sábado, 22 de marzo de 2025

Retiro espiritual

 Retiro espiritual de Cuaresma

“Junto al mar de Galilea”

"Solo un corazón ardiente puede escuchar el llamado de Dios"

Para servidores de la Emisora Minuto de Dios, familiares y amigos

En el Centro de Misión y Culturas “José Allamano”

22 de marzo de 2025

Retiro

Salir de … y alejarse o alejar, retirar o retirarse (dejar una actividad; conseguir que un individuo se aleje; apartar a alguien o algo). 

Espiritual

Dedicado al espíritu, al alma, al interior, al corazón, para vivir una experiencia espiritual.

Cuaresma

Tiempo litúrgico propuesto por la Iglesia de Jesucristo para hacer camino consciente de conversión y purificación, con oración, penitencia y caridad para el crecimiento en humanidad y santidad, en beneficio de sí mismos, de la sociedad y de toda la “comunidad de la vida” (Carta de la tierra).

Junto al mar de Galilea

Un lago de agua dulce, llamado mar por su extensión, alimentado por el rio Jordán, frecuentado por Jesús de Nazaret. Lugar en donde se encontró con sus primeros discípulos, denominados Apóstoles.  

"Solo un corazón ardiente puede escuchar el llamado de Dios"

“A la luz del Sagrado Corazón, la misión se convierte en una cuestión de amor”, leemos en la Encíclica Dilexit Nos (n. 208), del Papa Francisco, publicada el 24 de octubre 2024. La sintonía con el corazón de Jesús, evita el riesgo de que “se digan y se hagan muchas cosas, pero no se logre provocar el feliz encuentro con ese amor de Cristo que abraza y que salva” (n. 208). La misión es, entonces, una cuestión de amor en cuanto provoca el encuentro con ese amor de Jesús. De ahí el tema de este Retiro: “Solo un corazón ardiente puede escuchar el llamado de Dios”.

El mismo San José Allamano, titular de este Centro de Misión y Culturas que nos hospeda, solía repetir a los misioneros (1901) y misioneras (1910) por él fundados, formados y enviados: ”El verdadero apóstol es encendido por la caridad, es decir, por la pasión de hacer conocer y amar al Señor; buscar el bien de las personas y no de sí mismo”. La pasión misionera es sinónimo de ardor misionero celo apostólico. Es el espíritu propio de un evangelizador y la característica propia de la evangelización. La cuarta Conferencia General del episcopado latinoamericano, en Santo Domingo, reitera esta característica: “El ardor apostólico de la nueva evangelización brota de una radical conformación con Jesucristo, el primer evangelizador. Así, el mejor evangelizador es el santo” (n° 28). Cuando el fuego arde, incendia, quema y se expande. Igual sucede con el corazón.

La misión, entendida desde la perspectiva del amor, “exige misioneros enamorados, que se dejan cautivar (formar – conformar) por Cristo y que inevitablemente transmiten ese amor” (DN 209). Vocacionados, llamados por Jesús para estar con Él (ser santos) y enviados (misioneros), según el Evangelio de Marcos 3,13-19.

Servidores de la Emisora Minuto de Dios

Todos, incluidos los familiares y amigos, “de alguna manera misionero(s), como lo fueron los apóstoles de Jesús y los primeros discípulos, que salieron a anunciar el amor de Dios, salieron a contar que Cristo está vivo y que vale la pena conocerlo. Cada uno la cumple a su modo, y tú verás cómo podrás ser misionero. No importa si puedes ver algún resultado; eso déjaselo al Señor, que trabaja en lo secreto de los corazones. Pero no dejes de vivir la alegría de intentar comunicar el amor de Cristo a los demás» (DN, n. 216). Claro está, en y con la Iglesia impelida también a salir e ir: ella “también [necesita corazón] para no reemplazar el amor de Cristo con estructuras caducas, obsesiones de otros tiempos, adoración de la propia mentalidad, fanatismos de todo tipo que terminan ocupando el lugar de ese amor gratuito de Dios que libera, vivifica, alegra el corazón y alimenta las comunidades” (n. 219).

domingo, 2 de febrero de 2025

Encuentro con la Consolación

Encuentro con la Consolación

Arte CAZ

En esta fiesta de la Candelaria o de la luz, el Evangelio de Lucas (2, 22-40) nos describe un encuentro, Ipapante en el griego bíblico, entre los padres de Jesús y dos laicos profetas Simeón y Ana, frecuentadores del templo de Jerusalén. Los cuatro hacían parte del “resto fiel” del pueblo de Israel que esperaba al Mesías anunciado por los Profetas. El niño Jesús resultó ser el punto de convergencia o mediador del encuentro, pasando de los brazos de sus padres a los de Simeón.

