jueves, 25 de agosto de 2016

Colombia, un pais en proceso de paz

Comunicado con ocasión de la conclusión de los diálogos
 en La Habana


Los obispos católicos de Colombia, tras el anuncio de la conclusión de los diálogos entre el Gobierno nacional y la guerrilla de las FARC-EP en La Habana, manifestamos a la opinión pública que:
1. Recibimos con esperanza la oportunidad que se abre de poner fin al conflicto armado que ha marcado la historia del país durante más de cinco décadas.

2. Reiteramos el llamado a que se implemente una pedagogía de los acuerdos, de modo que todos puedan comprender los alcances de lo pactado en los diálogos y prepararse conscientemente para participar en el próximo plebiscito.

3. Entramos en una etapa de debate sobre los acuerdos, por tanto invitamos a los líderes políticos, organizaciones ciudadanas, responsables y animadores de los medios de comunicación y al pueblo colombiano en general a promover una reflexión serena, en clima de diálogo y respeto, animada en todo momento por el compromiso con la construcción de la paz, pensando siempre en el bien del país, por encima de intereses sectoriales o particulares.

4. Reafirmamos la invitación que hicimos al terminar nuestra 101 Asamblea Plenaria: "Convocamos al pueblo colombiano a participar en la consulta sobre los Acuerdos de La Habana, de manera responsable, con un voto informado y a conciencia, que exprese libremente su opinión, como ejercicio efectivo de la democracia y con el debido respeto de lo que la mayoría finalmente determine".

5. Hacemos un llamado a las comunidades católicas -jurisdicciones eclesiásticas, parroquias, congregaciones religiosas, seminarios y casas de formación, grupos y pequeñas comunidades eclesiales- a intensificar la oración por la paz en nuestro país y a discernir a la luz de la Palabra de Dios el camino que nos lleve a ser artesanos de paz.

6. De igual manera, animamos a todos nuestros hermanos y hermanas de buena voluntad a asumir el reto de aportar a la superación de toda forma de violencia y a trabajar unidos en la construcción de una Colombia reconciliada y en paz.

Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja Presidente de la Conferencia Episcopal
Bogotá, D.C., 24 de agosto de 2016

miércoles, 10 de agosto de 2016

Comunión en la oración

ORACIÓN 
Para el XIII Capitulo General 
Misioneros de la Consolata
 Dios, Padre de misericordia, 
envía sobre nosotros al Espíritu Santo
para que acojamos el Capítulo como un don y un compromiso 
para continuar el camino de la misión de Jesús.

Concédenos la sabiduría y la profecía de los apóstoles para ser, 
como Pablo y Bernabé,
capaces de reconocer la obra siempre nueva a la que nos llamas y 
disponibles para realizarla con valentía. 

Haz que los participantes en el Capítulo estén animados, 
a ejemplo del beato José Allamaro, 
por la pasión por el Reino de Dios y por el amor a nuestra familia misionera. 

Que la Virgen Madre Consolata 
ayude a cada uno de nosotros 
a custodiar en el corazón la experiencia del Señor resucitado 
para ser sus auténticos testimonios en el mundo. 
Amén

CALENDARIO 

Lugar y fecha de las Asambleas pre-capitulares 
  • Asia: en Seúl, del 10 al 12 de octubre. 
  • Europa: en Roma, del 28 de noviembre al 4 de diciembre de 2016. 
  • África: en Sagana, del 12 al 17 de diciembre de 2016. 
  • América: en Bogotá,  del 9 al 14 de enero de 2017. 
Fecha y lugar del XIII CAPÍTULO GENERAL 
  • El Capítulo será celebrado en Roma, en la Casa General, del 22 de mayo al 20 de junio de 2017 orientativamente, sin olvidar que la duración  efectiva será determinada por el Capítulo mismo.

jueves, 4 de agosto de 2016

Contemplación entre atardecer y manecer

Un encuentro con la naturaleza 
 
Señor de los lirios, de las aguas, de los pueblos, de las estrellas, del cielo, te agradezco. Padre de las flores, de las hormigas, de los caracoles, yo te agradezco por esa experiencia en Amazonia, mejor dicho, en las orillas del río Putumayo, con la comunidad de Puerto Ospina. Gracias, Señor, por haberme regalado el tiempo y tantas maravillas. Yo sé que estabas ahí, Señor, cuando bajábamos el rio, mientras atardecía y los colores llenaban mi corazón.

