Viernes
Santo en la casa de la Familia Medina Gómez
Parábola
existencial de la dignidad
Aguadas, - Caldas - Colombia
El
personaje central es Mamá Ester, paciente y glorificada.
No
habla, balbucea y se deja atender sin retribuir con emocionados
gestos.
Escucha
y reacciona con alguna leve sonrisa de bondad.
No
se lamenta ni hace muecas, observa, susurra, asiente, colabora y
se deja servir.
Ora
y recibe el Viático de comunión con el equipaje listo para partir.
Mira atentamente
a su entorno como balbuceando:
Dios mio, en tus manos estoy
entregando mi espíritu.
Sus hijas responden a una sola voz:
¡Gloria a Dios!
Aquí
no es el monte Calvario, aquí es el monte Tabor
Con
ella estamos viviendo su paciente y serena pasión, no como una
derrota, sino como su triunfo.
La
antesala de la meta final es digna, humana, aireada y
profesional: servicios de salud integral;
amor
cariñoso y respetuoso por parte de sus hijas, hijos y muchos más.
¡Nada
de frío abandono, todo es calor de compañía! ¡Bendición de Dios!
Su
enfermedad en la ancianidad, 91 años cumplidos, no
revela sufrimiento sino paciente espera.
¡Hasta cuando
Dios quiera.
La
Pascua litúrgica anticipa la existencial,
mientras tanto volvemos
por los caminos de la misión de Dios,
cargados de profunda y
verdadera consolación.
Este fue mi testimonio ayer (22/04/2011)
Hoy sigue alimentando mi fe.
El crucificado - resucitado lo testimonió
No creo en la muerte,
creo en la Vida