 La familia de Nazaret peregrina al templo para cumplir con la ley de la purificación de la mujer madre y presentar el primogénito varón para consagrarlo a Dios, tal como se ordenaba. Ni María necesitaba la purificación, ni Jesús, Dios encarnado, necesitaba la consagración.

Los humildes y pobres peregrinos subían, seguramente emocionados y expectantes, las escaleras del templo, mezclados con la multitud, portando el niño y la ofrenda, dos pichones de tórtola. A la entrada aparece, sorpresivamente, un hombre “justo y piadoso que esperaba la consolación de Israel”, que “había venido al templo movido por el Espíritu”, de nombre Simeón, que significa “Dios ha escuchado”, pues proviene de la palabra hebrea shema, “escuchar”. 

El Espíritu que lo habitaba le había revelado que “no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor”. Esperaba confiado el día, el momento y la forma como se revelaría. Cuando llegó la hora, fueron él y una anciana llamada Ana, que “esperaba la liberación de Israel”, quienes identificaron y reconocieron, en medio de los peregrinos, al Mesías esperado. Su presencia expectante y atenta, representante del pueblo de la alianza, recibe de brazos abiertos la promesa esperada e inutiliza los viejos rituales que la fiel familia quería cumplir.

Ambos, Simeón y Ana, plenos de gracia y alegría, daban gloria a Dios y hablaban del Niño Mesías a cuantos esperaban la consolación – liberación. Simeón, en nombre todos ellos, sosteniendo al niño en sus brazos canta:

 “Ahora, Señor, según tu promesa, Puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu salvador, A quien has presentado ante todos los pueblos como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.

 Algunas inferencias para continuar

1.      Los padres de Jesús, como piadosos judíos, cumplen con la Ley

2.      Simeón y Ana, dos laicos fieles que esperaban la consolación – liberación, sin ser ministros del templo, pero sí fieles profetas, perciben la presencia del Mesías Salvador, lo acogen con fe y alegría, hablan de Él y lo presentan públicamente.

3.      Simeón lo identifica y anuncia como: Luz para todos los pueblos, no solo para Israel, y gloria de su pueblo, aunque no todos lo reconozcan, actualizando así la antigua profecía, Isaías 42,6.

4.      Su padre y su madre ven la alegría de los representantes de su pueblo, escuchan sus palabras y se admiran, guardando todo en el corazón.

5.      Simeón profetiza la cruz, signo de contradicción que ofrece a la humanidad la verdadera consolación y hace sufrir a María en lo hondo de su corazón.

En su conjunto, toda esta hermosa y simbólica celebración, se refiere al ENCUENTRO de Israel con su Mesía, salvación extendida a todos y, al mismo tiempo, mediación de la salvación por todos buscada. Danza de la alianza con la esperanza, experimentada y celebrada como consolación - liberación.

Extraordinaria propuesta para vivir el Jubileo de la Esperanza (2025) con las actitudes de María, José, Simeón y Ana. Los cuatro habitados por la fe en el Dios de la vida y de la historia, fieles a la alianza y abiertos siempre a la esperanza, hasta la ancianidad. Capaces de reconocer, en medio de la multitud peregrinante, lo nuevo enraizado en lo antiguo, tomarlo en los brazos con alegría y cariño, proyectarlo al futuro con confianza y realismo. Maravilloso paradigma para el encuentro generacional, en donde los ancianos bendicen lo nuevo con gratitud y confianza, abren el espacio del futuro con alegría y profecía. Este es el resultado del encuentro con la consolación que nos conducirá por los caminos de la verdadera liberación.   


viernes, 27 de diciembre de 2024

El futuro es tarea

 Jóvenes constructores de su futuro

Foto Stanis

Una propuesta 

Había una vez un joven llamado Andrés, quien, en su cumpleaños número 25, se encontraba insatisfecho con su vida. Aunque tenía sueños grandes, sus días se escapaban entre distracciones y malos hábitos. Un día, su abuelo, un hombre sabio y respetado, le dio un consejo sencillo pero poderoso:

"Quién serás dentro de cinco años depende de los libros que lees, la comida que comes, los hábitos que construyes, las personas con las que pasas el rato, la actividad física que practicas, el dinero que inviertes y los sacrificios que haces" y la espiritualidad que te habite y te mueva.

