Edgar Chávarro Ortiz, ordenado Presbítero para la misión de Jesucristo,
en el Instituto misionero de la Consolata
Hijo de una familia que inició su camino migratorio, como tantas otras familias de colonos, en Garzón hacia el territorio del Caquetá, creció trabajando la tierra y acompañando al papá.
Con mucho esfuerzo terminó, finalmente, su bachilletato en Florencia y se alistó para el servicio militar que prestó en el mismo Caquetá.
Mientra practicaba su piedad religiosa se entrevistó, un buen dia, con el P. Juan Carlos Guazzotti imc, entonces Párroco en el Barrio Torasso, y fué hechádole aguita fresca a la semilla vocacional.
Terminado el tiempo del servicio a la patria, un poco más templado en su carácter y maduro para tomar decisiones, se alistó para servirle al pueblo de Dios, cultivando los valores del Reino: el amor con esperanza, la justicia con caridad y la liberación con el cariño de la consolación.
El proceso formativo, que no es solamente académico sino también y sobre todo, humano, espiritual y apostólico, lo realizó con el acompañamiento de los Misioneros de la Consolata:
1. Un año de inducción (Propedéutico) para conocerse mejor a sí mismo, conocer más y mejor al Señor Jesús y hacer lo mismo con los Misioneros y el Instiuto de la Consolata y ser conocido por ellos.
2. El estudio de la Filosofia en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín para entender mejor el sentido y dirección de la vida propria y de la humanidad en su história.
3. Un año de Noviciado para profundizar en el origen, la historia y los desdoblamientos del Carisma Misionero de la Consolata a partir del Beato Fundador José Allamano.
4. El estudio de la Teologia, en la Pontificia Universidad Javeriana, para entrenarse en la lectura de los signos de la presencia del Dios de la historia y de su misión en medio de tantos pueblos y culturas difererentes. Así se fue capacitando el P. Edgar, profesional y espiritualmente, para la misión de Jesucristo, el misionero enviado del Padre.
Presbítero en la Iglesia Católica, por la imposición de las manos (13/12/2008) del Señor Obispo de la Diocesis de Florencia - Caquetá, Mons. Jorge Alberto Ossa Soto, para la misión del Reino de Dios a través del Instituto Misionero de la Consolata.
El Padre Edgar Chávarro Ortiz continuará cursando la Maestria en História y buscando leer, interpretar, sistematizar y redactar por escrito los pasos y las acciones de Dios en el territorio del Caquetá, recorrido por los Misioneros Capuchinos y de la Consolata durante más de 100años, junto con otros y otras fuerzas evangelizadoras y constructoras de la sociedad civil.
Nuevo Ministro para nuevo ministerio, siempre al servico de la misión, el P. Edgar, además de estudiar, prestará sus servicios en la formación de otros futuros misioneros de la Consolata, en la etapa de la Filosofia.
El Misionero de la Consolata no vive solo, se consagra para vivir en Comunidad o Familia.
La nueva Comunidad del P. Edgar, ubicada en el Barrio Ciudad Jardín del Sur - Bogotá (Cr. 11 No. 15-53 Sur), estará conformada por cinco jóvenes aspirantes a Misioneros, el P. Alonso Alvarez quien acaba de regresar de la República Democrática del Congo, después de más de 15 años de permanencia en aquel pais del África y Gabriel Armando, joven misionero de Mozambique que realizará un año de servicio al Instituto y a la misión, antes de continuar su proceso académico.
Entre el padre y el "padrino"
El P. Bruno Del Piero, curtido misionero del Caquetá y el Putumayo, quien preparó espiritualmente, con un retiro personalizado, al P. Edgar para la Ordenación, ahora, durante el rito litúrgico, le cambia la estola de Diácono por la de Presbítero, lo anima y acompaña en el altar de las ofrendas para la Acción de Gracias.
Ordenación Presbiteral, obra y sacramento de la Iglesia
Una Ordenación Presbiteral no es obra, unicamente, del Obispos y el Ordenando. No, en ella y de ella participa el Presbiterio Diocesano, los Religiosos y Religiosas y la Comunidad cristiana, laicos y laicas en general. Se trata de una celebración de la Iglesia en su plenitud, aunque no en su totalidad.
Se junta el cielo con la tierra
Todos los celebrantes, de rodillas, se colocan en sintonia, mediante el canto de las Letanias, con todos los antepasados, santos y santas, en el cielo, mientras el Ordenando, como humilde creatura, se coloca en contacto directo con la "madre tierra" y respira suave, profunda y harmoniosamente con toda la creación.
Gracias al Dios bueno, a la Iglesia Particular de Florencia, con su Obispo a la cabeza, al Instituto de la Consolata que ha sembrado de palabras y accciones divinas estos territorios de colonización, a los formadores y compañeros, lo mismo que a toda la Comunidad presente, por este momento solemne, emocionante y misteriorso de mi vida, dice el P. Edgar.
"No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero".
(Fip 3,12)
(Fip 3,12)
La Familia beatificada en el hijo
Doña Esperanza y el resto de la Familia venida de Garzón, Guadalupe, Ibagué y varios otros lugares del Caquetá y de Colombia, acoge el "don" con sorpresa, gratitud y mucha esperanza.
¡FELICITACIONES P. EDGAR!
Te lo decimos con la mirada
y la sonrisa.
Que Dios continúe esta bella obra
que comenzó en ti.
Acuédate de nosotros en cada Eucaristia que nosotros nos acordaremos de tí.
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