lunes, 21 de septiembre de 2009

Maneras de entender y vivir la misión de Jesucristo

UN PERFIL DE MISIONERO DE LA CONSOLATA Para mi un Misionero de la Consolata debe ser un ser humano en construcción permanente: aprendiendo a ser cada día, sin perder la identidad sino enriqueciéndola (Santo); buscando siempre nuevas informaciones y conocimientos, sin perder la memoria (Sabio); inventando constantemente nuevas formas, métodos y técnicas para hacer lo que tiene que hacer, sin dejar de terminar lo que inició, ni renunciar a la cruz de cada día (profesional).
  • Capaz de ser Hermano Universal: tejiendo relaciones de igualdad, reciprocidad, diálogo e respeto con todas las criaturas y, especialmente, con los seres humanos de todos los pueblos, culturas, sexos, razas, credos y opciones ideológicas o políticas. Gratuitamente abierto para salir e ir al encuentro del “otro”, diferente, sin prejuicios ni prepotencias.
  • Capaz de ser Amigo sincero y leal de si mismo, del prójimo (cercano y lejano) y del Dios Trinidad (comunidad), con equilibrio afectivo-sexual. Humildemente dispuesto y disponible para entrar, como huésped, en el corazón de los otros y sus culturas, consciente que dando es que se recibe, consolando es que se es consolado, muriendo es que se vive plenamente.
  • Capaz de hacerse Compañero de los colegas del Equipo Misionero (comiendo con ellos el mismo pan de la economía, de la eucaristía y del ministerio) y de los pobres de la tierra que imploran y trabajan para que venga el Reino de Justicia y Paz; tejiendo y celebrando alianzas en favor de la vida con todos los humanos de buena voluntad; haciendo el camino de la liberación integral, sin olvidar ni despreciar las huellas de los antepasados y con la mirada puesta en la utopía del Banquete final.

Al mismo tiempo debe sentirse parte activa y afectiva de una Institución llamada de la Consolata (nombre de María que para el Instituto se convierte en identidad y misión) que, inspirada y animada por un Carisma transmitido a través del Padre-Formador y Fundador José Allamano y su hermano, amigo y compañero Santiago Camisassa, dedica todo lo que es y tiene al servicio de la Misión ad gentes, ad vitam y ad extra, en la Iglesia de Jesús Cristo, para “Anunciar la gloria de Dios a todos los pueblos”.

2 comentarios:

CJovem dijo...

Salvador: Revejo-me completamente no teu sonho sonhado e narrado aqui no post.
Além disso, o Missionário da Consolata constrói pontes através do novo e imenso mundo a Net. E é isso que estou a fazer. LOL
O carisma e a Missão nos unen.
Abraço grande, imenso, que atravessa oceanos e continentes.
Desde terras lusas (Portugal)
p. Albino Brás imc

A. Kinsey dijo...

Gracias viejo amigo o mejor amigo de tiempos viejos.
Un abrazo para ti
Salvador