sábado, 7 de abril de 2018

Reconocemos al Señor Jesús por el camino y en la mesa


Ensalada de frutas en Semana Santa


San Luis (La Unión – Valle) 2018

Comunidad cristiana, movida por la fe
La fe nos convocó a muchos/as bautizados para celebrar la vida del Señor Jesús, junto con la vida de la Comunidad y la personal. Lo hicimos en las casas como familia; en el templo como cristianos, mediante las solemnidades litúrgicas; en las calles como ciudadanos, peregrinos, mediante las simbólicas procesiones, bajo el ardiente sol o la refrescante lluvia; en la intimidad de cada corazón con el Sacramento del Perdón y la reconciliación, con la participación a la Eucaristía y la comunión, en la oración comunitaria o personal.
Ya convertidos al Señor Jesús y a la Comunidad – Iglesia, desde hace algunos años, hoy buscamos renovar, actualizar, nuestra fe y nuestra vida en fidelidad. ¡Qué linda oportunidad para volver vivir, para resucitar!

Comunidad humana, movida por el amor

La vivencia y transmisión del Evangelio necesita siempre la relación personal, del encuentro humano, de la experiencia compartida. La Comunidad humana no se construye solo con ideas, necesita de la vida hecha experiencia, de la celebración y de la fiesta. Si pensamos bien, el Evangelio, la Buena Nueva de Jesús, se volvió "consolación" para la humanidad afligida, liberación para todas las creaturas y culturas, a través de los encuentros con El, del contacto y el seguimiento.
No podemos pensar, entonces, que hoy lo podemos hacer solo por medio de las redes sociales, se necesita también y sobre todo la relación concreta, de persona a persona.

Eso fue Semana Santa para nosotros en San Luis: personas que, saliendo de sí mismas, de sus casas o sus mundos, fuimos al encuentro de los “otros” y sus mundos, nos visitaron o recibimos visita, nos escuchamos, servimos o nos sirvieron, celebramos, comimos y bebimos juntos, en comunidad.   
Así fue nuestra Semana Santa: comenzando con las Visitas Misioneras, pasando por las Celebraciones Litúrgicas y concluyendo con la “ensalada comunitaria”.

Comunidad cultural, movida por el arte
La ensalada de frutas, que suele comerse como postre, después de las comidas, fue el plato comunitario el Domingo de resurrección (2018), en la frondosa y fresca Plaza de San Luis, corregimiento de la Unión Valle - Colombia, tierra de variadas frutas, secos y dulces vinos, típico trabuco con pan de queso, cariño y calor humano, mezclado con muchas otras cositas más.
Sí, eso mismo, “plato comunitario” y pascual, pues el Resucitado, por todas las señales, también estaba en el kiosco, mezclado entre los comensales de la ensalada natural, local y manual: las frutas, todas donadas por niños, jóvenes, adultos y ancianos, por personas individuales y por familias o grupos empresariales; manipuladas y organizadas con delicadeza artística e ingeniosa sabiduría por señoras y señores locales que, sin títulos de artistas plásticos pero con destreza ancestral, construyeron en equipo o minga, una verdadera obra de arte, llamada monumento para el Santísimo Sacramento, en dónde fue expuesto a la  adoración popular el Jueves Santo.
Frutas cultivadas en las huertas familiares o en los campos industriales, donadas en el mercado de la gratuidad, ofrecidas al Dios de la creación en el altar de la fracción del pan, bendecidas en el monumento de la abundancia y recicladas luego, para ser mezcladas con ese amor hecho servicio, aprendido en el “lavatorio de los pies” y luego servidas en humildes recipientes repletos de vitaminas naturales y espirituales.

El Resucitado comió en la plaza de San Luis, como lo hizo por el camino de Emaús o a la orilla del Lago. Ellos lo reconocieron al partir el pan o al compartir el pescado asado, nosotros al saborear la fruta del monumento sacramental. ¡Él está vivo, en medio de nosotros!


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