martes, 30 de septiembre de 2025

Justicia, Paz e Integralidad de la creación

 Justicia – Paz e integralidad de la Creación (JPIC) y Misión IMC


 
1.      Dos organizaciones al servicio de una única misión

1.1.  La Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC), nacida en el ámbito eclesial y de la Vida Consagrada, como expresión del compromiso por una misión transformadora.

1.2. La misión de los Misioneros y Misioneras de la Consolata, inspirada en San José Allamano, quien pedía una misión que evangelice, eleve el ambiente y promueva la vida plena

2.      Temática, espiritualidad y prácticas convergentes

2.1. Contenido de la misión

2.1.1. La misión de la Comisión JPIC

     La Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC), impulsada en la Vida Consagrada         tras el Capítulo General de los religiosos en 1971, tiene como propósito:

·  Promover la justicia como exigencia del Evangelio.

·  Construir la paz frente a la violencia y los conflictos sociales.

·  Custodiar la integridad de la creación, reconociendo la relación inseparable entre humanidad y naturaleza.

El documento fundacional de JPIC afirma: “La misión de la Iglesia hoy no puede separarse del compromiso con la justicia y la paz en el mundo, ni del cuidado responsable de la creación” (USG–UISG, Roma 1971).

Este horizonte responde a lo que el Papa Francisco llama ecología integral, donde fe y vida, evangelización y promoción humana, son inseparables (Laudato Si’, 137–139).

   2.1.2. La misión de los Misioneros de la Consolata según San José Allamano

San José Allamano decía a sus misioneros que la misión no se reduce a predicar: “No basta con predicar, hay que elevar la vida del pueblo, mejorar sus condiciones, mostrar con obras el amor de Cristo” (Allamano, Scritti, 1920, p. 312). Hablaba de la “elevar el ambiente”, es decir, transformar la realidad para que el Evangelio produjera frutos integrales.

Los misioneros, en sus programas han traducido esa visión en iniciativas de promoción humana, educación, salud, conocimiento y valoración de las culturas.

Su estilo y espíritu misionero estaba enfocado desde la consolación: anunciar a Jesucristo, presencia de Dios que cuida, dignifica y acompaña.


Correlaciones entre JPIC y la visión allamaniana

Dimensión JPIC

Visión de Allamano

Correlación práctica

Justicia

Compromiso con los

pobres, defensa de

los derechos

humanos y de la tierra.

 

insistía en la promoción humana: escuelas, hospitales, defensa de la dignidad

JPIC - Allamano

coinciden en que la

misión evangeliza

elevando las condiciones

de vida

Paz

Construcción de

comunidades reconciliadas y

fraternas.

 

Pedía a los misioneros ser sembradores de fraternidad y respeto entre culturas.

 

La consolación

allamaniana se puede

traducir hoy en una

espiritualidad de perdón, diálogo y reconciliación.

Integridad de la

Creación

Cuidado ecológico,

sostenibilidad, respeto

por la naturaleza.

 

Hablaba de “elevar el ambiente”; hoy esa expresión se amplía a la creación como casa común.

 

La ecología integral

actualiza el carisma

allamaniano: misión es

también cuidar la tierra.

 

 

 4. Una misión compartida

Los Misioneros de la Consolata, en fidelidad al carisma de su fundador, pueden encontrar en la misión de JPIC una plataforma que expresa su propia identidad y viceversa:

· Evangelizar consolando y cuidando.

· Promover la justicia social como parte esencial del anuncio misionero.

· Ser artesanos de justicia y paz en contextos de conflicto.

·  Vivir la misión en clave ecológica, como custodia de la creación.

En palabras de Francisco: “La misión de los consagrados es ser profetas que testimonien cómo se puede vivir hoy la fraternidad con la creación y con los más pobres” (Francisco, Mensaje a la UISG–USG, 2014).

5. Acciones (propuestas prácticas para animadores misioneros parroquias, comunidades religiosas y grupos laicales, integradas en la misión de la JPIC y el IMC

 5.1. Justicia

Inspiración JPIC: compromiso con los pobres, defensa de los derechos humanos, lucha contra las desigualdades y las discriminaciones.

Inspiración Allamaniana: “No basta con predicar, hay que elevar la vida del pueblo” (Allamano, Scritti, 1920, p. 312), respetar los nativos y sus culturas.

Propuestas operativas:

· Organizar escuelas de ciudadanía, conciencia política, ética social y derechos humanos en las comunidades.