Intrigado, Andrés decidió tomar estas palabras en serio y cambiar su vida, construyendo un futuro que valiera la pena.

Los libros que lees

Andrés comenzó a dedicar tiempo a la lectura cada noche. Pasó de leer novelas ligeras a libros que le enseñaban sobre liderazgo, finanzas y desarrollo personal. En uno de esos libros, aprendió que "la vida mejora cuando mejoras tus decisiones". Inspirado, tomó notas y aplicó lo aprendido, cultivando su mente con nuevas ideas.

Resultado: Al cabo de un año, su forma de pensar era más estratégica, y sus decisiones comenzaron a reflejar sus nuevos conocimientos.

La comida que comes

Dejó atrás las comidas rápidas y optó por aprender a cocinar recetas saludables. Investigó sobre nutrición y entendió que su cuerpo era su herramienta más importante. Incorporó frutas, vegetales y proteínas en su dieta, notando rápidamente un aumento en su energía y bienestar.

Resultado: Su mente estaba más clara, y ya no se sentía fatigado a mitad del día.

Los hábitos que construyes

Al principio, construir hábitos fue difícil, pero Andrés empezó con pasos pequeños: levantarse temprano, escribir sus objetivos del día y practicar gratitud cada mañana. Al repetir estas acciones, se convirtieron en parte de su rutina diaria.

Resultado: Andrés se volvió más disciplinado y productivo, logrando avanzar en proyectos que antes parecía imposible terminar.

Las personas con las que pasas el rato

Andrés evaluó sus relaciones y se dio cuenta de que algunas personas en su círculo no compartían sus valores. Aunque fue difícil, decidió rodearse de amigos que lo motivaban y que también trabajaban en sus metas.

Resultado: Su nuevo círculo lo inspiraba a crecer, y juntos se desafiaban a alcanzar nuevos logros.

La actividad física que practicas

Un día, un amigo lo invitó a correr. Al principio, no podía completar ni un kilómetro, pero persistió. Más tarde, se inscribió en un gimnasio y encontró en el ejercicio una forma de liberar el estrés y fortalecer su cuerpo.

Resultado: Andrés no solo mejoró físicamente, sino que también adquirió una mayor confianza en sí mismo.

El dinero que inviertes

Inspirado por sus lecturas, Andrés aprendió sobre inversiones. Comenzó ahorrando un pequeño porcentaje de su salario y luego invirtió en un fondo indexado. También tomó un curso para aprender a gestionar mejor sus finanzas.

Resultado: En cinco años, había acumulado un ahorro sólido y generado ingresos pasivos, lo que le permitió cumplir metas como viajar y estudiar.

Los sacrificios que haces

Andrés entendió que el éxito requiere dejar de lado algunas cosas. Renunció a noches de fiesta sin sentido, redujo el tiempo que pasaba en redes sociales y se enfocó en actividades que sumaban valor a su vida.

Resultado: Aunque los sacrificios eran incómodos al principio, se sintió más satisfecho al ver los resultados.

La espiritualidad que te habite y te mueva

Andrés se descubrió a sí mismo como un ser integral: biológico, emocional, espiritual. Conectado con dodos los otros seres del planeta y del cosmos. Se interesó en generar y participar en encuentros diversificados, en tejer relaciones creativas y constructivas. Buscó conocer testigos de vida amable y feliz. Así se encontró con la persona de Jesús de Nazaret y su evangelio, se hizo su discípulo misionero e integró en su tiempo el servicio desinteresado, realizado por amor.

Resultado:  aún siendo incomprendido por muchos de su entorno, irradiaba alegría y sonreía, contagiaba de consolación los ambientes que frecuentaba y, sin hablar, invitaba a experimentar lo que vivía.

Universitarios y profesionales en misión de Navidad 2024 - Puerto Gaitán, Meta

El Andrés de 5 años después

A los 30 años, Andrés casi no reconocía al joven que era cinco años atrás. Ahora tenía una vida plena: estaba rodeado de personas que lo apoyaban, se sentía fuerte y saludable, tenía un negocio que le apasionaba, un futuro financiero sólido y le alcanzaba el tiempo para servir, contemplar y orar.

