De
la liturgia de la vida a
la liturgia de la fe
De
la liturgia de la fe a
la liturgia de la vida
Una experiencia personal
Año 2015
En el Jubileo de mi existencia (25/09/1949), pensionado por edad (65) en un país de la Patria Grande, llamado Brasil (27/03/2015), he experimentado la gracia de la revelación divina a través de acontecimientos históricos vividos, leídos y celebrados a la luz de la liturgia cristiana.
*
El Miércoles de
ceniza, 18
de Febrero en Boa
Vista – Brasil, corazón de la Amazonia,
junto con mis hermanos misioneros,
fui invitado a la conversión y a la fe, con CENIZA extraída
de la Pacha Mama talada y quemada sin medida.
Dura
de convertir la criatura,
paciente
y misericordioso el Creador.
*
Volando sobre las
atlánticas aguas
(01/03), con el
cuerpo maltratado y el corazón reconciliado, aterrice en la Sala del
Consejo General de los Misioneros de la Consolata, en la Roma eterna,
para continuar el proceso de conversión
cuaresmal, rumbo al próximo Capitulo General (Mayo – Junio de
2017).
Sin conversión personal,
ninguna
re-vitalización ni
re-estructuración institucional
*
Volviendo a las fuentes, en procesión
de ramos (29/03),
dormí
y soñé despierto
en
las Aguadas Caldas de la cordillera maternal, entre el olor del café
y las armonías de la
Inmaculada emanadas del órgano tubular, incrustado junto a la pila
bautismal, y replicadas por las vibrantes campanas de las torres, con
el tic tac del blanco y negro reloj
marcando el nuevo tiempo.
La fuerza juvenil del viejo árbol está en sus raíces,
cultura y fe cultivadas
*
Semana consagrada a la VIDA que no muere (30/03
– 05/04),
aunque los vivos la queramos matar, porque es la
energía
primordial
del Espíritu divino escondido en las criaturas, que anima, fortalece
e ilumina el camino de los peregrinos hacia la Cena pascual.
La
Vida no está muerta, está herida y espera la misión,
misericordia nacida de la compasión.
*
Tercera
travesía oceánica para llegar
a
las laderas del Monte Kenya en las vísperas de la Ascensión (16/05)
y participar en la Beatificación de Irene,
Misionera
de la Consolata, hecha toda misericordia blanca en la África negra y
de Romero, el Oscar de la Justicia en el pequeño Salvador de las
américas (24/05).
Fuertemente vigilados a causa del miedo oficial,
los
pueblos cantamos y danzamos al calor del Fuego primordial.
Todo este intenso movimiento inter-continental me ha hecho entender mejor que:
* El sentido de una vida se entiende plenamente en la donación de la
vida toda. Esa es la verdadera beatificación, aunque no llegue a ser
oficialmente reconocida. Así lo testimonian los beatificados.
*
La revelación divina de un CARISMA, como el de la Familia Misionera
de la Consolata, no se da una vez y para siempre, sino
que es histórica, progresiva y se “presenta a través de
acontecimientos y palabras íntimamente conectados” (cf DV 2).
Nos corresponde escrutar los signos de los
tiempos.
* La
vivencia de un CARISMA no consiste en un proyecto individual sino
comunitario, como nos lo enseña Sor Irene: consagrada para la misión
en la Familia Consolata, llegó a Gekondi,
donde había sido destinada, asumió el
programa o proyecto acordado en la
Conferencia de Muranga (1904),
lo interiorizó e hizo de él su vida y su misión centrada
en el amor.
Como
maestra,
con la pedagogía
del amor: "máxima dulzura, siempre
dispuesta a prestar su ayuda a los alumnos para que pudieran superar
las pequeñas dificultades, para decirles una palabra de aliento. Sin
ser débil, sabía compadecerse de sus defectos, pasaba por encima de
sus inevitables caprichos, perdonaba sus faltas [...]. Rarísimamente
recurría a los castigos, aunque nunca severos y apenas veía que el
culpable estaba sinceramente arrepentido, perdonaba rápidamente, con
la única intención de ganarse los corazones y la confianza de los
alumnos." (P. Gillio).
Como catequista dedicada toda a Jesús y con El a los Kikuyu con “gran caridad y sobre todo mucha compasión, mucha compasión. Dulzura, dulzura, afabilidad grande, mucha paciencia” (uno de propósitos de los Retiros en Septiembre de 1930).
Como
enfermera
en el dispensario y yendo
al encuentro de las personas más alejadas,
enfermas y necesitadas, distribuía
los remedios, medicaba las heridas, sin
miedo a los contagios. vacunaba niños,
adultos y ancianos, visitándolas en
sus casas y caseríos.
Sor Irene Supo
hacer lo ordinario de manera extraordinaria, hasta consumirse en poco
tiempo, debido a
la intensidad con la que lo asumió. Murió
el 31 de Octubre de 1930, a los 54 años. Una
misionera de la Consolata santa, o
lo que es lo mismo, santa misionera, como
se lo había propuesto su Padre, fundador y formador, José Allamano.
El Pentecostés de los años 30 continua en el 2015, mejor, es
permanente.
Todos y cada uno lo entendemos en nuestra propia lengua.
Maravillosa
revelación!
El camino continua inspirado en el Dios Trinidad, la mejor propuesta de humana comunidad
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