Fraternidad universal: misión de Jesús
La
identidad judía de Jesús, “definida por un cúmulo de características que
incluía creencias (monoteísmo, teología histórica), prácticas (circuncisión,
rituales de purificación, observancia del sábado, sacrificios expiatorios,
matrimonios endogámicos, separación física) y etnicidad (nacer de padres
judíos, ser ciudadano de la nación judía)” (Gil Arbiol, Carlos (2017). El Dios
de Jesús y las fronteras culturales y religiosas. Revista Cuestiones
Teológicas, 44 (102), 453-467), no lo atrapó en su cerrado etnocentrismo. Él,
aún a costa de su propia vida terrena, culminada en la cruz, rompió fronteras humanas, sociales,
políticas, culturales, religiosas, morales y muchas más. Tendió puentes en
lugar de reforzar muros, propuso y buscó la inclusión y la fraternidad
universal. Todos hijos del mismo Padre maternal y por lo mismo, hermanos.
Una
propuesta para reflexión personal o comunitaria, iluminada por la Palabra de
Dios:
Jesús une la
frontera divina con la humana
Jesús, el
Emmanuel (Dios con nosotros), salió del seno de la Trinidad y, atravesando la
frontera entre la divinidad y la humanidad, se encarnó en la mujer María, por obra
del Espíritu Santo.
Viniendo
del cielo a la tierra, reveló que su Dios era un Padre maternal, fuente de la
vida; que él era el misionero, enviado del Padre, para salvar la vida,
liberándola de todo mal; que el Espíritu, que se movía entre los dos, era el
animador de la vida, el Otro Consolador.
Gracias
Jesús por ese puente misionero que tendiste entre la divinidad y la humanidad:
permitiste a Dios hacerse humano y a los humanos hacernos divinos. Gracias a ti
María, mujer de la escucha y la disponibilidad para la acción de Dios.
Lectura bíblica: Juan
1,14; 3,16.
Pautas para dialogar
·
¿Cómo entendemos el Dios que nos reveló
Jesús: cercano o lejano?
·
¿Conversemos sobre el nombre de Jesús
(Dios salva), el Emmanuel?
·
Conversemos sobre la misión que une la frontera
divina y la humana
Jesús cruza la
frontera entre Palestina y Egipto
Esta
época de la humanidad es de movilidad, en todas las direcciones. Podríamos
decir que Palestina es aquí o que Egipto es aquí. Hay en
el mundo, dicen las estadísticas (2022), cerca de 82.000.000 desplazados forzados por los cambios climáticos, la pobreza y el hambre, las diferentes
violencias y guerras. El 42% son niños, la mayoría de los países pobre del
mundo que, como el Niño Jesús, viven en peligro y tienen que huir, con o sin
sus padres, para salvar la vida.
Aunque en
ninguna parte del Evangelio lo dicen, la Sagrada Familia encontró abiertas las
fronteras de Egipto y fueron acogidos entre la población. ¡Qué consolación!
Nada que ver con los días de hoy.
Gracias
Egipto, el de ayer, por flexibilizar las fronteras y hacer más humana la crueldad
de la migración forzada.
Lectura bíblica: Mateo 2,
13-18
Pautas para
dialogar
·
José y María, para proteger el niño de la
violencia oficial (Herodes), huyen a Egipto
·
Egipto acoge la familia de Belén y le
permite vivir en el país
·
Egipto se enriquece con la presencia de la
Sagrada Familia en medio de su pueblo
Jesús cruza la
frontera entre Egipto y Galilea
¡Qué bueno e importante fue para el Niño Jesús ir a
Egipto en la compañía de María y José! Le garantizaron cuidado, cariño y
defensa. Algo a lo cual todos los niños tienen derecho, evitando así sucumbir
ante las amenazas, los desarraigos y los abusos de poder. Al mismo tiempo los
padres escucharon la voz de Dios, manifestada en sueños a José, discernieron en
sus corazones, la oraron y reflexionaron juntos, fueron fieles a la voluntad de
Dios. Todo, entendido desde la fe, estaba dentro de los designios de salvación,
en la misma línea con la liberación del Pueblo de Israel, objeto y sujeto de la
alianza, pacto de consolación – liberación.
Gracias José por tu capacidad de escuchar, dialogar,
discernir, arriesgar y actuar con decisión y prudencia. Fuiste padre cabal,
justo y fiel, ejemplo para dodos los papás.