En una reunión familiar, su abuelo le preguntó: "¿Qué hiciste para llegar hasta aquí?"

Andrés sonrió y respondió: "Seguí tus palabras. Leí, comí mejor, construí buenos hábitos, cuidé a quién dejé entrar en mi vida, me mantuve activo, invertí en mi futuro y tuve el coraje de hacer sacrificios" y cultivé una espiritualidad o manera de vivir.


viernes, 13 de diciembre de 2024

Consolación en el miedo

 Consolación en el miedo

Todos conocemos el miedo
a los animales los impulsa a enfrentar o a huir
a los humanos los alerta ante expectativas o suposiciones.
A veces desafía o paraliza, asusta o espanta, confunde o esconde.
Habita como sentimiento que domina y encoge.
 
No es efecto sin causa
pesa en la conciencia traumática del pasado
sorprende ante los desafíos del presente
obnubila las visiones del futuro.
Ahoga la esperanza y debilita la confianza.
 
Cuando conocido, puede ser reconocido y desvelado
identificado, enfrentado, tratado, superado.
No teman, grita el Profeta al Pueblo de Dios
No tengan miedo, exhorta Jesús cuando envía
No tengas miedo susurra María en el Tepeyac mexicano
Coraje, con la mano en el corazón, ofrece San José Allamano.
 
La fe genera la confianza que vence al miedo
Dios dice al pueblo antiguo
“no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con mi diestra victoriosa”.
 
El Ángel Gabriel le dice a María
“No tengas miedo, María
Dios te ha concedido su favor
Quedarás encinta y darás a luz un hijo,
 le pondrás por nombre Jesús.
 
Jesús dice a sus discípulos
 “no tengan miedo … soy yo … estoy con ustedes
no tengan miedo a los que matan el cuerpo
¡Levántense, no tengan miedo!”  
 
La ternura acogedora auyenta el miedo
Dice la “morenita” al indígena Juan Diego
“Que nada te angustie y te perturbe.
¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?”
“Estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza,
para purificar, curar todas sus miserias, sus penas, sus dolores”.
 
“Coraje y adelante en el Señor”
 Dice San José Allamano a sus misioneros

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Acción de gracias

 Entre plumas, vegetales y flores

Obra artística de Carlos Alberto Zuluaga - CAZ

Toda la creación y, con ella, todos los pueblos con sus culturas y espiritualidades concurren, “corren- con”, lo necesario para confeccionar la Eucaristía:

El suelo, tapizado con la piel amazónica del jaguar, con su oferta biodiversa, convertida por el trabajo humano en pan donado para ser partido, compartido y repartido. El vino de la vid cultivada, para ser brindado y libado en el cáliz de la chacana cultural.

Todo traído en manos ancestrales, de indígenas, negros, mestizos y blancos, ofrecido en procesión fluvial, urbana y rural.

 La barca colombiana navega mientras el pueblo camina entre plumas, vegetales y flores. Al ritmo de la música ambiental y la danza del colibrí, animada por leves redoblones de tambor que llaman a la “acción de gracias” por la canonización y a la aclamación de San José Allamano nuestro titular, protector y fundador.

 Que nos traiga santidad, justicia, paz y consolación, a todos los humanos, conectados con toda la creación. 

jueves, 31 de octubre de 2024

Itinerario de santidad

 Itinerario de Santidad misionera de la Consolata

Fiesta de la Beatificación, Niery - Kenia, 2025

Un camino humano y terrenal recorrido en tan solo 39 años, del 22 de agosto de 1891 al 31 de octubre de 1930, lleva a Aurelia Jacobina Mercedes al pódium de los bienaventurados.

Baño en la pila bautismal

Al día siguiente de su nacimiento, su padre Giovanni Stefani y su madre Annunziata Massari, la llevan al templo, como lo hicieron con los otros 11 hijos. El sacerdote de Anfo la baña con el agua del bautismo y, de ahí en adelante, todos la llamarán Mercedes, como a Santa María de la Merced.

Este título, María de la Merced, nos lo recuerda el teólogo Xabier Pikaza, no es una referencia de lugar, como los de Lourdes o Fátima, Monserrat o Guadalupe, aunque esos nombres hayan recibido también un sentido carismático especial. La Merced es, más bien, un título teológico y apostólico, que está indicando una faceta importante del misterio de María, la Madre Jesús, de manera que puede convertirse en principio de una acción liberadora al servicio de los hombres cautivos”.

