COMUNICADO DE LOS OBISPOS DE LA FRONTERA
Los obispos y los representantes de las Iglesias particulares de Esmeraldas, Tumaco, Tulcán, Ibarra, Ipiales, Mocoa – Sibundoy, Puerto Leguízamo y Sucumbíos, integrantes de la pastoral fronteriza colombo ecuatoriana, nos hemos reunido en Esmeraldas, en compañía de las comisiones de pastoral fronteriza y varias organizaciones de apoyo, para examinar el proceso de cooperación pastoral que iniciamos hace 19 años.
Con corazón y mente de pastores, hemos examinado la situación que presenta hoy nuestra frontera, teniendo presentes las orientaciones de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe reunidos en el año 2007 en Aparecida – Brasil, de tal manera que “seamos discípulos misioneros de Cristo para que nuestros pueblos en El tengan vida”. Como gran objetivo nos han pedido iniciar una “misión continental” que lleve a todos nuestros hermanos de América el mensaje de fe, esperanza y amor que Cristo nos dejó al morir y resucitar por nosotros.
Para nosotros es un deber lograr que ese mensaje anime la vida de nuestros pueblos fronterizos, desgarrados desde hace años por los conflictos y luchas que han conmocionado nuestra región.
Reconocemos los avances positivos logrados en el proceso de integración colombo - ecuatoriana, pero somos conscientes de los muchos problemas que quedan por solucionarse. En efecto, vemos con alegría que en nuestros pueblos de ambos lados de la frontera crece la conciencia de que es necesario un cambio radical de actitudes y comportamientos; se va aceptando la movilidad humana como un bien que nos enriquece mutuamente y no sólo como un peligro y una amenaza; se da un rechazo general a la violencia, sobre todo en tantas familias tocadas por la muerte; hay un anhelo más y más extendido de reconciliación y de paz.
En nuestras comunidades católicas se predica la exigencia evangélica de la no violencia y se van multiplicando las iniciativas de integración entre nuestras mismas diócesis hermanas, con la preocupación de que la atención de los migrantes, desplazados y refugiados no sea sólo una pastoral sectorial sino penetre transversalmente toda nuestra acción evangelizadora.
También en los gobiernos y comunidades de la sociedad civil podemos anotar algunos avances: De parte colombiana hay mayores esfuerzos por controlar la violencia en su frontera sur; y en particular debe destacarse la decisión de algunas comunidades para renunciar al cultivo de la coca. De parte ecuatoriana, anotamos con satisfacción los avances en cuanto al Registro Ampliado de Refugiados y varias iniciativas del Ministerio de Educación, así como el esfuerzo de moralización del personal militar y de policía que sirve en la frontera norte.
A pesar de todo esto, siguen siendo un inmenso desafío los gravísimos problemas estructurales que atentan contra la justicia y la paz, los derechos humanos y la convivencia solidaria en ambos lados de la frontera: La pobreza endémica y la miseria, el atraso frente al resto del país, la postergación por parte de los gobiernos, el irrespeto al medio ambiente y la agresión a la vida de sus defensores, la deficiente utilización de la cooperación internacional, que no siempre educa a los receptores de la ayuda sino fomenta dependencia. De este modo se siguen incrementando las terribles secuelas de violencia, discriminación, explotación laboral, e incluso cierta xenofobia, advirtiéndose a veces desaliento y cansancio entre los agentes de pastoral y de acción comunitaria.
Pero en esta ocasión queremos denunciar especialmente tres fenómenos perversos que adquieren relevancia en estos últimos tiempos: El primero es la alianza pragmática de los diversos grupos armados de Colombia y sus aliados del Ecuador en torno a la producción y tráfico de la droga, lo que potencia su efecto destructor sobre todo el tejido social y el panorama económico. En segundo lugar, dentro de este contexto, la idolatría del dinero fácil, que corrompe las conciencias y llega a invalidar todo principio de civilidad, de ética y de religión. Y finalmente una renacida carrera armamentista, ya denunciada por el Papa Pablo VI en 1968: “cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia… toda carrera de armamentos se convierte en un escándalo intolerable”.
Frente a estos desafíos, exhortamos a nuestros pueblos a continuar construyendo este proceso de integración, hermandad y solidaridad. A nuestros gobiernos, les pedimos en primer lugar, asegurar el cumplimiento de los marcos legales en ambos países; eliminar las restricciones impuestas al ingreso y permanencia de colombianos en Ecuador con el pasado judicial y su apostillamiento; dar cumplimiento a las disposiciones de la Corte Constitucional colombiana a favor de la protección de las personas afectadas por el conflicto, especialmente los afro descendientes, los indígenas y las mujeres.
De igual manera, llamamos a nuestros gobiernos a favorecer relaciones respetuosas y constructivas que permitan adoptar políticas de integración y desarrollo sostenible en la zona del corredor fronterizo a favor de las comunidades más vulnerables.
Y así mismo, los instamos a apoyar las iniciativas de la sociedad civil tales como: la próxima Conferencia Regional y Humanitaria sobre refugio y desplazamiento a realizarse en Quito el 24 – 25 de Agosto de 2010.
A todos los fieles de nuestra Iglesia, les exhortamos a fortalecer desde la Fe en el Señor Resucitado este proceso común de solidaridad y fraternidad.
Finalmente, en torno a las celebraciones del bicentenario de la independencia, proponemos a nuestros pueblos de Colombia y Ecuador trabajar unidos en la lucha común contra todo lo que genera esclavitud, explotación e inequidad a fin de fortalecer nuestra identidad de pueblos hermanos, libres, soberanos y solidarios.
Al Dios de la vida y a la protección de la Virgen María, madre de nuestros pueblos, encomendamos los anhelos y esperanzas de nuestro caminar.
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Mons. ARTURO CORREA TORO, Obispo de Ipiales – Colombia.
Mons. EUGENIO ARELLANO FERNANDEZ, Obispo de Esmeraldas – Ecuador.
Mons. GUSTAVO GIRON HIGUITA, Obispo de Tumaco – Colombia.
Mons. GONZALO LOPEZ MARAÑON, Obispo de Sucumbíos – Ecuador.
Mons. FRANCISCO JAVIER MUNERA, Obispo de San Vicente, Puerto Leguízamo – Colombia
Mons. JULIO TERAN DUTARI, Obispo de Ibarra – Ecuador.
Esmeraldas, 28 de Abril de 2010.
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