Lectura bíblica: Mateo 2,
19-23
Pautas para
dialogar
·
Emigrar al extranjero, vivir y convivir
allí, pudiendo regresar. Todos ganan
·
Cuando las fronteras físicas y políticas
no tienen muros, ni alambradas, ni barreras
·
Cuando quien viene enriquece a los que están
y se enriquece con lo que le ofrecen
Jesús traspasa la
frontera entre Nazaret y Cafarnaúm
Jesús
deja Nazaret, “la flor de Galilea”, en donde había crecido en estatura,
sabiduría y gracia, delante de Dios, de sus padres y sus paisanos y traspasa la
frontera hacia la ciudad de Cafarnaúm, el pueblo de Nahum (el consuelo de Dios,
en hebreo). Este desplazamiento estratégico es para Jesús el inicio de su
actividad como misionero del “reinado de su Padre”, el reinado del amor, al
servicio del cual dedicó todas sus energías. No haciéndolo solo sino llamando
discípulos misioneros para que estuvieran con Él (santos) y enviarlos a
continuar su misión (misioneros), entre el pueblo de Israel.
Gracias
Jesús por seguir formando discípulos/as y compartir con nosotros tu misión,
enviándonos más allá de nuestras propias fronteras geográficas, sociales y culturales.
Lectura bíblica: Mateo
4,12-17
Pautas para dialogar
·
¿Quiénes hemos emigrado del campo a la
ciudad o viceversa?
·
¿Cómo vemos la frontera entre el campo –
pueblo y la ciudad – puerto?
·
¿Qué valores culturales conservamos,
cuáles perdimos y cuáles adquirimos?
Jesús camina en
la frontera entre Samaria y Jerusalén
Jesús, en
su último viaje desde Galilea hasta Jerusalén, tomó el camino más breve pero
más difícil, el de la frontera con Samaria. Corto, por directo, pero difícil
por la geografía montañosa y, por lo mismo, fácil refugio para muchos de los
excluidos o excomulgados de la sociedad, la política y la religión. Propicia
para asaltos y contaminaciones. De hecho, los primeros que salieron al
encuentro de Jesús, implorando compasión, fueron 10 leprosos, casi como
representantes de los tantos impuros, excluidos de la sociedad judía.
Jesús
mismo era de Galilea, de donde, según el típico pensar de sus
contemporáneos, nada bueno puede venir, peor entonces de Samaría, tierra de enemigos
de los judíos y de Dios, pecadores e impuros. Se trata de un área fronteriza,
marginada y hasta odiada por los judíos. Además, lejana del centro del poder
religioso y político de Jerusalén.
En nuestra patria, el continente y el
mundo conocemos o hemos oído hablar de este tipo de fronteras, apartadas de las
capitales e identificadas como atrasadas e ilegales o hasta dentro de las mismas urbes.
Gracias Jesús por recorrer las fronteras
de los excluidos y arriesgar al servicio de ellos.
Lectura bíblica: Lucas
17,11-19
Pautas para dialogar
·
¿Quiénes son los más despreciados y marginados en tu
comunidad, en tu vecindario?
·
¿Quiénes son marginados por ser algo extraños, o por tener un
acento diferente?
·
¿Quiénes son los enfermos solitarios?
Jesús recorre la
frontera del Pretorio al Calvario
Esta frontera del dolor psicológico, moral y
físico es superada por Jesús con la muerte, “la hermana muerte” del Hermano Francisco
de Asís. Muerte para la y por la vida.
Este es el camino que hay entre el Pretorio,
lugar del juicio amañado, verdadera humillación para el Justo e Inocente, quien
soportó, valiente y
humildemente, la tortura de la falsedad del Sanedrín y sus falsos testigos; las
burlas en el palacio de Caifás; la negación por parte de su discípulo más comprometido; el juicio ante Pilato, juez injusto; la declaración de
la sentencia de muerte y la terrible experiencia de los azotes y el calvario,
lugar de la crucifixión y la muerte.
Terrible frontera la del dolor, medianamente
consolada en el camino por la mirada de las mujeres piadosas, invitadas por el
compasivo Jesús a llorar por ellas mismas; del Cirineo, obligado a ayudar a
cargar la cruz, ante la fragilidad física del condenado; la presencia de su
Madre, de pie, junto a la cruz y del Discípulo amado, dispuestos a recibir el
testigo y continuar con la misión.
Gracias Jesús por tu valentía amorosa y
silenciosa para recorrer estas fronteras del dolor, el sufrimiento y la muerte.
