sábado, 23 de junio de 2012

La Consolata en la Vida Consagrada para la Misión

Mistica de la Consolación

Un Misionero a los otros Misioneros
“…He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu Palabra”

Del encuentro de María con el Ángel, brota un Sí, un Sí que se vuelve disponibilidad, una disponibilidad que se vuelve acogida, una acogida que se vuelve servicio al proyecto de Dios, un servicio que se transforma en Consolación para toda la humanidad.

Hoy más que nunca el contexto en que vivimos clama mística de la consolación. Solo un Sí renovado, creativo y profético, puede responder con fidelidad a este clamor.

Contemplemos y Celebremos la Consolata, Para que inspirados en ella podamos Reavivar Juntos el Sí a la Misión.


P. Joaquín Pinzón imc.

Una Misionera a los otros Misioneros/as
 
“El nombre que lleváis debe estimularos a ser lo que debéis ser.  Dichosos vosotros  si el día de la fiesta tenéis un gran ramo de flores preciosas de obras buenas que ofrendarles” (P. Fundador

Apreciados Hermanos IMC
Nuestros sinceros augurios en esta celebración solemne de la fiesta tan nuestra, la fiesta que nos impulsa a ser lo que somos, pidamos a la Madre Consolata que interceda por nosotros sus hijos, para que podamos ser hombres y mujeres comprometidos a vivir la misión al estilo de Jesús, reconciliados y reconciliadores, que promueven la paz y hacen presente los valores del Reino.

Todas las Hermanas de la Región Colombia, estaremos siempre muy unidas en el empeño de vivir con radicalidad y santidad misionera el don de nuestra vocación y entrega total al servicio del Reino y en comunión con la Iglesia universal.
En la ternura de María, reciban un fraterno saludo.

Hna. Judith y Las hermanas de la Región Colombia

Nota: la pintura, aún no concluida, de José Allamano es de Carlos Zuluaga imc y la foto que nos invita a pasar a la Otra Orilla es creación de los Misioneros en Venezuela.

La Consolata en España

Mirada de amor en la hora de la crisis

La rica Comunidad apostólica de Elche-España, aderezada por todos los ingredientes culturales y personales de Corea del sur en "Martino"-África-kenya, en "James"-América Latina, Colombia en "Danilo". Les deseamos una feliz fiesta de nuestra madre María Consolata.
Aquella mujer que desde España y el mundo entero, conociendo la crisis, nos mira con amor de madre, nos protege, nos mima y nos cuida apretándonos contra su pecho, colmandonos de besos y susurrando a nuestros oídos con las palabras del mafnificat" proclama mi alma la grandeza del señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, por que ha mirado la humildad de su esclava.."
Hoy nuestra madre consolata-nos consuela y alienta, para que con valentía consolemos al desconsolado y con palabras y gestos concretos sigamos siendo solidarios, cercanos a los mas necesitados de nuestro tiempo.
Hoy esta fiesta tiene un sabor especial, sabe a solidaridad, a apoyo, a espíritu de familia, a justicia; sabe a amor por los desheredados del Reino.
Que esta fiesta nos ayude a ser "signo" de esperanza y consuelo, en estos tiempos -junto a María Consolata, aquí, allá y en el mundo entero.
Feliz Fiesta!
 
Danilo Cantillo imc
 
 
Nota: La fotografia es de Juan Antonio Sozzi imc, en el dia del PADRE-MADRE que cuida de sus hijos e hijas en el mundo entero.
 
