para se encontrar com o Deus dos antepassados e de todos os povos atuais, representando na túnica “rosada ou avermelhada” que evoca a aurora ou o entardecer com a cor de Tonatiuh e de Yestlaquenqui, nomes diversos do deus sol. Ele aparece simbolizado no centro-ventre da jovem Virgem do Tepeyac com o sinal ollin (origem da vida do universo), uma pequena flor de quatro pétalas, como um jasmim, que indicam os quatro rumos do mundo. Podemos assim cantar com São Lucas “O Sol Nascente nos veio visitar lá do alto como luz resplandecente” (Lc 1, 78).

Casa do solo e do cultivo: uma casa comum, entendida como solo, terra firme e moradia que garanta a seguridade pessoal, a pertença social e uma economia estável e sustentável. Casa comum, verdadeiro cosmos, desenhada harmoniosamente no “código indígena” escolhido pela mensageira do céu para comunicar seu Evangelho, adaptando-se assim à mentalidade e à cultura asteca, onde a comunicação misturava os hieróglifos gráficos e os fonéticos com as cores, os símbolos dos deuses, cidades e reis, e as cifras numerais para situar o relato no tempo. Outra coisa não significam as estrelas do manto azul, as rochas e montanhas do vestido avermelhado que se entrelaçam com as flores e os vegetais, a energia do sol que se expande ao infinito com os seus raios e a lua que oferece apoio-chão à amável Virgem Mãe, que aparece com o filho no ventre e não nos braços, prestes a nascer, o “anjo sob a Virgem como portador de um novo período cósmico, de um novo sol, o “Sol da justiça”, Cristo, depois do “5º sol” – era que os astecas estavam vivendo. Imagem da mulher do Apocalipse 12, 1-4, vestida de sol e a ponto de dar à luz, inaugurando assim uma nova era: a era da fé e da graça” (Clodovis Boff).

A Consolata no México

No dia 1 de dezembro, no Advento cristão de 2008, os missionários da Consolata que já atuam em sete países da América, abriram uma nova missão no México, num esforço conjugado entre as seis províncias do continente. Inicialmente eles conhecerão duas realidades distintas: Tuxtla Gutierrez em Chiapas, no sul e Guadalajara em Jalisco, no centro. Além da interculturalidade, a nova missão tem outra novidade: a presença de leigos na comunidade composta por nove missionários: quatro sacerdotes (Antonio Noé Romero, de El Salvador, Alessandro Conti, da Itália, Ronildo de França Pinto, do Brasil e Gabriel Abischu Morke, da Etiópia), a senhora leiga missionária Maria Elsia Chavarria Espinosa, 65, colombiana e a família venezuelana Wilmar José Hernandes, 34, advogado e Ginette Josefina, 35, professora com seus filhos, Francisco Javier, 8, e Andrés Miguel, 6. Eles foram como peregrinos missionários na “casa” do “outro” e, ao mesmo tempo, comum (de todos) para partilhar o carisma da Consolata, a verdadeira Consolação, Jesus Cristo, tão semelhante ao “evangelho guadalupano”. Em tempos de escassez de vocações sacerdotais e religiosas a participação de leigos e leigas na missão além-fronteiras torna-se fundamental e abre novos caminhos.

A interação e o intercâmbio do colo afetivo, do culto religioso e do cultivo do solo (economia e ecologia) dos missionários da Consolata na “casa mexicana”, poderá favorecer a maturidade de uma Igreja sempre mais católica e missionária, um Instituto da Consolata mais aberto, encarnado e enriquecido neste chão ameríndio. A vida mesma, em todas as suas manifestações, receberá uma boa injeção de promoção integral, de consolação e liberação através da vida-missão dos sacerdotes e leigos missionários.

Salvador Medina, imc, é Superior Provincial na Colômbia.
Publicado na edição Nº10 – Dezembro 2008 - Revista Missões.