Novena a María Consolata: mujer consolada y consoladora
Escuela de Liderazgo Juvenil Misionero 2024 - Charalá
Estructura:
·
Cita bíblica
·
Reflexión
·
Oración
·
Compromiso
v Si se quiere, se
puede concluirse con el rezo del Rosario, contemplando los misterios
dolorosos o gozosos, según el tema.
v Preparar un símbolo
que acompañe visualmente la reflexión.
v El último día (Día
9) se puede concluirse con una celebración eucarística o vigilia de
oración.
Lectura: Lucas 1,26-38
María es consolada mediante la
fe y la confianza
Reflexión
El consuelo verdadero comienza con la apertura o disposición para la escucha.
María, al recibir la visita del ángel y escuchar su mensaje, aunque no
comprende del todo lo que Dios le propone, abre mente, corazón, cuerpo, todo su
ser, con fe en el Dios de la Alianza: “Hágase en mi”, responde. No en actitud pasiva
o resignada sino en entrega activa y participativa, dispuesta a colaborar. La
“Llena de gracia” es consolada, agraciada delante Dios que, mediante su Espíritu
consolador, engendra en ella la vida nueva: “darás a luz un Hijo”, el Emmanuel
prometido (“Dios - con – nosotros”), consolación divina encarnada.
Oración
Mujer que escuchas y acoges sin miedo, enséñanos a escuchar a Dios, a la
creación y a los que sufren, sin prejuicios ni prevenciones. Inspíranos para
abrirnos a los “signos de la presencia de Dios” en nuestro tiempo, dispuestos
al compromiso con la vida.
Compromiso
Escuchar con atención a Dios en la oración, a los necesitados, sin interrumpirlos
ni juzgarlos y a la madre tierra que gime.
Lectura: Lucas 1,39-56
Tema: El consuelo se
amplía con el compartir la alegría creyente
Reflexión
María, después de experimentar la presencia y la acción de Dios en ella, apresuradamente
se pone en camino. No para contar su propia historia, sino para servir a la
vida que crece allí en donde nadie cree, en la esterilidad. Su presencia joven
en la casa de la anciana Isabel, llena el ambiente de alegría: “bendita tú que
has creído”, canta la prima, mientras el “niño salta en de alegría en su
vientre”. La joven virgen manifiesta su alegría y proclama las grandezas del
Señor que hace obras grandes en los humildes y los pobres. Su canto no es personal
o íntimo, es social: Dios consuela a los pobres, a los humildes, a los que
esperan justicia. La alegría verdadera consuela porque se convierte en
bendición compartida.
Oración
María, que corriste a socorrer a la anciana Isabel y llenar de alegría y
consolación su ambiente, su vientre y al niño en gestación, danos tu prontitud
generosa para salir de nuestro ambiente e ir a compartir nuestra consolación y multiplicar
la esperanza.
Compromiso
Salir e ir al encuentro de los otros, especialmente los solos, necesitados o excluidos,
para compartir con ellos la consolación y la alegría.
Tema: la consolación
siempre es necesaria, aunque andemos alegres y en fiesta
Reflexión
En Caná de Galilea, en medio de la boda – fiesta de la vida, María está, discreta
y atenta. Ve lo que otros no ven: “les falta vino”. Ella misma no resuelve,
pero sabe quién puede hacerlo e intercede ante su Hijo: “no tienen vino”. Su
intercesión no hace ruido, no es un pedido ni mucho menos una orden, apenas una
alerta exhortativa. Pero, en su espera de una respuesta, no permanece pasiva ni
se agita activamente, alerta a los encargados de servir en la boda: “hagan lo
que Él les diga”. Nos enseña que consolar también es “estar presente”, atentos
a carencias o necesidades escondidas; a actuar con delicadeza, activar a los
servidores públicos de la fiesta de la vida e interceder ante Jesús, confiando
en Él.
Oración
Mujer presente y atenta, despierta nuestros sentidos para detectar las necesidades
calladas y actuar oportuna y compasivamente, con la pedagogía de la
orientación.