·  Apoyar iniciativas locales de economía solidaria y agricultura sostenible.

·  Formar grupos juveniles en doctrina social de la Iglesia con enfoque misionero.

· Impulsar campañas parroquiales contra la trata, la violencia, la discriminación y las exclusiones.

 5.2. Paz

Inspiración JPIC: construcción de comunidades reconciliadas y fraternas.

Inspiración Allamaniana: los misioneros deben ser sembradores de fraternidad, constructores de comunidad.

Propuestas operativas:

·  Promover círculos de diálogo comunitario para resolver conflictos locales.

· Celebrar cada mes un “Domingo de la Paz”, con liturgias inculturadas que integren símbolos de reconciliación.

· Ofrecer formación a catequistas y agentes pastorales en mediación y resolución pacífica de conflictos, perdón y reconciliación.

·  Favorecer experiencias interreligiosas de encuentro y oración por la paz.

 5.3. Integridad de la Creación

Inspiración JPIC: cuidado ecológico y sostenibilidad.

Inspiración Allamaniana: “Elevar el ambiente”, entendido hoy como cuidado de la casa común.

Propuestas prácticas:

· Celebrar cada año con entusiasmo el Tiempo de la Creación (1 de septiembre – 4 de octubre).

· Crear eco–ministerios parroquiales que animen a reciclar, reforestar, cuidar humedales y usar energías limpias.

·  Ofrecer retiros espirituales de ecología integral, uniendo Biblia, carisma de la Consolata y Laudato Si’.

·  Motivar a las familias a un estilo de vida sobrio, responsable y solidario.

 5.4. Consolación como síntesis (puente entre JPIC y IMC

·  Consolar a los pueblos es anunciarles a Jesucristo, consolación que libera y salva

·   Consolar a los pobres es reconocer, defender y promover su dignidad

·  Consolar a los que sufren violencia es buscar “armonía, justicia y paz”

· Consolar a los que lloran es acompañar con “compasión, cercanía y ternura”

·  Consolar a la creación herida es cuidar, cultivar y embellecer la “casa común”

Dinámicas para animadores

· Lectio JPIC–Allamano: tomar un texto de Allamano y un pasaje de Laudato Si’ y dialogar en grupo sobre cómo aplicarlo en la comunidad y la misión local.

· Mapa de la consolación: cada comunidad identifica qué heridas espirituales, sociales y ambientales existen en su territorio, y diseña acciones concretas de JPIC.

·  Vigilia de oración por la creación y los pueblos: un espacio de adoración y envío misionero con símbolos de la naturaleza y testimonios de comunidades.

Conclusión

La JPIC y el IMC convergen en una misma visión: la misión como transformación integral, donde se evangeliza promoviendo justicia, se construye paz y se cuida la creación. Así, la consolación que inspiró a Allamano e inspira a sus misioneros/as, se actualiza hoy como misión de esperanza para un mundo herido.

Bibliografía

·  Allamano, J. Scritti. Roma: Archivio Generale IMC, 1915–1925.

·  Allamano, J. Meditazioni ai Missionari. Torino: Editrice Missioni Consolata, 1936.

· USG–UISG. Justicia, Paz e Integridad de la Creación. Documento fundacional. Roma, 1971.

· Francisco, Papa. Laudato Si’. Encíclica sobre el cuidado de la casa común. Vaticano, 2015.

· Francisco, Papa. Mensaje a la Unión Internacional de Superiores Generales. Vaticano, 2014.

· Comisión JPIC. Guía para la animación de Justicia, Paz e Integridad de la Creación en la Vida Consagrada. Roma, 2018.

·  Biblia, Carta de los Derechos humanos, Carta de la tierra, Constitución Nacional, etc.

Biblia "A la mano"

 La Biblia: Luz, Consuelo y Fuego misionero

Centro de Misión y Culturas José Allamano

Un grupo de Laicos Misioneros se reunió este sábado 27 de septiembre, en el Centro de Misión y Culturas José Allamano – CMC, con el acompañamiento de algunos Misioneros de la Consolata. Oraron, reflexionaron sobre la Palabra de Dios como Luz, Consuelo y Fuego para la vida y la misión de cada uno, inspirados en el legado de San José Allamano.