 
 

La Consolata en Toribio


“CONSOLAD, CONSOLAD A MI PUEBLO”
GRITA EL SEÑOR

“Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo que recibimos de Dios” (2 Cor 1, 3-4)

Nuevamente nosotros los Misioneros de la Consolata nos encontramos celebrando otra vez la Fiesta de Nuestra Fundadora, La Consolata. Pues, esto por supuesto no es una noticia ni nada del otro mundo dado que siempre tendremos la fecha del 20 de junio en cada año que llega. La novedad creo yo consiste en la reflexión y el compromiso que hagamos de esta fiesta, es decir, debería ser una fiesta que me cuestiona (mi compromiso para con la misión de CONSOLACIÓN) como misionero de la Consolata y como un cristiano-seguidor del Consolador del mundo. Es mí imaginación de que entre las predicas que se realizarán en esta fiesta en distintos lugares del mundo donde se encuentran los Misioneros de la Consolata, la gran pregunta será ¿Vale la pena ser Misionero de la Consolata hoy? Y ¿Para qué? Pues me gustaría, compartir con usted intentando a poner en perspectiva estas dos preguntas que a mi modo de ver son contundentes y que cuyas respuestas nos compromete más.

Es cierto que una mirada a la realidad que viven los santos pueblos de Dios (nuestra comunidad) nos revela una cosa: un Dios que nos grita como Misioneros de la Consolata, “Consolad, consolad a mi pueblo” (Is 40,1). Ésta voz que grita no en desierto como hizo Juan Bautista, sino en nuestros propios ojos e oídos, es decir, en la juventud de hoy, en la mujer que lucha diariamente para sobrevivir, en los niños abandonados en las calles, en los pueblos en guerra, en las sociedades que gritan libertad religiosa etc. Se trata de los gritos de nuestra gente que es pueblo elegido y santo de Dios. O sea, los gritos de las nuevas esclavitudes, de los sufrimientos de hoy, del odio entre pueblos, culturas y religiones, del dominio económico, de sufrimientos morales, del alejamiento de Dios y el desconocimiento de Él, de las injusticias de personas e instituciones, del pecado personal y estructural. La toma de conciencia de estas voces nos interpela a actuar, es decir, ellas nos llama a ser la ‘voz de los sin voz.’

Hoy más que nunca, nosotros como maestros de consolación, estamos llamados a nada más ni nada menos a ofrecernos como cordero inmolado para que estas voces que gritan en medio de nuestros pueblos tengan un cuerpo. Es decir, estas voces deberían tomar cuerpo en la persona del Misionero de la Consolata, para que podamos hablarle al corazón del hombre y la mujer de hoy. Porque “la Consolata es la ‘llena de gracia’ que da al mundo a Jesús, consolación del género humano, para alegrar a todos los que le encuentran y le acogen.”[1]

 Cristo, el Consolador por excelencia, cruzó los caminos de la tierra, es decir, se hizo hombre a favor de los suyos, de hecho conoció la pobreza, la miseria, el dolor, la angustia, la intolerancia, la venganza y la indigencia de los suyos, y decidió de una vez para siempre a tomar partido a favor del hombre y la mujer de su tiempo y de hoy. Él enjugó todas lágrimas y las recogió en el odre de su corazón de Dios, Padre-Madre lleno de misericordia y consolación hasta las últimas consecuencias.

 El mundo de hoy más que nunca necesita un mensaje de consolación, de amor, de reconciliación y perdón. Celebrando esta fiesta tan importante nos hace tener en cuenta el ejemplo de esta mujer campesina quien al recibir el mensaje de consolación no tardío en compartirlo con su prima Isabel. La Consolata con esta fiesta nos enseña que hoy mas que nunca el camino de la consolación consiste en el caminar sobre las huellas calientes de Jesús, es decir, hacer vivo e eficaz los gestos y palabras del Resucitado, enjugar toda lagrima de los hombres y mujeres de hoy hasta las ultimas consecuencias.


