domingo, 8 de junio de 2008

Fraternidad misionera

Un misionero de Corea del Sur
haciéndose hermano de los indígenas colombianos


"Me llamo Kim MoonJung (José Kim) y soy coreano.

Entré en el Instituto de los Misioneros de la Consolata el 29 enero 1996.
Después hice la experiencia militar, en mi país, durante 2 años y 2 meses, ya que es obligatoria.

Estudié la filosofía en mi tierra y luego salí para hacer el Noviciado en Italia, en el año 2002.
Después del Noviciado fui a Roma para estudiar la teología básica, durante tres años.
Una vez terminada la Teología pedí una experiencia misionera de dos años, en algún lugar de habla hispana.

Quería experimentar algo nuevo y, después de cinco años en Italia, percibí que eso no era no era posible allí. Fue así como me destinaron para Colombia y ahora me encuentro en este nuevo país.
Además, quería estar con los indígenas de América Latina y pedí que me lo permitieran, entonces me enviaron a Toribío - Cauca, a donde llegué después de un pequeño curso introductorio de lengua española, en Medellín.

¡Toribío es un lugar maravilloso!
Los indígenas tienen sus pensamientos sobre la naturaleza y saben respetarla.


Tienen muchos símbolos sobre la naturaleza.
Caminan mucho y lo hacen sin prisa.
Conocen su medicina natural y tienen médicos tradicionales.
Tristemente existe también la violencia. Cada día se escucha que alguien murió violentamente. Existe una pelea entre la guerrilla y los militares, mezclada con el problema de la "coca" y muchas veces se enfrentan en medio de la población civil. Tres ya me ha tocado estar debajo de estos combates.

Tal vez a causa de tantas violencias es que los toribianos miran a la gente nueva con desconfianza y sospecha.

Me ha dolido ver, también, tanta violencia en la familia, lo mismo que algunos conflictos relacionados con la salud: apenas llegué en Toribío, yo mismo tuve que celebrar el entierro (liturgia de la palabra) de una niña. Ella, un día ante de morir, tenía gripe y no estaba muy bien, pero no la llevaron al hospital y, entonces, murió.

Aunque llevo solo siete meses viviendo en Toribío y entonces mi experiencia sea muy limitada, pienso que el pueblo Indígena está perdiendo mucho su cultura y sus valores. Ellos no tienen prisa, pero la economía que los invade velozmente sí va causando mucho daño. Pienso que ellos no son preparado por eso tipo di economía rápida y agresiva. Los jóvenes no quieren ya vivir la vida de sus padres y antepasados.

Aún así, pienso que toda vía tenemos algunas esperanza. Por que el pueblo Nasa tiene sus proyectos, aunque, debido a sus costumbres, encuentren dificultades para manejar bien todos proyectos y, sobre todo, sean muy lentos para el cambio.


¡Algo está cambiando!
Esto se nota en sus ojos maravillosos y brillantes. Ojos que, pienso, solo pueden tener las personas que tienen la esperanza.
Bueno, he compartido un poco de mi experiencia y puede decirles que me siento muy contento de ella. Para mi todo es nuevo. Siento que tengo más elementos para pensar en la misión que viviré en el futuro, además del español que estoy aprendiendo.

Pero siento compasión del pueblo Nasa que está padeciendo mucho el cambio que se le impone desde afuera y lo lleva a perder mucho su cultura.

Finalmente quiero decirles a todos que no perdamos la esperanza. Ella es la vía que Jesucristo que nos enseñó: sufrir por los pobres y por los débiles.

La esperanza es la última que muere. Si muere la esperanza verdaderamente non tenemos nada que hacer".
José Kim: con.moon@gmail.com

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