Septiembre mes de la Biblia

El mes de septiembre, mes de la Biblia, lo conocemos así los católicos porque en él se celebra la festividad de San Jerónimo (día 30), quien dedicó su vida al estudio y a la traducción de la Biblia del griego y el hebreo al latín, la lengua del pueblo, versión conocida como Vulgata. El motivo es para acercarnos más a ella y profundizar en su aporte a la vida de cada discípulo misionero (laico, consagrado u ordenado) y de cada comunidad de fe, institución o movimiento eclesial centrados en la persona de Jesús, Palabra encarnada en la humanidad y sus contextos.

Propuesta de San José Allamano  

El fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata inspiró su vida y ministerio en la Palabra de Dios. Sus conferencias, cartas y charlas de formación a los misioneros aparecen sustentadas con citas bíblicas y testimonio de muchos santos. Les insistía en la formación bíblica profunda: "La Biblia debe ser nuestro pan cotidiano. Si no la conocemos, ¿cómo anunciaremos a Cristo?". Promovía, como lo hace hoy el Pueblo de Dios a través de las Comunidades Eclesiales de Base – CEBs, en América Latina, una relación viva con la Biblia, no como conocimiento teórico, sino como herramienta para transformar corazones y realidades, con enfoque liberador y contextual.

La misión nace del corazón de Dios y la viven aquellos que “escuchan la Palabra, la meditan en el corazón y dan fruto con perseverancia” (Lc 8,15).  El Fundador y Formador Allamano quería a sus misioneros “santos, sabio y trabajadores”. Capaces de convivir, en “espíritu de familia” y trabajar concordes, con “espíritu de cuerpo”. Amigos y discípulos de María Consolata. Respetuosos compañeros de las personas y los Pueblos a donde son destinados, para trabajar con ellos en la transformación personal y de sus ambientes. Para vivir una vida así entendida necesitamos una espiritualidad bíblica misionera, sólida y práctica.

Juntando las dos fuentes espirituales, inspiradas y sostenidas en la Palabra de Dios, la de José Allamano y la del Pueblo de Dios (Iglesia) en nuestro continente, encontramos el agua necesaria para calmar la sed en el camino de la vida - misión y el pan vivo, suficiente para resistir el camino y el trabajo, sin desfallecer. Allamano nos la ofrece como Luz, Consuelo y Fuego y las Comunidades Eclesiales de Base (CBs) nos la brindan como Palabra viva que ilumina la vida de los pobres, anima la comunidad y mueve a la liberación personal y social.  

Cada uno de los participantes al Encuentro, en el Centro de Misión y Culturas José Allamano, recibimos del P. Juan Gabriel Acosta, joven Misionero de la Consolata, doctorando en Biblia en la Universidad Javeriana de Bogotá, la siguiente Carta, simbólicamente enviada por San José Allano.

 

Ponente P. Juan Gabriel Acosta

Queridos misioneros y misioneras

 Al acercarse el centenario de mi Pascua, quiero dirigirme a ustedes con las mismas convicciones que animaron toda mi vida. Si algo deseo repetir hoy con fuerza es esto: la Sagrada Escritura debe ser su primer estudio, su alimento diario, la luz de su camino.

La Biblia no es un libro entre otros; es la voz misma de Dios que acompaña, corrige, consuela y enciende el corazón. Yo mismo les dije muchas veces: “La Escritura será su consolación en la misión”. Y hoy lo repito: también será su consolación, su fuerza y su esperanza en el trabajo que realizan.

Cuando el cansancio o la dificultad los visite, abran la Palabra y encontrarán ánimo. Cuando la misión parezca dura o estéril, dejen que ella sea fuego en su interior. ¿No ardía acaso el corazón de los discípulos de Emaús cuando Jesús les explicaba las Escrituras? Así también arderá el de ustedes si la meditan con humildad y fe.

Les invito a hacer de la Biblia su libro cotidiano. No basta leerla superficialmente; hay que meditarla, rumiarla, gustarla, escrutarla. Ella es, lo he dicho y lo digo de nuevo, una “mina de riquezas” y un “pozo profundo” del que siempre se puede beber.

Acérquense a la Palabra con pureza de vida, para que lo que escuchen lo puedan vivir. Léanla siempre con oración, pidiendo la luz del Espíritu Santo. Y háganlo con sencillez y humildad, sabiendo que es Dios mismo quien les habla.

