sábado, 3 de diciembre de 2011

Plata para Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga imc

25 AÑOS DE EPISCOPADO


“QUE EL JARRO SIGA PASANDO”
Cuando hablamos de 25 años sirviendo al Reino de Dios desde la Iglesia Católica, como Pastor-Obispo, entendemos que se trata de algo digno de celebrarse. Tratándose de Mons. Luis Augusto Castro Quiroga  imc y sus 25 años sirviendo como Obispo en la iglesia colombiana, debemos CELEBRARLO en grado superlativo, en negrilla, en cursiva y subrayado. 

El pasado 30 de noviembre del 2011 fue eso lo que realizó la Familia Misionera de la  Consolata: celebró las Bodas de Plata de Episcopado de Mons. Luis Augusto. No solo por ser obispo  sino por la manera como  ha asumido y ejercido la misión.
Precisamente desde el termino y la realidad “misión”  encarnada es que debemos y podemos identificar al festejado.  Un ser humano y un pastor que ha gastado y desgastado su vida desde la óptica misionera, interpretando su bautismo como pasión por Cristo. Pasión que lo llevó a  dejarse seducir por Jesús el Misionero del Padre y a realizar su misión desde el Instituto Misiones Consolata, que, como una Familia, lo acogió y ayudó abrir sus  horizontes como ser humano, misionero, consagrado y presbítero.

Celebramos sus 25 años de episcopado reconociendo su entrega y su capacidad de vivirlos desde su “ser consagrado para la misión”. Este acontecimiento congregó su familia de sangre, su familia eclesial representada por el Señor Nuncio Apostoloco Mons. Aldo Cavalli, Mons. Francisco Javier Múnera, imc y su Familia Consolata, en la cual se destacó la presencia de los misioneros y misioneras en formación, por su numerosa presencia.  
Los estudiantes de Filosofía y Teólogos han conocido a Mons. Luis Augusto indirectamente,  desde sus innumerables escritos. Gracias a éste acontecimiento fue posible que la letra se hiciera palabra; fue posible que los misioneros y misioneras en formación no imagináramos  su voz,  sino que pudiéramos escuchar, en vivo y en directo, su propio estilo pausado, voz con la cual, a la invitación  de nuestro Superior Regional P. Joaquín Pinzón a dirigir unas palabras a las comunidades formativas del IMC y del MC,  nos recordó la historia del  apreciado jarro que pasó de generación en generación  hasta que se rompió y no pudo pasar más: “que lo mismo no suceda con ustedes, que el jarro siga pasando”.

Mons. Luis Augusto: sus nietos, bisnietos y quizás tataranietos hemos  recibido el jarro. Quizá por lo que ha pasado de generación en generación está un poco deteriorado y necesita retoques de pintura y colores, esos que hacen de la misión algo dinámico. Pero, créalo con toda certeza: con la ayuda del Misionero del Padre que da fuerza a sus disípalos, no dejaremos romper el jarro e intentaremos pasarlo a nuestras próximas generaciones. Claro está, con la condición que se deje seguir  pintando  a varias manos  y con multiplicad de colores.

Mons. Luis Augusto Castro, gracias por su VIDA!
 VIDA en ABUNDANCIA!    

Perspectiva desde un joven misionero de la comunidad del Teológico

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