domingo, 17 de enero de 2010

La misión de Dios continua

Carta de las Misioneras Lauritas desde Haiti
Buenos dias, quiero compartir esta carta enviada de por las Hermanas que estan en Haiti, anoche me comunique con ellas, la situación es muy delicada, oremos para que les de fuerza ya que no se puede viajar para apoyar el pueblo.
Elevemos suplicas al Señor.
Hna. Esperanza (Superiora General)


Les contamos que la situación esta muy complicada pues hasta ahora no han cesado las replicas y los temblores, ya son tres días que no podemos entrar a la casa ni la gente, todo el mundo estamos durmiendo en la calle, es incontable la cantidad de muertos que hay por todo lado, muchas escuelas destruidas y miles de jóvenes niños sepultados, las calles de Jacmel son desoladoras igual que en Puerto Príncipe, no solo son los muertos sino los heridos, la miseria, la destrucción de todo el país. 
 
Se encuentran escombros y partes de gente, entre ellos el hermano de una postulante Claudine que quedó sepultado con más de 200 estudiantes que quedaron sepultados en la escuela de la Trinite, hoy encontraron una parte de su cintura y piernas le reconocimos por los documentos que llevaba en el bolsillo, pasamos toda la mañana de ayer esperando que  lo sacaran pero entre los  15 que encontraron no estaba él sino hasta cuando ya eran las 4 de la tarde y empezaba a oscurecer quedaba esperanza. 
 
La tristeza es inmensísima esto es muy fuerte, hemos vivido muchos huracanes pero nunca algo como esto, nos preguntan, nos preguntamos también con lagrimas… por qué Haití, por qué cuando más pobre está este pueblo más abandonado nos llega esto. 
 
El día del terremoto estamos separadas Consuelo y Lina en la ciudad y les tocó el terremoto en una casa de tres pisos, aun no podemos saber como salieron bajo los escombros con vida, Agathe y Martha en casa con todo quebrado y mucha angustia, finalmente nos reunimos por la noche cuando lograron llegar por la montaña con el papá de Jove que estaba hospitalizado y el hospital se derrumbó, todos los heridos en la calle tirados y llevábamos una niña en el carro que encontramos con las piernas fracturadas. 
 
El dolor más grande fue llegar al hospital para dejarle allí, trajimos al papa de Jove a casa y murió al amanecer. Toda la noche temblaba cada dos minutos, la angustia es total, casi depresiva, en la ciudad no hay ni luz ni agua ni comida, las madres esperando con una sabana en la mano para recibir lo que encuentren de sus hijos. cuando estábamos en el entierro del papa de Jove apareció Brank como un angel para darnos la paz pues pensamos que estaba muerto, pues no sabíamos nada desde hace dos días y la casa se derrumbo del todo, él esta bien con algunas heridas y llegó caminando desde Puerto Príncipe. 
 
Gracias a Dios Wynda había subido a Arreguy el día anterior y estaba aqui con nosotros. Cada momento estamos recibiendo heridos, la hermana Olga está en Puerto Príncipe pues tenia una reunión allí. 
 
Aún no tenemos comunicación ni siquiera local. Solo nos queda este medio que aún no ha colapsado, aun cuando les estamos escribiendo ha temblado de nuevo y hemos tenido que salir un momento, estamos nerviosas pero no perderemos la esperanza. Si Dios nos regaló la oportunidad de vivir de nuevo debemos ser fuertes y hacer todo lo que este a nuestro alcance, hay amenaza de lluvia, el cielo esta nublado y con mucha brisa, sabemos que las familias de las novicias haitianas están bien, los que están aquí cerca pero ellos no saben de los demás que estaban en la ciudad.
 
El reto más grande es la esperanza y la responsabilidad con la gente pues cada vez son más los que llegan como viendo una salvación y nosotras tratamos de mantenernos en pie. Hay una sensación de mareo en todos. Es como si aun se moviera todo sin parar, cualquier ruido es pánico pero en medio de todo damos gracias a Dios que estamos bien y la gente de la misión también. Por ahora la incertidumbre es total pues no se sabe cuando terminará, cuando pensamos que ya se acaba entonces la tierra se mueve de nuevo,. Nadie ha podido dormir, la gente esta por cientos en la calle y lugares abiertos, nosotros también pero aquí seguiremos juntos aunque el dolor parece derrumbarnos ahora.
 
Les agradecemos el apoyo, sus oraciones, sus palabras, aremos lo que podamos hasta nuestras ultimas fuerzas. Mucha gente con posibilidades está tratando de salir, nuestra gente no puede hacer lo mismo, aquí permaneceremos con ellos, Dios les pague todo el cariño y la solidaridad con nosotras y nuestro querido pueblo de Haití. Tenemos la certeza de que como cada ano cuando les azota el huracán, al amanecer se levantan para recomenzar, así lo harán pues están hechos con una fuerza casi invencible, es un duelo total, no se escucha nada, todo esta en silencio, pero Dios hablará en ese silencio, esperamos en EL, el dueño de cielos y tierra.
 
Les queremos mucho, les enviamos muchos abrazos a cada uno y a nuestras familias.

Nota: seguiremos escribiendo hasta cuando pronto termine el galón de gasolina que queda para tener esta comunicación, aunque esperamos se reparen pronto las líneas telefónicas.
Hermanas Lauritas de Haití.

Nota: Le agradezco a la Madre Esperanza el haber compartido este evangélico testimonio misionero
Viernes, 15 de Enero de 2010 14:06

1 comentario:

Hna. Gabriella bono dijo...

Las Hermanas Misioneras de la Consolat, desde Nepi, Roma, como Direcciòn general deseamos hacernos presentes al lado de las Hermanas Lauritas que con grande amor sirven al Pueblo Haitiano y ahora estàn compartiendo el dolor y la esperanza. Oramos y apoyamos con nuestra cercanìa todos los esfuerzo de Vida y Consolaciòn