Se lo repito con el corazón de padre: amen la Sagrada Escritura. Hagan de ella su alimento de cada día. Allí encontrarán la fuerza para perseverar, la alegría de servir y la luz para iluminar a las comunidades a las que son enviados.

Que este año 2025 sea un tiempo de gracia, en el que toda la Familia Misionera de la Consolata redescubra la centralidad de la Palabra de Dios, para que al celebrar el centenario de mi Pascua en 2026, puedan decir con verdad:

“Hemos hecho de la Biblia nuestro consuelo, nuestro fuego y nuestra guía en la misión”.

Con afecto y mi bendición,

                                                          San José Allamano


miércoles, 24 de septiembre de 2025

Plenitud

"Señor del Alto"


Señor de las montañas y los silencios, 
compañero en los caminos y hospedero en las posadas
Tú que conoces los pequeños, que buscan verte,
mírame hoy, viajero salido del Alto del Volcán.
 
Hijo de la tierra, buen “terrano”, antes que humano.
Alimentado con frijol, maíz y queso bien cuajado
hermano del suelo, el solar, el cidrón y el brevo.
Amigo del Dios del cielo y su enviado al suelo.
 
Te doy gracias por el fogón, hogar que me calentó
tres piedras, fuego permanente que me acrisoló
partera que me recibió, antes de yo gritar o llorar
alcoba de tapia, herméticamente blindada y protegida.
 
Gracias por aquel íntimo 25 de diciembre entre papá y mamá
por los que vinieron antes, con su peso y su ejemplo,
 por los que llegaron después, con su luz y su alegría.
Entre cada tres, uno para la totalidad
 
En la Inmaculada pila bautismal, ¡José Salvador!, se escuchó
para buscar, cuidar y proteger la fraternidad
para salir e ir a sanar, conservar, dar sabor y saborear.
Bisagra en la puerta familiar para abrir, dejar salir y entrar.
 
Nacido, entre la libertad mariana de Mercedes
y la salud servida por los hermanos Cosme y Damián.
Hazme instrumento de enérgica y suave consolación
firme suelo en el solar del encuentro y la recreación.
 
Que nunca me canse de esperar y reunir
que en mi cansancio recuerde tu manso corazón.
Que el regazo de tu madre me consuele,
que su brazo “A la mano” me lleve.


Que cuando mi cronómetro marque la meta
la vieja bisagra, sin crujir, abra la estrecha pueta.
Qué todos a una choquemos copas llenas de vino
partamos, repartamos y compartamos el pan vivo.

25de septiembre 2025 

jueves, 18 de septiembre de 2025

Tiempo de consolación

 Tiempo de la creación

Anderson y Sérgio, Novicios colombianos en Manaos - Brasil

Este llamado “tiempo de la creación”, determinado del 1 de septiembre al 4 de octubre y asumido por la Iglesia Católica como tiempo ecuménico, “es un tiempo para que todos volvamos a la oración, al estilo de vida más sencillo y a las decisiones valientes para cuidar de nuestra casa común” (Papa Francisco, Mensaje para el Tiempo de la Creación, 2023). Bien podríamos llamarlo “tiempo de la vida”, momento favorable para la vida abundante, placentera y saludable, en definitiva, ¡feliz!

Sin embargo, nos tropezamos por doquier y a toda hora, con la vida destrozada por el maltrato o el mal uso, matada por tantas y variadas violencias, asesinada intempestiva o lentamente, individual o colectivamente, interrumpida conscientemente en sus procesos naturales, con el rótulo de legalidad. Atropellos, casi todos, causados por los comportamientos irresponsables o ambiciosos de los miembros más conscientes de la “comunidad de la vida”, los, a veces mal llamados, seres humanos. Como “la comunidad de la vida” está toda interconectada, es la vida misma la víctima herida, maltratada, abusada, explotada, masacrada, matada. Toda la vida: humana, mineral, vegetal y animal, tristemente pasa a la lista diaria de los noticieros envenenados y las estadísticas archivadas, sin que nadie la llore ni le rinda luto. Se trata de un tiempo de desolación en el que todos perdemos, al final.

 Anuncien el Evangelio a toda criatura

Tal vez por lo dicho en el párrafo anterior, sigue más que válida y urgente la formación impartida por Jesús a sus discípulos misioneros y su mandato misionero universal (todo el mundo) y totalizador (toda criatura): “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda criatura” (Mc 16,15). Mandato que trasciende la creatura humana. No se trata solamente, entonces, de la salvación de las almas humanas, sino de toda la persona, integralmente comprendida y de la reconciliación de toda la creación con Dios y entre ella misma. Abarca seres humanos, pueblos, culturas y naturaleza. En clave paulina: “La creación entera gime con dolores de parto, esperando la redención” (Rom 8,22).

