Testigos de la consolación
Como
familia consagrada para la misión “ad gentes”, “Llevamos el nombre de la
Consolata, y el Instituto es obra suya. Nos sentimos partícipes de la misión
materna de María de llevar al mundo la verdadera consolación, Cristo Salvador,
y con ella anunciamos la gloria de Dios a las naciones” (Constituciones IMC 4. 11).
Hijos e hijas de la consolación
El 11 de junio de este 2023, recordando y
celebrando litúrgicamente la fiesta del Apóstol Bernabé, estuve imaginado los/as integrantes de las nuevas Direcciones Generales de los Institutos
misioneros de la Consolata, como personas “aptas para consolar”.
La propuesta inspiradora es el judío José, de
la tribu de Leví, "hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo" (He
11, 24), nacido en Chipre, punto estratégico de encuentro en el mar
mediterráneo entre Europa, Asia y África, migrante a la ciudad de Jerusalén. Allí
adquiere, como muchos paisanos, un terreno para instalarse cerca al Templo de
sus tradiciones. Conociendo el “movimiento de Jesús”, vende el terreno y se
incorpora al nuevo movimiento, colocando también el dinero al servicio de la
comunidad (He 4, 37).
Su calidad humana y espiritual le merece, de
sus compañeros, el apodo o sobrenombre de “Barnábas”, una transliteración del
arameo al griego, y que traducido al griego es υἱὸς παρακλήσεως, algo así como “hijo
de la exhortación”, que traducido al español sería Bernabé, “hijo de
consolación” o “apto para consolar” (He 4,36), como lo llama Lucas las 33 veces
que lo menciona en los Hechos de los Apóstoles y Pablo en las cinco veces que
lo nombra en sus Cartas.
Iluminados por su vida y práctica misionera
de discípulo misionero de los primeros tiempos, escogido por el Espiritu en la
Comunidad o Iglesia de Antioquía, para enviarlo a los gentiles, más allá del
mundo judío, tendremos más razones y motivaciones para vivir y ejercer nuestra
misión al interno de los Institutos y las comunidades, entre los “gentiles” de
hoy, “ad gentes”, en medio de la aflicción humana y de toda la creación.
De manera extraordinaria podrá inspirar a los Equipos Generales de los dos Institutos misioneros de la Consolata, nacidos en el vientre del Santuario de la Consolata en Turín - Italia (1901 los misioneros y 1910 las misioneras), con la firmeza, serenidad, amabilidad y confianza del Beato Fundador, José Allamano, en el próximo sexenio, 2023-2029.
A lo largo de este tiempo primaveral en
Italia y tradicionalmente dedicado a María en el mundo católico, mientras preparamos
la fiesta de la Consolata el 20 de junio, fuimos acompañando las elecciones de
los Superiores/as Generales reunidos en Capítulos Generales celebrados en
Roma.
Cada Instituto, el de las Misioneras (MC), en
su XII Capítulo, hacia finales de mayo (26-27) eligió a la Hna. Lucia Bortolomasi,
de Italia, superiora general; Hna. Joan Agnes, del Kenia; Hna. Maria Conceição,
del Brasil; Hna. Lina Kessy, de Tanzania; Hna. Stefania Raspo, de Italia. Los Misioneros (IMC) en el XIV, entre el 12 y 13 de junio, eligieron al P. James Bhola
Lengarin, décimo Superior General, africano del Kenia; Michelangelo Piovano,
vice superior europeo de Italia; Odhiambo Mathews Owuor, africano del Kenia;
Juan Pablo De los Ríos Ramírez, amerindio de Colombia, Erasto Colnel Mgalama,
africano de Tanzania.
Todos, como Bernabé, cargados de experiencias
comunitarias y misioneras, de conocimientos, sueños y temores. Cada uno/a con
su nicho biológico - cultural de origen, tratando de no olvidar el humus
“terrano”, núcleo de identidad y garantía de autenticidad, siempre abierto al
crecimiento y a la expansión.
“Llamados al lado de …”
Podemos pensar que a personas como José y las
elegidas por sus compañeros/as para representar las comunidades misioneras en
los Capítulos o sínodos institucionales, sin desconocer a muchas otras, se les pueda
reconocer su capacidad de consolar y animar a aquellos con quienes conviven. A
todas les cae bien el apodo de Bernabé(s), “hijas de la Consolata”, la madre de
la Consolación.
De esta forma de ser, vivir y actuar da
testimonio Lucas sobre Bernabé, no simplemente por su manera simpática de comportarse
o sus frases de ánimo, sino por su forma de vivir y actuar en la misión. Entrando
más ampliamente en el tema de la “consolación”, en griego paraklesis, “llamamiento
a lado de uno” (Diccionario expositivo de Vine), este sustantivo está muy
relacionado con parakletos, que el Evangelista Juan coloca en boca de
Jesús para designar al Espíritu Santo, el “Otro consolador” (14,16-17), enviado
desde el Padre para “estar al lado de”, “permanecer con, dentro de” los discípulos/as enviados/as a anunciar la
buena nueva del Reino de Dios a todas las criaturas (Mc 16,15-16); a dar
testimonio del Crucificado Resucitado, con la vida y la palabra (Lc 24,48-49; He
1,8); a hacer discípulos de todos los pueblos, bautizándolos y enseñándoles (Mt
28,18-20); a perdonar los pecados, o sea, a reconciliar al mundo con la
justicia y la paz (Jn 20,21-23).
Conclusión
Para captar la consolación en la vida del Apóstol Bernabé
(He 14,4.14) e inspirarnos en ella, debemos leer y meditar los Hechos de los
Apóstoles cuando Lucas lo presenta conviviendo en la Iglesia de Jerusalén y defendiendo a Pablo ante los hermanos temerosos
(9,26-27); en la Iglesia de Antioquía (11,25.29-30), cuando va a Tarso para
convidar a Pablo (11,19-26), cuando es elegido por el Espíritu y enviado a los
gentiles por la comunidad (13,1-3); cuando la conformación del primer Equipo
misionero (él, Saulo y Juan Marcos); a lo largo del primer viaje misionero por Chipre,
Pafos, Perge, en donde Juan Marcos se desvincula de ellos ((13,13), Antioquía de
Pisidia (13,15-52), Iconio, Listra y Derbe (14,1-19); en su regreso a Antioquía
(14,21-27); en el Concilio de Jerusalén y en las visitas a las comunidades para
socializar lo definido en el Concilio (15,1-35); hasta la discusión que tuvo
con Pablo a la hora de organizar el segundo viaje misionero (15,36-39), hasta cuando
se regresa a Chipre y no aparece más.