Compromiso
Identificar a alguien en la familia o en comunidad o en la sociedad que
aparenta bien pero que está en riesgos o necesidades que no se atreve a revelar.
Lectura: Lucas 2,41-50
Tema: la consolación
ante las angustias causadas por las pérdidas
Reflexión
María y José buscan al hijo perdido o desaparecido: ¿Dónde buscarlo,
dónde encontrarlo, cómo proceder? Detenerse
y tomar conciencia de que quien debería o se suponía que estaba, no está. No
camina con nosotros. Preguntar a los caminantes, peregrinos, deshacer caminos,
volver atrás. Estas fueron las estrategias de los padres de Jesús. Asumieron
juntos, en pareja, la responsabilidad y, sin buscar culpables, se dieron a
búsqueda, sin delegar. Allá lo encontraron, donde estaban los intereses y las
motivaciones del hijo. ¡Menos mal! Ocupado en los asuntos de su Padre Dios.
Habría podido ser peor. La madre no entiende y el padre tampoco, pero guardan
todo en su corazón. Así consuelan María y José: buscando, esperando, confiando
y creyendo. La confianza y la perseverancia superan la ansiedad y consuelan más
con el silencio que con el ruido alarmante de la publicidad.
Oración
Esposos del silencio y la esperanza, mamá María y papá José, acompáñennos en
tantas pérdidas que nos afectan cada día y que a veces causan tanto ruido.
Enséñennos a buscar sin rendirnos y a esperar con fe, hasta encontrar.
Compromiso
Acompañarnos entre nosotros, como María acompañó a José y este acompañó a
María, para que podamos acompañar a quien busca sin encontrar.
Lectura: Lucas 2,25-35
Tema: María es
preparada para consolar desde el dolor
Reflexión
María sube al templo de Jerusalén para su purificación y presentación del Hijo,
como mandaba la ley de Moisés. Allí se encuentra con Simeón que esperaba la
consolación y la anciana Ana que esperaba la liberación. Los dos hacían parte
del resto fiel del pueblo de Israel y por eso servía en el templo. Al ver al
Niño, Simeón reconoce la consolación o salvación esperada: luz para todos los
pueblos y gloria de Israel. Ve la madre e intuye el dolor en ella, le profetiza
que en el cumplimiento de su misión una espada le traspasará el alma. Esto la
prepara, desde temprano, a no huir del dolor sino asumirlo sin desesperación, a
no endulzarlo con palabras vacías, a consolar a quienes enfrentan penas y
dolores, desde una esperanza acrisolada y fortalecida por la experiencia.
Oración
María, Mujer valiente, acógenos y acompáñanos cuando la vida nos golpea, abraza
nuestras heridas, cúbrenos con tu manto consolador. Que tu fe nos ayude a darle
sentido al sufrimiento y a alimentar la valentía en los jóvenes de estas nuevas
generaciones, distraídos en el presente, sin perspectivas de futuro. Qué no le
tengamos miedo a la cruz.
Compromiso
Acompañar, visitar y orar por personas enfermas o heridas física o emocionalmente.
Lectura: Lucas 2,51-52
Tema: Consolar diariamente,
sin prepotencia ni ruido
María vive la mayor parte de su vida en la sencillez de su hogar, Nazaret, imbuida
y ocupada en lo ordinario de cada día. No se le conocen grandes milagros, pero
sí mucho consuelo brindado en lo cotidiano, ofrecido de manera extraordinaria,
mientras contempla a su esposo en la carpintería y a Jesús creciendo junto a ellos:
un gesto, una palabra, una mirada, una
oración elevada a Dios. Nos enseña que la verdadera consolación está escondida en
el amor que se repite, sin cansancio, cada día, en la casa, la oficina, la
empresa, el colegio o la universidad.
