viernes, 16 de junio de 2023

Misioneros de la Consolata

 Testigos de la consolación

Como familia consagrada para la misión “ad gentes”, “Llevamos el nombre de la Consolata, y el Instituto es obra suya. Nos sentimos partícipes de la misión materna de María de llevar al mundo la verdadera consolación, Cristo Salvador, y con ella anunciamos la gloria de Dios a las naciones” (Constituciones IMC 4. 11).

Hijos e hijas de la consolación

El 11 de junio de este 2023, recordando y celebrando litúrgicamente la fiesta del Apóstol Bernabé, estuve imaginado los/as integrantes de las nuevas Direcciones Generales de los Institutos misioneros de la Consolata, como personas “aptas para consolar”.

La propuesta inspiradora es el judío José, de la tribu de Leví, "hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo" (He 11, 24), nacido en Chipre, punto estratégico de encuentro en el mar mediterráneo entre Europa, Asia y África, migrante a la ciudad de Jerusalén. Allí adquiere, como muchos paisanos, un terreno para instalarse cerca al Templo de sus tradiciones. Conociendo el “movimiento de Jesús”, vende el terreno y se incorpora al nuevo movimiento, colocando también el dinero al servicio de la comunidad (He 4, 37).

Su calidad humana y espiritual le merece, de sus compañeros, el apodo o sobrenombre de “Barnábas”, una transliteración del arameo al griego, y que traducido al griego es υἱὸς παρακλήσεως, algo así como “hijo de la exhortación”, que traducido al español sería Bernabé, “hijo de consolación” o “apto para consolar” (He 4,36), como lo llama Lucas las 33 veces que lo menciona en los Hechos de los Apóstoles y Pablo en las cinco veces que lo nombra en sus Cartas.

Iluminados por su vida y práctica misionera de discípulo misionero de los primeros tiempos, escogido por el Espiritu en la Comunidad o Iglesia de Antioquía, para enviarlo a los gentiles, más allá del mundo judío, tendremos más razones y motivaciones para vivir y ejercer nuestra misión al interno de los Institutos y las comunidades, entre los “gentiles” de hoy, “ad gentes”, en medio de la aflicción humana y de toda la creación.  

De manera extraordinaria podrá inspirar a los Equipos Generales de los dos Institutos misioneros de la Consolata, nacidos en el vientre del Santuario de la Consolata en Turín - Italia (1901 los misioneros y 1910 las misioneras), con la firmeza, serenidad, amabilidad y confianza del Beato Fundador, José Allamano, en el próximo sexenio, 2023-2029.

A lo largo de este tiempo primaveral en Italia y tradicionalmente dedicado a María en el mundo católico, mientras preparamos la fiesta de la Consolata el 20 de junio, fuimos acompañando las elecciones de los Superiores/as Generales reunidos en Capítulos Generales celebrados en Roma. 

Cada Instituto, el de las Misioneras (MC), en su XII Capítulo, hacia finales de mayo (26-27) eligió a la Hna. Lucia Bortolomasi, de Italia, superiora general; Hna. Joan Agnes, del Kenia; Hna. Maria Conceição, del Brasil; Hna. Lina Kessy, de Tanzania; Hna. Stefania Raspo, de Italia. Los Misioneros (IMC) en el XIV, entre el 12 y 13 de junio, eligieron al P. James Bhola Lengarin, décimo Superior General, africano del Kenia; Michelangelo Piovano, vice superior europeo de Italia; Odhiambo Mathews Owuor, africano del Kenia; Juan Pablo De los Ríos Ramírez, amerindio de Colombia, Erasto Colnel Mgalama, africano de Tanzania.

Todos, como Bernabé, cargados de experiencias comunitarias y misioneras, de conocimientos, sueños y temores. Cada uno/a con su nicho biológico - cultural de origen, tratando de no olvidar el humus “terrano”, núcleo de identidad y garantía de autenticidad, siempre abierto al crecimiento y a la expansión.

“Llamados al lado de …”

Podemos pensar que a personas como José y las elegidas por sus compañeros/as para representar las comunidades misioneras en los Capítulos o sínodos institucionales, sin desconocer a muchas otras, se les pueda reconocer su capacidad de consolar y animar a aquellos con quienes conviven. A todas les cae bien el apodo de Bernabé(s), “hijas de la Consolata”, la madre de la Consolación.

De esta forma de ser, vivir y actuar da testimonio Lucas sobre Bernabé, no simplemente por su manera simpática de comportarse o sus frases de ánimo, sino por su forma de vivir y actuar en la misión. Entrando más ampliamente en el tema de la “consolación”, en griego paraklesis, “llamamiento a lado de uno” (Diccionario expositivo de Vine), este sustantivo está muy relacionado con parakletos, que el Evangelista Juan coloca en boca de Jesús para designar al Espíritu Santo, el “Otro consolador” (14,16-17), enviado desde el Padre para “estar al lado de”, “permanecer con, dentro de”  los discípulos/as enviados/as a anunciar la buena nueva del Reino de Dios a todas las criaturas (Mc 16,15-16); a dar testimonio del Crucificado Resucitado, con la vida y la palabra (Lc 24,48-49; He 1,8); a hacer discípulos de todos los pueblos, bautizándolos y enseñándoles (Mt 28,18-20); a perdonar los pecados, o sea, a reconciliar al mundo con la justicia y la paz (Jn 20,21-23).

