jueves, 17 de abril de 2014

Creo en la VIDA resucitada


Viernes Santo en la casa de la Familia Medina Gómez
Parábola existencial de la dignidad
Aguadas, - Caldas - Colombia
 


El personaje central es Mamá Ester, paciente y glorificada.
No habla, balbucea y se deja atender sin retribuir con emocionados gestos.
Escucha y reacciona con alguna leve sonrisa de bondad.
No se lamenta ni hace muecas, observa, susurra, asiente, colabora y se deja servir.
Ora y recibe el Viático de comunión con el equipaje listo para partir. 
Mira atentamente a su entorno como balbuceando: 
Dios mio, en tus manos estoy entregando mi espíritu. 
Sus hijas responden a una sola voz: ¡Gloria a Dios!
 Aquí no es el monte Calvario, aquí es el monte Tabor 
Con ella estamos viviendo su paciente y serena pasión, no como una derrota, sino como su triunfo.
La antesala de la meta final es digna, humana, aireada y  profesional: servicios de salud integral; 
amor cariñoso y respetuoso por parte de sus hijas, hijos y muchos más.
¡Nada de frío abandono, todo es calor de compañía! ¡Bendición de Dios!
Su enfermedad en la ancianidad, 91 años cumplidos,  no revela sufrimiento sino paciente espera.
 ¡Hasta cuando Dios quiera.
 
La Pascua litúrgica anticipa la existencial,
mientras tanto volvemos por los caminos de la misión de Dios,
cargados de profunda y verdadera consolación.

Este fue mi testimonio ayer (22/04/2011)
Hoy sigue alimentando mi fe.
El crucificado - resucitado lo testimonió
No creo en la muerte,
creo en la Vida