Oración
María, mujer madre y esposa de Nazaret, ayúdanos a consolar en lo ordinario,
con gestos pequeños pero realizados de manera extraordinaria. “Haciendo el
bien, bien hecho y sin ruido” como nos lo sugería San José Allamano.
Compromiso
Reconocer y ofrecer sencillos gestos de cariño (mensaje, ayuda práctica,
sonrisa) a alguien.
Lectura: Juan 19,25-27
Tema: Consolar
permaneciendo en el dolor sin huir
Reflexión
María está, con esa amable pedagogía que conjuga el verbo estar y ratifica
con el ser. Un “estar firme, de pie, junto – a” al Hijo injustamente juzgado,
torturado y condenado a muerte en la ignominiosa cruz. Cuando la impotencia invade
y no puedo cambiar lo que pasa, pero estoy presente, me sostengo con valentía y
firmeza, para sostener las víctimas. María no ofrece discursos, palabras, da su
corazón de madre. En ella se realiza la sabiduría popular: “Dios no te quita la
cruz, pero te pone junto a alguien que la carga contigo”.
Oración
Madre del Calvario, enséñanos a consolar con la presencia serena y enérgica,
sin temor a los verdugos, ni al dolor ajeno. Que lo hagamos con la alegría del
canto y la danza, al ritmo del tambor afrodescendiente.
Compromiso
Acompañar, físicamente o con la oración, a alguien que se encuentra en algún
calvario de la vida.
Día 8 – María,
consuelo en la comunidad orante
Lectura: Hechos 1,14
Tema: María consuela
como madre de la Iglesia
Reflexión
Fue precisamente en el
calvario, al pie del crucificado que la Madre recibió la misión como mujer, por
parte de su Hijo: “Ahí tienes a tu hijo”, indicándole a los discípulos que aman
a Jesús. Ellos la reciben y la llevan con su comunidad, invadida todavía por el
miedo. Ella permanece con ellos. Su presencia une, fortalece, consuela. No
busca protagonismo, pero anima y aviva la esperanza. Como ellos, recibe la
energía del Espíritu enviado desde el Padre, como les había sido prometido en
la despedida. Así actúa en la Iglesia y todas sus comunidades urbanas y rurales:
como mujer silenciosa que intercede, sostiene y une.
Oración
Madre de la Iglesia, que nunca nos falte tu presencia y comunión. Consuela a
las comunidades heridas, divididas, cansadas o perseguidas.
Compromiso
Participar y orar con y por las comunidades de fe, las Parroquia, la Iglesia Local
y la Universal.
Día 9 – María, esperanza del pueblo en camino
Lectura: Apocalipsis 12,1-6
Tema: María consuela
desde el cielo, intercede en nuestras luchas
Reflexión
Una mujer vestida de sol
aparece en el cielo, símbolo de la Iglesia, de la esperanza, María. La misma
que un día, en 1531, aparece en el Tepeyac mejicano, para animar y consolar a
los indígenas del continente americano. La morenita guadalupana, patrona de las
Américas, con su saludo a San Juan Diego”, en su propia lengua náhuatl: ¿“Qué
hay, hijo mío, el más pequeño? ¿dónde
vas? ¿No estoy aquí, yo, que soy tu
madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría
…? (Nican Mopohua). Aunque el mal intenta vencer, ella protege y
guía a los suyos. Es la señal luminosa que nos recuerda que Dios está con su
pueblo y toda su creación. Mujer de la ecología integral y cultural, consuelo
en la defensa y el cuidado de la vida, esperanza de felicidad.
Oración
María Consolata, morenita del Tepeyac que llevas en tu vientre el símbolo del
sol cultural, que también aparece en el corazón de tu nombre, ConSOLata,
pedagoga mensajera del “Evangelio plenamente inculrurado”, como te calificó San
Juan Pablo II, consuela hoy a todos los pueblos indígenas que luchan por tierra,
justicia, paz y dignidad. Quédate con nosotros.
Compromiso
Encender una vela por los todos los pueblos originarios (tribus) del mundo.