Una escuela en la Escuela
“Vengan y vean”
Estábamos por ahí, en diferentes partes de Colombia y Paraguay, todos
los 74 jóvenes que participamos, del 23 de junio al 3 de julio de este 2023, en
la Escuela de Liderazgo Juvenil Misionero, en el Centro de Animación Misionera
de los Misioneros de la Consolata, en Bucaramanga – Colombia. Algunos en vacaciones,
otros desocupados y unos cuantos muy atareados. Alguien nos dijo, un amigo/a,
familiar o conocido o por redes sociales, como Juan a sus discípulos: “¡Miren!
¡Ahí está el Cordero de Dios!”. Cuando los discípulos de Juan lo oyeron, siguieron a Jesús.
Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían. ¿Qué quieren?, les preguntó. Ellos contestaron: Rabí
(que significa “Maestro”), ¿dónde te hospedas? Vengan y vean, les dijo (Jn 1,35-41).
Nos quedamos 10 días con él
Descubrimos que
no habíamos sido nosotros a buscar el Maestro sino él a invitarnos para que estuviéramos
con él, escuchándolo, aprendiendo y entrenándonos para ir, enviados más allá de
nuestras fronteras, a compartir la verdadera Consolación con los humanos desolados
y la asolada madre tierra (cfr. Mc 3, 14).
Al
final, el último día, después de cursos, seminarios, talleres, experiencias espirituales individuales, comunitarias y sociales, con
metodologías y dinámicas lúdicas y pedagógicas, fortaleciendo
el sueño de ese “otro mundo posible”, el Reino de Dios, desafiados como artistas, acróbatas, bailarines, músicos, cantantes
y payasos a reimaginar ese otro mundo posible que buscamos, en donde y cuando la
conclusión resulta ser apenas el principio, nos escuchamos con respeto, admiración
y gratitud:
“Yo concluyó, dijo Johan, que durante estos 10 días de
escuela hemos aprendido muchas cosas las cuales nos van a ayudar a ser mejores
líderes, mejores discípulos y así poder formar y enseñar a otras personas para
que entre todos, como una familia, podamos ser la mejor iglesia en salida
llevando en cada uno de nuestros corazones la mejor actitud y alegría para
alumbrar esos lugares que se encuentran en oscuridad y crear así un mejor mundo
posible” (estudiante de bachillerato, grado 11)
“Yo concluyó, dijo Manuel, que en la ELJM 2023 he
recibido herramientas de Formación Espiritualidad y Pastoral, con las que el
Dios de la vida nos irá acompañando en la cotidianidad de los distintos lugares
y condiciones donde nos encontremos, tomando principalmente la clave de la
felicidad que se nos plantea mediante el amor del corazón. Junto a sus pálpitos
nos enseña a agarrarle el paso a la vida, gozando cada paso que marca nuestro
latido hacia Otro Mundo Posible” (estudiante de Ingeniería Eléctrica, U.
Nacional).
“Yo concluyo, dice Alejandro, que el liderazgo no es
simplemente mandar a los demás o dirigir masas. Se trata de ser un guía y un
misionero que aprende con el trabajo en equipo, como un solo bazzar y sin
divisiones, sirviendo a la comunidad, en una iglesia en salida, con fervor, humildad
y formación espiritual. Porque si se está en paz consigo mismo y con Jesús, se puede
facilitar el camino de más personas que no estén búsqueda de fuertes emociones
efímeras y pasajeras, sino de esa luz pequeña pero que nunca se apaga, de la
mano de Jesucristo” (estudiante de derecho en la U. Nacional).
“Yo concluyó, dice Carlos, que está escuela me ayudó a
reconocer cuál es mi verdadera vocación, a sacar esa frontera que me cegaba y
ver más allá de ella y no perder la esperanza de que existe otro mundo posible”
(estudiante de contaduría pública, paraguayo).
“Yo concluyo, dice Claudia, que el discípulo misionero es
un árbol. Busca un buen camino para sembrarse y florecer. Expande sus raíces
para reconocer las realidades. Forja un gran tronco que mantiene su construcción
de una iglesia en salida. Da consuelo en forma de sombra. Extiende los brazos
hacia el cielo, tal como ramas, para abrirse ante las propuestas de Jesús y seguir
con un proyecto de otro mundo posible, con Dios entre nosotros - ñandejara” (estudiante de bachillerato,
grado 11).
“Yo concluyo, dice Oscar, que la ELJM es una propuesta
formativa, evangelizadora y consoladora para el joven y todo aquel que quiera hacerse
parte de ella, como yo, la cual abre a una esperanza nueva tanto como para la
Iglesia y la sociedad. Además, concluyo que cada uno de los jóvenes aquí
presentes serán semilla del Reino en sus realidades particulares a donde con
alegría e inquietudes regresarán prontamente (sacerdote misionero de la
Consolata).
Testigos de lo que vivimos
Sin transcribir los otros que escuchamos, nos abrazamos y abandonamos
la ciudad de los parques. Partimos para el Caquetá, los Santanderes, la Costa
Atlántica, Bogotá, Caldas, Tolima, Antioquia y Paraguay a continuar el camino
de la vida como “Andrés (que, después de la experiencia vivida con el Maestro) fue
a buscar a su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que
significa “Cristo”).