lunes, 28 de noviembre de 2011

El "viento" de Adviento en y desde Colombia

¡HAY QUÉ TRAERLOS VIVOS!


La infinita frustración que nos sigue dejando el manejo gubernamental de la situación de los secuestrados, enmarcándola en estrategias de debilitamiento y exterminio del adversario, hay que cambiarla ahora en esperanza cierta de libertad, centrando todo el interés, no en la guerrilla, sino en la vida de estos servidores del Estado y en el sufrimiento de sus familias.
Aunque suene duro, hay que distinguir su condición de militares y policías de esa solidaridad de cuerpo que mezcla lo humanitario con lo estratégico y hace que toda lucha por su liberación sea absorbida por un frente común e ideológico: todos y todo contra las FARC. 
Este enfoque se convierte en la SENTENCIA A MUERTE, al menos dentro de la fatídica y horripilante “ruleta rusa”, a ese grupo adolorido de secuestrados y familias suyas que constituyen el símbolo adolorido de la impotencia de un país entero y la inhumanidad de una lucha imposible.
ESE SÍMBOLO PATRIO es fundamental para la que parece imposible reconciliación entre los colombianos y la sanación de una memoria envejecida y endurecida en la crueldad de lado y lado.
 HAY QUE PRESERVAR ESA LUZ DE CONSOLACIÓN Y ESPERANZA, abriendo UN INMEDIATO ACUERDO HUMANITARIO que asegure el desenlace a favor de la vida y del retorno. Centrar la atención en las víctimas y no en los victimarios es lo que debe hacer un Estado fortalecido y armado hasta los tuétanos de tecnología, cuya seguridad y estabilidad no corren ni el más mínimo riesgo por dar este paso.

¿Por qué no trajeron vivo, por ejemplo, a Alfonso Cano, cuando se dieron todas las condiciones de desproporción absoluta y de sometimiento y reducción a cero de un hombre de más de sesenta años, herido, ciego, sólo?
¿Porqué encapsular la lucha anti-guerrillera en ese marco de traer muertos a los cabecillas, sin agotar el marco ético de la no pena de muerte, de la captura como objetivo legal? Otro sería el escenario para los secuestrados y para las posibilidades de ponerle fin a este interminable y desastroso conflicto.
Con todo respeto, invito al gobierno y a la sociedad a revisar si este esquema de “cortar la cabeza de la culebra”, tan agresivo y letal, no obstante el cúmulo de muertes que hay entre un jefe y otro, de Reyes a Cano, por parte de soldados, policías, civiles y guerrilleros. ¿No está peligrosamente centrado en esa relativización del homicidio y no en la primacía del derecho a la vida, en la primacía de la vida de nuestros secuestrados, en la primacía de “cerrar heridas y abrir puertas”?
RELATIVIZAR EL HOMICIDIO HA SIDO EL CÁNCER DE NUESTRA CULTURA INCOHERENTE FRENTE A LA VIDA HUMANA.
Invito, en consecuencia, a quienes promueven movilizaciones “en contra de las FARC “a revisar los presupuestos y contenidos de esa convocatoria.
Es inútil intentar poner toda la responsabilidad en esa organización, olvidando que su naturaleza criminal, su terquedad ideológica y su situación de acorralamiento los hace incapaces de respondernos como esperaríamos.
No hay sujeto civilista, no hay sujeto de responsabilidad humanitaria en las FARC. Tenemos que serlo nosotros, el Estado y la sociedad que nos consideramos democráticos y civilistas.
Centremos nuestras luchas en TRAER VIVOS A LOS SECUESTRADOS. Y que el Estado y la sociedad y la comunidad internacional asumamos y hagamos lo que ES NUESTRA RESPONSABILIDAD.

+Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali.
Nota: agradezco a la Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali por compartir este evangélico llamado de Adviento. (Lunes, noviembre 28, 2011)

El "espiritu de Asis" en Amazonas

II SEMINARIO FRANCISCANO AMAZONICO DE SOLIDARIDAD
Iquitos, octubre 13 al 15 del 2011
DECLARACION FINAL
¡Paz y Bien en el Señor de la Vida!