Con este nombre, respondiendo por su identidad a cada llamado, fue creciendo la hermosa, vivaz y servicial Mercedes, dicen sus biógrafos: "Toda persona que por cualquier motivo, en Anfo o en sus alrededores sufre, se convietrte para ella en un hermano o una hermana para amar". Ese sentimiento, esa disposición de ánimo, esa identificación con el sufrimiento del otro, se llama compasión. La misma que mueve a la acción, a la misericordia: “ayuda a las familias más necesitadas, donde hay niños para cuidar, socorre a los pobres y enseña a orar, a trabajar y tener confianza en Dios. Les lleva aquello que el papá coloca a su disposición y sobre todo las cosas a las que ella misma renuncia: alimentos y dinero”. Su vida se fue orientando por los caminos de la fe y de la caridad, mientras estudiaba, oraba, ayudaba en la Parroquia y cuidaba de la familia, especialmente después de la muerte de su mamá, hasta que su papá se volvió a casa con Teresa Savoldi, otra buena mamá.

De la compasión brota la merced (dádiva) y la misericordia activa y libradora que alivia los sufrimientos y engendra la consolación en quienes la ofrecen y quienes la reciben, como lo significa el participio del verbo transitivo consolare en Italiano, conjugado al femenino: consolata, en Español consolada, que consuela y es consolada al mismo tiempo.

Misionera de la Consolata

Fiesta de la Beatificación 2015

El 19 de junio de 1911, en la víspera de la fiesta de la Santísima Virgen Consolata, Mercedes parte de Anfo para Turín y es recibida por el Canónigo José Allamano. El 28 de enero de 1912 recibe, del mismo Fundador, el habito religioso y, como se usaba en su tiempo, el nuevo nombre “Irene”, que bíblicamente habla de serenidad o paz.

El 29 de enero de 1914, con otras 4 novicias y en presencia del Padre José Allamano, hace los votos de obediencia, castidad y pobreza, consagrándose totalmente al Señor. Ella misma traza, en pocas palabras, el programa de su vida: “Solo Jesús – Todo con Jesús – Nada mío – Toda de Jesús – Todo por Jesús – Nada para mí”.  De “prisa”, como María cuando visita a su prima Isabel, parte de Turín para el Kenia – África, zarpando en el puerto de Génova el 28 de diciembre de 1914, en la nave Porto d’Alessandretta, llegando a Mombasa el 31 de enero de 1915.

Una vez en Limuru, cerca de Nairobi, después de los trámites legales y encuentro con las otras 15 misioneras de la Consolata, se dedica al conocimiento del pueblo Kikuyu, su lengua y su cultura.  Al año siguiente, 1916, envuelta en la guerra entre ingleses y alemanes, la Hermana Irene, mensajera de la “paz de Dios”, transcurre su vida entre los hacinados hospitales militares de Kenía y Tanzania, distribuyendo la "medicina de Dios”, con delicadeza, profesionalismo y perseverancia, especialmente a los africanos reclutados por los ingleses o alemanes y abandonados a su suerte, después de heridos o muertos. Hasta el punto de ser reconocida por los mismos médicos, enfermeros y vigilantes, "no como una mujer sino como un ángel".

Finalizado su “servicio militar”, regresaron, ella y sus compañeras, a la misión en Karema, con el ánimo de descansar un poco. Encontraron la región asolada por la sequia y plagada de una fiebre española, que llevaba consigo muchas vidas. Se dedicaron a educar, en la escuela, a los alumnos y a la gente para enfrentarla. Irene, como “maestra”, ejercía su tarea en la institución y salía por los campos visitando enfermos, buscando alumnos, catequizado gentes y preparándola para el bautismo.

Finalmente, estando en Guikondi, realizó su última caminata apostólica entre las hermosas colinas del territorio kikuyu para reconfortar al maestro Julius Ngare, enfermo de peste, quien moriría en sus brazos. Algunos días después, el 31 de octubre de 1930, también Nyaatha, madre de toda misericordia, como la llamaban, habiendo contraído la misma enfermedad, moría a los 39 años.

Fiesta de la Canonización - 2015

Beata Irene

Las botas de MercedesIreneNyaatha, entre una pila bautismal y otra, seguían caminando por los mundos de la misión, esparciendo aroma de santidad, entre las misioneras y los misioneros, en medio de los pueblos y las comunidades. Sembrando de merced, paz y misericordia el territorio. 

