No eres un Dios solitario eres comunitario. No eres un Dios aislado existes acompañado. Eres padre generador con entrañas de madre en gestación. Eres hijo salvador y liberador con la fuerza y el aliento de los dos. Descendiste compasivo al lugar de la aflicción la misericordia se expresó en toda tu actuación. Nos enviaste, con tu Hijo, el Otro Consolador para que, con tu Madre, continuáramos la misión. Aquí estamos Padre generando vida
para Vida cultivando y cuidando celebrando la resurrección. La fe nos impulsa y direcciona la esperanza nos consuela e ilusiona la caridad nos aterriza en la solidaridad. Con la alegría de María, te magnificamos Señor.
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