COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA
(4 de julio de 2007)
1. Los Obispos católicos de Colombia registramos con profundo dolor la noticia del asesinato de los diputados del Valle del Cauca, quienes permanecieron secuestrados por las Farc-EP por más de cinco años.
2. Condenamos y rechazamos este nuevo atentado contra la vida, de la cual todos somos responsables. El secuestro es una de las peores formas de violencia, un crimen de lesa humanidad que afecta no solo a la persona del secuestrado, sino también a su familia, a su entorno, en fin, a todo un país.
3. Con sentido de solidaridad acompañamos a las familias que hoy sufren por el absurdo final de la existencia de uno de sus seres queridos. De la misma manera compartimos con los familiares de quienes siguen injustamente privados de la libertad, su angustia y esperanza.
4. Ante el profundo desprecio por la vida, proclamamos una vez más su carácter sagrado en cuanto proviene del mismo Dios. Proclamamos y defendemos la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana, entre ellos, el de la libertad en sus diferentes formas.
5. Exigimos la liberación sin condiciones de todos los secuestrados y secuestradas.
6. Reiteramos el ofrecimiento de nuestros buenos oficios para la entrega de los cuerpos de los diputados asesinados y del mayor Guevara Castro quien falleció en cautiverio el 28 de enero del 2006. Este es un imperativo de humanidad que mitiga en parte, la pena y el dolor de los familiares.
7. Pedimos insistentemente al Gobierno Nacional la realización de un acuerdo humanitario que permita el regreso a sus hogares sanos y salvos de todos los injustamente privados de la libertad. Las Farc-EP deben comprender el clamor de todo el pueblo colombiano. Estaremos atentos y disponibles para facilitar dicho acuerdo.
8. Renovamos nuestro compromiso de trabajar con las comunidades para seguir buscando auténticos caminos de perdón, reparación, reconciliación y verdad.
9. Sentimos hoy la urgencia de convocar a todos colombianos para que denunciemos y rechacemos todos los crímenes e injusticias que están destrozando paulatinamente la convivencia y el tejido social. Es hora de superar el miedo, la indiferencia, el egoísmo, que nos hacen insensibles ante el dolor ajeno y el conformismo propio de las víctimas sin esperanza.
10. Convocamos a nuestros fieles y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a expresar públicamente sentimientos de solidaridad y un grito de rechazo a toda forma de violencia, venga de donde viniere. Abrimos nuestros templos para que todos podamos pedir al Príncipe de la paz, Jesucristo, esa paz que tanto anhelamos.
Desde Bogotá estaremos acompañando a nuestras Iglesias particulares en la Eucaristía que concelebraremos todos los Obispos en la Catedral Primada a las 12:00 del día, del jueves cinco de julio.
11. Con Benedicto XVI proponemos estas consignas de paz:
- En la verdad, la paz
- La persona humana, corazón de la paz
- La familia humana, comunidad de paz.
Que Nuestra Señora de Chiquinquirá, Patrona de Colombia, nos acompañe en el dolor y nos ayude a abrir nuevos caminos de esperanza y paz.
Bogotá, D.C., 4 de julio de 2007
Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja
Presidente de la Conferencia Episcopal
2 comentarios:
Hola padre, espero que comprenda, lo que escribo porque mi espanol es mucho limitado...
La situacion colombiana cada dia se hace siempre mas violenta y peligorsa por la gente.
Yo creo que la posicion de los obispos colombianos es clara y en lineas con l'Evangelio. Tambien el celebrar una misa hoy 5 julio,en la catedral de Bogota por la reconcilacion y la paz es un signo muy duro por la gente de toda la Colombia y por el mundo intero.Yo quiero Colombia, la gente...y sufre por esta situaccion que viven estos mis hermanos. Yo espero que un dia muy cercano todo esto pais asi maravilloso pueda vivir sin miedo y en paz.
Entonces desde Italia un abrazo a todos los hombres que buscan la paz. Hasta pronto padre, y gracias por su acogida y simpatia.
Lucia Pagnossin
Padre Salvador acompanho os acontecimentos da Colombia através de jornais e fiquei muito feliz ao ler a preocupaçao da nossa igreja com relação as mortes dos deputados e o desejo de se construir a paz buscando a verdade, o perdão , reparação e reconciliação. Daqui continuarei orando e pedindo a Deus por este país tão lindo e acolhedor.
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