¿Sabes, Señor, hay un riesgo en la vida misionera: el activismo? Nosotros, Padre, nos hemos acostumbrados a hacer muchas cosas, pero nos hace falta tiempo. Allí, Señor, por fin, el tiempo se me volvió un regalo. El ejercicio de contemplar me hizo regresar a lo más hondo de mi corazón. Allí, la música de la naturaleza se hizo también la música de mi corazón. Estoy seguro que Tú acariciaste mi cabeza, cuando empezó a llover mientras yo me bañaba en el rio. 
 
Padre, cómo no pensar en Latinoamérica y sus pueblos originarios, cuando mirábamos en las orillas del rio los pequeños pueblos. ¡Ellos resisten, Señor, a duras penas, pero resisten! Nosotros creemos que ellos son pobres, pero, en realidad, ellos son ricos. Tienen todo lo que necesitan, con su simpleza y su humildad .¡Son tantos los nombres, tantas las historias, tantos los idiomas!. Quizás, Padre, el Dios de las aguas, como me dijo un señor mientras llovía, sea también el Verbo. ¡Fue lindo vivir cerca del río por algunas semanas!

En los días que allí estuve, pude contemplar la vida. Pensé mucho en la frontera, que parece que siempre divide. Sabes, Señor, el río se encuentra en la frontera Colombia- Ecuador. Sin embargo, las aguas que mojan a Colombia son las mismas que acarician a Ecuador, así como el cielo es el mismo, Señor. La naturaleza no tiene fronteras. También nosotros, la Humanidad, aunque tengamos nuestras diferencias somos los mismos. En ese tiempo, donde las diferencias son cada vez menos aceptadas, quizás el rio sea el ejemplo de unidad. Nosotros no deberíamos tener fronteras para hacer el bien, para respetar a los otros, para la paz, para el amor, para hacer todas aquellas cosas que nos vuelven plenos. 
 
Allí, Padre, el tiempo se me volvió una canción. Todas las tardes, yo me ponía a contemplar el atardecer, mientras por la mañana me ejercitaba y veía a los niños que jugaban en el colegio. En ese momento, Tú me dijiste que la esperanza no se ha acabado.

Fue lindo hacer las oraciones mirando las estrellas, quizás en una de ellas, Tú descansabas el corazón, mirando con ternura a los hombres de la tierra, entre ellos, a aquél que intentaba hablarte. Fue en una de esas oraciones, cuando la noche avanzaba, que escribí en mi diario: “la naturaleza es un regalo, quizás fue ella el primero sagrario de Dios” y recordé cuando las estrellas conducían a los pastorcitos hasta tu encuentro. 
 
Sabes, Padre, los hombres modernos dijeron que estábamos arriba de la naturaleza, pero esto no es verdad, Señor. En realidad, nosotros somos naturaleza, somos tierra, estamos hecho de matas, flores, animales, piedras, estrellas, aguas. Es por esto, Padre, que, cuando yo dejaba la comunidad en silencio, te dije:_ No me dejes caer en la tentación del antropocentrismo, pero enséñame a hacerme también parte del todo, dame la gracia de aprender a cuidar de la Madre Tierra. Cada vez más, yo deseo ser la Tierra que siempre fue. Me acuerdo, Señor, que cuando llegué por allí, le había preguntado al misionero acerca de lo que íbamos a hacer y él me contestó que íbamos a vivir.

Fue así, Padre, yo he vivido en la naturaleza, fue el mayor encuentro que tuve en esta experiencia misionera. Dios de las aguas, muchas gracias, pues eres también el Dios de los humanos.

Sandrio Candido ( IMC)