Reunidos en Iquitos, Amazonía Peruana, convocados por Franciscanos y Franciscanas  23 personas de Brasil, Colombia, Bolivia y Perú: Sacerdotes, religiosas-os, indígenas, líderes sociales, agentes de pastoral, después de dos años nos volvemos  reunir para retomar el trabajo iniciado en setiembre del 2009 y así fortalecer nuestra mística de solidaridad y lucha por la defensa de la Amazonía desde la espiritualidad indígena y ecológica iluminados con la espiritualidad franciscana y usando el método VER –JUZGAR Y ACTUAR, nos propusimos: fortalecer la mística de la solidaridad y la lucha  por la defensa de la Amazonía y comprender  los  grandes planes e intereses que se están jugando en la Amazonía y los grandes procesos de resistencia  desde el campo popular fortaleciendo entre nosotros  formas de trabajo coordinado.
Hemos reflexionado estos días la problemática que viven nuestros pueblos en la Amazonía, la cual  nos interpela  a cada uno y también interpela a todo el Pueblo de Dios, no solo a los agentes de Pastoral Social.

La defensa de la Amazonía forma parte de nuestra misión evangelizadora.
Somos conscientes que el cuidado y defensa de nuestra Amazonía, no solo es para este presente sino como legado para las generaciones venideras.
La madre tierra se manifiesta. Y su  voz se oye desde las culturas indígenas, las cuales  merecen nuestra escucha atenta y compromiso. Este aporte es un llamado a la conciencia para el cuidado y respeto a la divina madre que provee los recursos para nuestra subsistencia como raza humana.
En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra  fue y sigue siendo depredada. Las aguas están siendo tratadas como mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias (DA 84).
La acción del gran capital en la amazonia tiene la capacidad de promover una completa reestructuración de los territorios para favorecer los intereses del mercado globalizado.
El conflicto está diseminado a lo largo y ancho del territorio haciendo de la violencia un componente constitutivo de este proceso de expansión del capital.
Una de las armas que se están utilizando contra los pueblos originarios son los preconceptos con relación a sus modos de vida, sus cosmovisiones y su forma de relacionarse con la naturaleza.
Los problemas encontrados en la Amazonia generan llamados que exigen ser atendidos por las/os seguidoras/es del Evangelio. Así damos signos concretos del Reino anunciado por Jesucristo. Y así somos convocados a creer que todo fue hecho para todas/os.
La Amazonía es hoy un lugar teológico privilegiado para nuestra acción misionera. El universo es el cuerpo de Dios presente en la historia de la creación. Dios se identifica con el sufrimiento de todos los seres vivos de este mundo y quiere el bienestar, el “buen vivir” de todas/os.
Por eso es imperioso recuperar una mirada del Planeta como casa y no como mera fuente de recursos a extraer y explotar.
En este camino es fundamental recuperar los conocimientos y valores ancestrales de nuestros pueblos originarios, en su relación con la naturaleza y el medio ambiente.
Como Pueblo de Dios convocado en Iglesia, nos sentimos interpelados a actuar acompañando, involucrándonos en acciones más concretas, de denuncia, movilización, elaboración de propuestas, renovando nuestra opción por los pobres y por la naturaleza.
Los pobres y excluidos viven una mayor vulnerabilidad en los tiempos presentes; sobre  ellos se quiere poner el peso de esta crisis del capitalismo, que tiene como una de sus expresiones la crisis ambiental que por primera vez pone en riesgo la existencia de la especie y del planeta. Nos unimos a los actores que se oponen claramente a este modelo de mercantilización de la vida y nos oponemos a las industrias extractivas de minerales, hidrocarburos, maderas. A los gobiernos cómplices de esta barbarie socio-ambiental a los bancos  y corporaciones internacionales grandes beneficiarios del modelo.

Urge un modelo distinto de vida sostenible y por lo tanto completamente distinto del modelo actual.

Necesitamos vivir nuestra vocación profética cuestionando el estilo de vida consumista y depredador que quiebra la solidaridad de la familia humana y que nos impide ver el planeta como casa común. Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre de dolores de parto” (Rom 8, 20-22). Por esto nos comprometemos a defender el territorio y el agua en la Amazonía desde el enfoque de la justicia ambiental.

Para ello hemos decidido:

1.      Participar y apoyar decididamente la realización del Foro Social Pan-amazónico a realizarse en Cobija, Bolivia en octubre del 2012.
2.      Impulsar una red de animación, formación, denuncia y movilización social.
3.      Defensa de los derechos humanos.
4.      Apoyar los equipos que trabajan en las zonas de frontera.
5.      Convocarnos a un tercer seminario franciscano amazónico de solidaridad en el 2013

Por la tierra, por la vida, por nuestra existencia.

Casa Kanatari
 Punchana, Iquitos, Loreto. Perú
15 de Octubre de 2011

Nota: Agradezco a Mons. Alberto Capos H. OFM el haber compartido con nosotros esta Declaración franciscana.