Imagen artística CAZ

Kairós misionero, tiempo de la creación

El tiempo siempre ha acompañado la vida en todas sus etapas y procesos. Nos es familiar a los humanos, nos invade, nos envuelve, viene y va, casi sin que percibamos. Intentamos agarrarlo, poseerlo o almacenarlo y no podemos. Lo único que logramos es medirlo, cronometrarlo, pero, aun así, no lo poseemos. Lo vendemos, lo compramos, lo compartimos, pero no es de nadie. Desde la fe cristiana lo agradecemos como don y hasta pedimos perdón cuando lo malgastamos. Solemos escuchar de la gente sencilla: el tiempo es de Dios y sus tiempos son perfectos.

En las Escrituras Sagradas, libros que narran la “historia de la salvación”, acompañada y guiada por un Dios que camina con su Pueblo, encontramos una concepción del tiempo en dos dimensiones: 1) cronológica, sucesión de horas, días y años, tiempo medible en el que se inscriben las genealogías, las fiestas, los calendarios litúrgicos de Pueblo y los acontecimientos históricos; 2) espiritual, como espacio del encuentro de Dios con su pueblo y de este con Él, mientras le va revelando su proyecto de salvación, sintetizado por Pablo y Marcos con estos textos altamente teológicos: “cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo” (Gál. 4,4) y “se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios” (Mc. 1,15).

Podemos concluir esta breve visión del tiempo con San Agustín, “el tiempo fue creado con el mundo, no antes de él” (Confesiones XI, 13) o, como enseña el Vaticano II: “El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22), el “hoy” de Dios, el “Kairós”. Inscribimos el “tiempo de la creación”, en continuidad de esa plenitud inaugurada con Jesús, aún no llegada a su plenitud. Don y oportunidad, tarea y responsabilidad.

 Tiempo de misión, hora de consolación

Nos referimos aquí a la misión concebida y propuesta por San José Allamano quien convocó, formó y envió Misioneros (1901) y Misioneras (1910) de la Consolata, desde su Santuario en Turín – Italia, con una consigna clara: “Consolata quiere decir consuelo. Vuestra misión no es otra: consolar a los pueblos, darles alivio en el cuerpo y en el alma, y elevarlos a la dignidad de hijos de Dios” (Allamano, Spiritualità Missionaria, p. 89)

No basta con predicar, hay que elevar la vida del pueblo, mejorar sus condiciones, mostrar con obras el amor de Cristo” (Allamano, Scritti, 1920, p. 312). La propuesta era integral: anunciar la Buena Nueva, promover el ser humano y elevar el ambiente. En sus cartas y enseñanzas subrayaba: “No basta con enseñar a rezar, es necesario enseñar a vivir; la religión que no mejora la vida del hombre no echa raíces” (Allamano, Cartas a los Misioneros, vol. II, p. 134).

Su visión se concretó allá, en el Pueblo Kikuyu y por cuatro continentes, en iniciativas muy prácticas:

·         Anuncio explicito del Evangelio, catequesis, celebraciones litúrgicas, construcción de capillas, perdón y reconciliación, etc.

·         Educación: fundación de escuelas y talleres para la formación en oficios y la promoción de las capacidades locales.

·         Salud: organización de dispensarios y hospitales en las misiones, convencidos que la evangelización pasaba también por curar los cuerpos y aliviar el sufrimiento.

·         Justicia y dignidad: rechazo explícito de la esclavitud y de toda forma de opresión

Imagen artística CAZ

Conclusión en clave de Consolación

Sintonizando el “espíritu allamaniano” y su concreción a través de sus misioneros/as con el “tiempo de la creación” podemos sintetizar la misión en cinco ámbitos:   

      ·         Consolar a los pueblos es anunciarles a Jesucristo, consolación que libera y salva

·         Consolar a los pobres es reconocer, defender y promover su dignidad.

·         Consolar a los que sufren violencia es buscar “armonía, justicia y paz”

·         Consolar a los que lloran es acompañar con “compasión, cercanía y ternura”

·         Consolar a la creación herida es cuidar, cultivar y embellecer la “casa común”