martes, 3 de noviembre de 2015

Por la via de la misericordia


Año de la Misericordia

Los seres vivos, humanos y toda la creación, necesitados del amor de Dios, nos preparamos para acoger el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, ofrecido por el Francisco de nuestro tiempo, Papa Bergoglio, a partir del próximo 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, hasta el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

El logo constituye un compendio teológico de la misericordia y del lema que lo acompaña.

Con el lema, tomado de Lc 6,36, Misericordiosos como el Padre se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6,37-38).

El logo – obra del jesuita Marko I. Rupnik – se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia.

Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, ya que indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención.

El dibujo se ha realizado en modo tal de destacar el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida.

Además, es inevitable notar un detalle particular: el Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, la propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre.

La escena se coloca dentro la mandorla que es también una figura importante en la iconografía antigua y medieval por cuanto evoca la copresencia de las dos naturaleza, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona.


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