EL
DESAFÍO DE SALIR DE LA PROPIA TIERRA
Reflexión
en Memoria de la Hna. Isa Sola
Isabel Solá en Haití, foto de las Religiosas de Jesús y María
La
hermana fue recientemente asesinada en Puerto Príncipe (09/09/2016)
El
verdadero sentido de nuestro ser comunitario es la llamada a ser
mediación de comunión en la humanidad
La
vida, y por lo tanto la Vida Religiosa que buscamos, no es algo
estático, no es un punto de llegada, un resultado que pretendemos
conseguir. Es movimiento, es camino hecho de aprendizaje y fidelidad.
Un continuo salir hacia lo desconocido, fiados en la promesa de que
algo bueno está aconteciendo. "La tierra que yo te mostraré"
es esa tierra prometida que ya nos habita y que se nos irá mostrando
en la fidelidad de la búsqueda.
Se
nos invita a vivir haciendo camino hacia nuestras raíces. La vida
religiosa nace de un deseo, de un anhelo, de una seducción, en
momentos en los que el cristianismo tiende a oficializarse. Nace como
protesta que intenta ser propuesta humilde de vida cristiana en la
desnudez y la intemperie del desierto, de la periferia y de la
frontera, confesando de este modo lo absoluto de Dios por encima de
los ídolos que oprimen y quiebran la humanidad.
Un
camino de purificación de lo que todavía nos queda de una
espiritualidad dualista y triunfalista, basada en el privilegio de
una elección, en la suficiencia de lo cuantitativo, mucho más
cercana a la del fariseo que a la del publicano del evangelio, para
adentrarnos en una espiritualidad más pascual, más profundamente
humana, más conectada con la vida.
Un
camino, que es una continua salida hacia otros lugares geográficos y
simbólicos que, en alusión a la conocida evocación de Jon
Sobrino, podríamos expresar como un triple desplazamiento:
- Hacia el desierto,
- la periferia
- la frontera.
-
HACIA EL DESIERTO: desde loa superficial hacia lo hondo
El
desierto es el lugar simbólico y geográfico de la soledad, de la
prueba, de la experiencia de Dios en la desnudez de lo esencial.
Salir hacia el desierto nos habla de una manera de vivir
contemplativa, en la que vamos dejando lo acomodado en lo
superficial, para acoger la realidad y nuestro propio ser desde lo
hondo. Una manera de vivir desde dentro, desde la soledad y
autenticidad de la búsqueda, que nos introduce en un proceso
humanizador permitiendo que nuestro ser entero se vaya polarizando en
el Dios del Mundo.
Esto
supone un camino interior que va dejando caer miedos,
racionalizaciones y deseos que paralizan para irnos abriendo a la
experiencia de Dios desde nuestra verdad desnuda. Un camino
contemplativo que nos abre a la realidad, nos lleva a taladrar lo
superficial y nos permite intuir el misterio de la realidad misma: el
latido humanizador de Dios en las ansias profundas de la humanidad y
en los gritos de la naturaleza.
La
salida hacia el desierto es una experiencia que lentamente va
unificando y fortaleciendo nuestra existencia y haciendo posible la
libertad y la osadía para obedecer y desobedecer, para decir sí y
para decir no cuando la causa de Dios lo requiere. Va afinando
nuestra sensibilidad para acoger y acompañar los desiertos de
inhumanidad y sufrimiento y abriendo las "antenas" de
nuestro ser para percibir y apoyar la esperanza de que "otro
mundo es posible".
-
HACIA LA PERIFERIA: desde los centros de poder hacia los lugares de impotencia
Las
periferias son esos lugares geográficos y simbólicos desprotegidos,
donde se respira, se palpa la impotencia de personas y colectivos, a
quienes se les niega todo poder, incluso el de poder ser y vivir
dignamente.
Salir
hacia la periferia es una manera de vivir desplazándonos
existencialmente hacia los márgenes, dejando alianzas con el poder
económico, social, eclesial y con las causas que siempre benefician
a los de arriba. Supone apostar decididamente por la causa de la
justicia y la paz, entrelazar nuestras vidas con la gente sencilla,
con los que no tienen voz, con las personas y los colectivos que
luchan cada día por la supervivencia.
Para
tener garra profética en el "centro de la ciudad", para
poder tener una palabra creíble, la vida religiosa necesita llevar
muy viva en el corazón la herencia de los márgenes y la llamada de
los que buscan una nueva esperanza. En estos lugares periféricos, en
la reciprocidad del dar y recibir, a los religiosos y religiosas se
nos ofrece un precioso regalo: se nos devuelve la memoria peligrosa
de Jesús.
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HACIA LA FRONTERA: desde la seguridad de lo conocido hacia la intemperie de la mediacièon
Las
fronteras son esos lugares geográficos y simbólicos en los que lo
diferente entra en contacto. Así hablamos de fronteras entre países
vecinos, entre el norte y el sur, entre razas, ideologías,
religiones y culturas, entre creyentes y no creyentes, mujeres y
varones, homosexuales y heterosexuales, entre un tú y un yo. Las
fronteras son lugares de cruce de posibilidades y conflictos: verja,
muro, separación, lucha, muerte... o lugares de encuentro, diálogo,
comunión, en los que puede nacer algo nuevo.
La
salida hacia las fronteras supone arriesgarse a lo desconocido, es
una manera de vivir que resiste la intemperie de la mediación que
supone un continuo descentramiento y aprendizaje de relación en
reciprocidad. Una forma de vivir que pertenece a la esencia misma de
una vida religiosa lleva en su seno la vocación a la comunión: la
comunidad como forma de estar en la vida. A menudo tenemos el peligro
de reducir esta vocación a un ámbito encerrado y sólo nuestro.
Sin
embargo, el verdadero sentido de nuestro ser comunitario es la
llamada a ser mediación de comunión en la humanidad: estar en las
fronteras de la vida suscitando, encarando conflictos y apoyando el
enriquecimiento mutuo desde el que puede surgir lo nuevo.
Cuando
la vida religiosa es trasplantada a modos de vivir superficiales, se
acomoda en centros de poder o se instala en la seguridad de lo ya
conocido, poco a poco se va perdiendo de sí misma y la memoria
peligrosa de Jesús de la que es portadora, se va convirtiendo en
memoria domesticada, tranquilizadora, mantenedora de lo que hay y
puede llegar a ser más "administradora de penuria" que
vigía atenta y comprometida del Dios de la Vida.
CARLOS
ALBERTO ZULUAGA
carlozuluaga@gmail.com
Fecha: 10 de septiembre de 2016,
Fecha: 10 de septiembre de 2016,
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