Lectura Bíblica: Lucas 23,
1-46
Pautas para dialogar
·
Compartamos experiencias de dolor físico,
psicológico o espiritual
·
Compartamos algunas experiencias de sufrimiento
·
Compartamos experiencias de muerte
Jesús recorre
la frontera entre la Cruz y el Sepulcro
Cuando los soldados hubieron crucificado a
Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado.
Tomaron también su túnica, sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo,
diciéndose entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de
quién será. Así quedó Jesús desnudo, como había llegado al mundo, cuando su
madre lo envolvió en pañales, preparado para el nuevo nacimiento, la
resurrección.
Entre la cuna y la cruz se ilumina el camino
de la humanidad de Jesús y la nuestra, que termina encerrada en sepultura, como
gesto misericordioso de José, uno de los varios seguidores clandestinos de
Jesús, denominado de Arimatea, en la biblia.
Esta frontera atravesada por “Jesús de
Nazaret, el Rey de los Judíos”, hizo al Centurión romano reconocer: “Verdaderamente
éste era Hijo de Dios”. Con la puesta del sol, la humanidad entera entró en la
sombra de la noche, antes del alba del nuevo día, tiempo de la humanidad
recreada, salvada, liberada de la muerte, tiempo de plena consolación.
Gracias Jesús por iluminar esta oscura
frontera de la muerte y del sepulcro.
Lectura Bíblica: Juan 19,23-24
Pautas para dialogar
·
¿Cómo enfrentamos el instante de la
muerte?
·
¿Con qué sentimientos colocamos los
difuntos en la tumba?
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¿Por qué muchas veces seguimos llorando
desconsolados?
Jesús vence la
frontera del sepulcro saliendo al jardín de la resurrección
Con Jesús
la frontera entre la muerte y la vida se rompió, como se rasgó el velo del
templo, inmediatamente después de su último suspiro. El velo que separaba el
lugar santísimo del resto del espacio, morada de los humanos, lo sagrado de lo
profano, se rasgó de arriba abajo. La última frontera queda superada. La grande
piedra que sellaba el sepulcro, testigo mudo del triunfo de la muerte, se
corre, dejando ver la tumba vacía. ¡Ha resucitado! Resuena en el jardín del
alba, al amanecer del nuevo tiempo, inicio de la nueva creación.
No
podemos entender la verdad del Emmanuel (Dios con nosotros), su nacimiento en
el pesebre de Belén, su vida y muerte, para nuestra salvación, sin adentrarnos
en la Pascua de la Resurrección. La
Navidad sí, pero no sin la Resurrección.
Gracias
Jesús por tu encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección. Gracias María por tu participación y José por tu discreta y activa fidelidad.
Lectura Bíblica: Mateo 27,
51-65
Pautas para dialogar
·
¿Qué relación tenemos con el cementerio o
los cenizarios?
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¿Cuál es nuestra actitud, después de la
sepultura de un ser querido?
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¿Qué va surgiendo de nuevo, bueno y bello,
después de la muerte de alguien?
Jesús rompe
la frontera entre Galilea y el mundo entero
Hoy, como
ayer, Jesús nos pregunta: ¿Quién dice la gente que es
el Hijo del Hombre?, y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Nosotros también le
preguntamos a Él: ¿Dónde vives?, ¿Dónde vas?
Hoy, como ayer, nos dice la
voz de Dios: “No se asusten. ¿Buscan a Jesús de Nazaret, el
crucificado? Ha resucitado; no está aquí… Ahora vayan
a decir a sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea; allí
lo verán, tal como les había dicho”.
Como dijo Pedro en casa de Cornelio, la cosa
empezó en Galilea, con el bautismo de Jesús. Allí, a orilla del lago, llamó
y formó a los apóstoles y discípulos. Después de la resurrección los envió por
el mundo entero: “como el Padre me ha enviado, también así los envío yo”. Nace
la misión católica, universal, que llegó hasta nosotros y se amplía con nuestra
participación. ¡Vamos más allá!
Lectura bíblica: Mateo
16,13-20; Juan 1,38; 13,36; 16,1-7; 20,21; Hechos 10,37
Pautas para dialogar
·
Hablemos de Jesús: ¿quién es el para
nosotros?
·
Hablemos de la misión de Dios y del
misionero Jesús
·
Hablemos de la misión de la Iglesia y de
nuestra misión