En una ocasión, en el 2015, en medio de la furia guerrillera en Mozambique, intercede a favor de un grande grupo de gente Macua, más de 270 personas, detenidas durante cuatro días dentro del templo de Nipepepe, Diócesis de Lichinga, cuando se encontraban en formación. En esa atmósfera de espera temerosa brota, de pronto, agua de la pila bautismal. Agua en abundancia para calma la sed de niños y adultos, hombres y mujeres. Agua de vida, restauradora de las energías y salvadora de la muerte. Milagro, susurraron todos y se lo atribuyeron a la Hermana Irene, invocada con fe y esperanza por el Párroco José Frizzi, misionero de la Consolata, que los acompañaba.

Comisiones diocesanas y romanas estudiaron el hipotético milagro y concluyeron que era obra del Omnipotente, realizada por la intercesión de la hermana “toda Misericordia”.  Todos repetían “por intercesión de Sor Irene, fuimos salvados”. En el 2015 la hermana Irene fue beatificada en Nyeri, Kenia, el 23 de mayo. Declarada Beata, feliz, bienaventurada.

Sintesis 

Compasión + merced - misericordia - liberación + consolación = santidad - alegria - felicidad - bienaventuranza. 

Este ha sido un buen itinerario, camino y metodologia práctica, de santidad misionera de la Consolata, al estilo de San José Allamano. Una santidad "A la mano", vivida y testimoniada por las Beatas Irene y Leonella. Siendo "A la mano", también sirve para nosotros.

miércoles, 16 de octubre de 2024

San José Allamano

 Un santo "a la mano"


Del pueblo a la ciudad

Hijo y hermano en una familia del campo, religiosamente educada y vocacionalmente cultivada para el servicio, humilde y trabajadora, sin lujos, pero con dignidad y autosuficiencia, José Allamano tiene muchos rasgos en común con la mayoría de los Misioneros de la Consolata, que hasta ahora han llegado al Instituto. Casi todos emigrantes de los campos a las ciudades por motivos de estudio o trabajo. La interacción entre la casa, el campo y el pueblo, la escuela y la parroquia, junto con un poco de tierra o un trabajo familiarmente gestionado, conforman un nicho cultural común, en el cual se interiorizan valores sociales y políticos, espirituales y religioso, laborales y económicos, que sirven de plataforma para la vida. El salto a la ciudad, que normalmente se torna traumático, viene mediado para Él por el Oratorio salesiano y el seminario, lugares de formación integral y progresiva, como sucede también para la mayoría de los misioneros del Instituto.

José Allamano nace el 21 de enero de 1851, en el Piamonte, norte de Italia, en el pequeño Castelnuovo, pueblo de santos, viñedos y ganados, cerca de Turín. Vive allí su primera década, con su madre Mariana y José su padre, que murió cuando apenas tenía 3 años, y sus cuatro hermanos.  

En este contexto de base nosotros, los misioneros de la Consolata, nos sentimos en sintonía con el Fundador. Tal vez por eso como que nos entendemos con él, lo escuchamos con gusto y sentimos que nos entiende. Lo aceptamos, sin resistencias, como Padre y Formador. Él nos hace sentir en casa con su “espíritu de familia”.  

De Formando a Formador

Del Oratorio, por personal iniciativa y decisión, aún contra la voluntad de Don Bosco, muestra clara de su personalidad y temple de carácter, pasó al Seminario Diocesano de Turín, en donde perseveró, durante siete años, dedicado al estudio, la oración y el trabajo. Al final de su proceso formativo, con apenas 23 años, recibió su Ordenación sacerdotal, el 20 de septiembre de 1873, casi con su primera destinación, después de breve experiencia pastoral con su tío Juan: educador en el seminario de donde acababa de salir. Dio su sí al Obispo con susto, pero confiado en su bendición.

Casi que la segunda y tercera década de su vida la vivió entre su pueblo natal y la capital de su territorio piamontés, como seminarista primero y luego como joven Sacerdote diocesano. A los 23 años pasó de formando a formador de aspirantes al sacerdocio, que enseguida se convertían en colegas de ministerio. Parece haber nacido para esa misión.

Formador, Pastor y Animador

En los siete años como educador en el seminario, encargado de la disciplina primero y director espiritual después, inició su especialización académica, que complementaría con sus 46 años de pastoral diocesana en y desde el Santuario de la Consolata, para llegar a ser, poco a poco, “Padre y Maestro de Misioneros” (Mons. Luis Augusto Castro).