Conclusión

Para captar la consolación en la vida del Apóstol Bernabé (He 14,4.14) e inspirarnos en ella, debemos leer y meditar los Hechos de los Apóstoles cuando Lucas lo presenta conviviendo en la Iglesia de Jerusalén y defendiendo a Pablo ante los hermanos temerosos (9,26-27); en la Iglesia de Antioquía (11,25.29-30), cuando va a Tarso para convidar a Pablo (11,19-26), cuando es elegido por el Espíritu y enviado a los gentiles por la comunidad (13,1-3); cuando la conformación del primer Equipo misionero (él, Saulo y Juan Marcos); a lo largo del primer viaje misionero por Chipre, Pafos, Perge, en donde Juan Marcos se desvincula de ellos ((13,13), Antioquía de Pisidia (13,15-52), Iconio, Listra y Derbe (14,1-19); en su regreso a Antioquía (14,21-27); en el Concilio de Jerusalén y en las visitas a las comunidades para socializar lo definido en el Concilio (15,1-35); hasta la discusión que tuvo con Pablo a la hora de organizar el segundo viaje misionero (15,36-39), hasta cuando se regresa a Chipre y no aparece más. 


domingo, 11 de junio de 2023

Consolar

 La cosolación en letras

 


En este tema de la consolación podemos lidiar con la palabra, visto el simple y complejo juego que nos ofrece este sustantivo agudo, de cuatro sílabas, acentuado en la escritura, la pronunciación, la entonación y su composición: con-so-la-ción. Como todo y cualquier sustantivo, es capaz de cumplir, solo o dentro de cualquier oración, las funciones de sujeto explícito o de complemento directo.

Pero, claro está, consolación no es una simple palabra o nombre, que lo es, muy lindo y significativo. Es, ante todo, una acción, un estado, una atmosfera impregnada de solaz y alegría, una realidad de compasión y misericordia, de armonía y paz, de perdón y reconciliación, de justicia y solidaridad. Una expresión compuesta del verbo activo transitivo “consolar” y del sufijo “ción” que indica efecto, hecho o acción de…  

Como verbo, consolar (con-so-lar) es irregular en su conjugación, activo y pasivo, a la vez que pronominal, se puede conjugar de manera reflexiva y transitiva (consolarme, consolarte, consolarse, consolarnos, consolaros). Soy consolado y consuelo o consolando me consuelo.

A nosotros, Familia misionera de la Consolata, esparcida por el mundo, nos ha llegado desde Turín - Italia como sustantivo nominal, aplicado a María como nombre y misión: Virgen Consolata, participio femenino del verbo consolare, en italiano, consolada en castellano. Sustantivo verbalizado, etimológicamente acomodado, descompuesto o compuesto, por los hijos del sol, en las culturas andinas de las américas, como con-sol-ación. El prefijo, con, significando compañía, conexión; el astro rey, sol, que nos ilumina, calienta y llena de energía; el sufijo ción, indicando la consecuente acción de consolar. Nos sentimos, estamos-con el sol, el mismo que está en los brazos de la ConSOLata, el Nahui Ollin, símbolo máximo en la cultura nátuahl de los aztecas mesoamericanos. “Flor solar” de cuatro pétalos cuyo centro representa al Niño Sol, en el vientre de la “morenita del Tepeyac”, que nos viene a visitar: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 78-79).

 

Ese estar-con el Emmanuel (Dios-con-nosotros), verdadera consolación para el creyente en el Dios revelado por Jesucristo, el hijo de María de Nazaret, “es una experiencia de alegría interior, que consiente ver la presencia de Dios en todas las cosas; esta refuerza la fe y la esperanza, y también la capacidad de hacer el bien. La persona que vive la consolación no se rinde frente a las dificultades, porque experimenta una paz más fuerte que la prueba. Se trata por tanto de un gran don para la vida espiritual y para la vida en su conjunto ... es un movimiento íntimo, que toca lo profundo de nosotros mismos. No es llamativa, sino que es suave, delicada, como una gota de agua en una esponja (cfr. S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 335): la persona se siente envuelta en la presencia de Dios, siempre de una forma respetuosa con la propia libertad. Nunca es algo desafinado, que trata de forzar nuestra voluntad, tampoco es una euforia pasajera: al contrario, también el dolor, por ejemplo, por los propios pecados, puede convertirse en motivo de consolación” (Papa Francisco, Catequesis sobre el discernimiento, 13/11/2022).