A partir de 1880, hasta el final de sus días, el 16 de febrero de 1926, combinó siempre su misión de Formador con la de Párroco (Rector) en el Santuario de la Consolata. Un sacerdote diocesano que, de niño había sentido el llamado a la misión más allá de sus fronteras, mientras escuchaba al Cardenal Guillermo Massaia que, como obispo misionero en Etiopia, venía a hablarles en el Oratorio o cuando leía libros de historia y geografía, que le encantaban.

Durante los tiempos de seminario sintió fuerte la vocación misionera, pero debido a su frágil salud, el Padre Espiritual le aconsejó y convenció de posponer su ingreso a una Congregación misionera. Él, coherente consigo mismo, no pudiendo ir directamente, se empeñó en hacer algo, aunque fuera indirecto: ofrecer a los sacerdotes diocesanos de Turín y del Piamonte, que deseaban ser misioneros, una posibilidad de partir para la misión. Su proyecto de una organización diocesana con tal fin se fue desarrollando lentamente, sin prisa ni presión, hasta que encontró condiciones favorables y se concretizó.

Desempeñando esa triple dimensión ministerial de Formador, Evangelizador y Animador, en y desde el Santuario de la Consolata, en la Iglesia Particular de Turín y su Provincia piamontesa, fue gestando su obra, con el apoyo de su compañero de trabajo y amigo, P. Santiago Camisassa, del Cardenal y muchos eclesiásticos, religiosos/as y laicos comprometidos: el Instituto Misionero de la Consolata (1901) y el de las Misioneras (1010), sin dejar de ser plena e integralmente sacerdote diocesano.

“Este projeto, forjado aos pés da Mãe, que sendo Consolata (Consolada), torna-se Consoladora dos aflitos, foi aglutinando missionários dispostos a deixar tudo, à semelhança do Filho de Deus, para ficarem perto de outros povos e tornarem-se para eles presença de consolação, entendendo que a missão e a promoção integral da pessoa devem caminhar juntas” (Luiz Balsan).

En una de sus tantas síntesis el P. Antonio Bonanomi proponía que todo Misionero de la Consolata fuera Formador, Evangelizador y Animador, como el Fundador. Mientras el P. Piero Trabucco, en Toronto Canadá, abriendo en el 2012, el primer encuentro de un Consejo Continental, exhortaba: “Es importante inculturar el Fundador, haciendo esfuerzos para que el fundador histórico llegue a cada cultura y se re- exprese vivo en los misioneros, los laicos y las hermanas. Resaltar el “Fundador como educador”, “como pedagogo”, “como formador en el seminario y padre de misioneros”.

Él continúa formando y educando, con su estilo, espíritu y método, en las diferentes Comunidades Formativas, los Colegios y otras Instituciones. Continúa presente y activo en la misión a través de los misioneros/as que, en las varias “opciones misioneras ad gentes”, se inspiran en su propuesta. Continúa animando las Iglesias Locales, la Vida Consagrada, los laicos comprometidos, la sociedad civil, los jóvenes y los niños para que salgan, más allá de sus fronteras sociales, culturales, religiosas y geográficas, a “anunciar la gloria de Dios entre los pueblos”.

Gracias a ese recorrido existencial, a la veneración del pueblo por su vida donada, a su presencia continua en la misión, experimentada y testimoniada por sus misioneros y misioneras, viene propuesto como digno de seguirle el proceso para la canonización. Todo ha sido estudiado diligentemente por expertos, expresamente designados: su vida y su vivencia de la fe, la esperanza y la caridad, en grado heróico, su pensamiento escrito o transmitido por tradición, los milagros atribuidos a su intercesión, ante el Dios de la vida, por las gentes de la misión en el mundo kikuyo, en el Kenia y en el amazónico, en el Brasil. 

Una vez superadas las diferentes etapas e instancias, diocesanas y vaticanas, exigidas por la Congregación de los Santos, fue propuesto al Papa para su aprobación. Ël, considerando correcto el procedimiento, aprobó su Canonización. 


Será proclamado SANTO, reconocida públicamente su santidad, el 20 de octubre del 2024, día universal de las misiones, por el mismo Papa Francisco, en Roma, junto a la basílica de San Pedro y propuesto como inspiración para la Iglesia Católica y todas las personas de buena voluntad.