El camino de la consolación brota y tiene su sustento en amor de Dios que grita en su pueblo, es un camino sencillo hecho desde la humildad que espera los pasos de itinerantes comprometidos. Pues nosotros al consagrar nuestras vidas como misioneros de la Consolata, nos hemos compartido el mensaje de la Madre de Dios como hizo Isabel, por tanto, nos convertimos en Juan Bautista que grita en el desierto de la vida. Este compromiso que, a lo largo y ancho de nuestra misión, nos lleva a hacer realidad el deseo de Dios Padre – Madre “yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”[2] El carisma que nos dejó José Allamano nos llama: a descubrir al hombre y la mujer de hoy en sus limitaciones y en su dignidad, en sus aspiraciones y en su misterio de hijo e hija de Dios. Estamos llamados a salir de nuestras comodidades y costumbres, es decir, salir por los caminos del mundo, a la búsqueda de los que lloran, los desconocidos, de la justicia, reconciliación, dialogo inter-religioso, paz etc. es decir, cruzar a la otra orilla del mar.  Estamos llamados a proclamar y dejar a conocer a este Dios Consolador y amoroso que llega a la vida de su santo pueblo a través del caminar diario en la jungla humana, como la gran aventura del amor y se hace consolación para con los suyos.
 
Hago eco a las palabras del Padre General, cuando dice,

La Consolata nos enseña que el camino de la misión es la obediencia al Espíritu, el anuncio del Evangelio, la fe y la conversión de las personas, la promoción de los valores del Reino, por medio también de las relaciones mutuas y la promoción de la justicia y la fraternidad. Las obras que realizamos deben traslucirse en "el evangelio de la paz" (He 10,36) y dar testimoniar del "evangelio de la gracia" (He 20,24). Es preciso hacer llegar a todos la "palabra de la salvación" (He 13,26) instaurando relaciones enmarcadas en el diálogo, la verdad, la caridad, la reconciliación y el perdón.[3]


Este camino no será posible cuando no somos capaces de ser un reflejo del rostro materno de Dios, cuando no somos capaces de ser un grito de esperanza para con el pueblo santo de Dios, este pueblo que sufre, que espera, agobiado por las enfermedades, la indiferencia a lo ajeno, las violaciones de los derechos humanos, la injusticia estructural, el calentamiento global, etc. El camino consiste en ser parte de este pueblo sufriente tomando como ejemplo el Dios y Padre de Nuestro Señor, quien optó fundamentalmente a luchar para con los suyos. De hecho el misterio de la encarnación nos muestra que Dios no se quedó en el lugar que le corresponde por ser quien es, sino que, conmovido por las condiciones de sufrimiento de la humanidad, abandonó su sitio en el cielo y asumió la humilde condición de los hombres mujeres. Por lo tanto la consolación tiene su nombre propio y cara propia.


1.    La reconciliación y perdón como consolación.

Si hay algo que el Dios de Jesús mostró al hombre y la mujer fue la misericordia con este ser caído en su relación con su creador. En la parábola del hijo prodigo, Jesús nos enseña que la consolación esta ligada a la misericordia y la ternura con el caído. Estamos llamados a salir al encuentro y abrazar con brazos materno nuestros hermanos y hermanas caídos en el camino, estas personas que a veces condenamos rápidamente. Estamos llamados a denunciar la venganza que mata nuestros pueblos, la indiferencia al sufrimiento del otro y colaborar en la construcción de una memoria grata de los hechos que los poderes de este quieren ocultar, para poder proclamar el año de gracia al pueblo santo de Dios. Este mundo donde reina la eliminación del otro que me incomoda necesita este mensaje de perdón, de reconciliación y de amor. Es decir, la consolación pasa por los caminos de la reconciliación, y comienza con cada uno de nosotros en nuestras comunidades saliendo hacia a fuera en el mundo.


2.    La solidaridad y el compartir como consolación.

El acontecimiento narrado en Lc 7,11-17, es la muestra de cómo la solidaridad con el que sufre y el compartir en el padecimiento de lo ajeno es un acto de consolación. En nuestra sociedad se ve cada vez más la indiferencia a lo ajeno, el espíritu del individualismo, la dificultad en el compartir y la discriminación de los demás. Es importante preguntarnos que tal la vivencia en nuestras comunidades en relación con los mencionados arriba.  Y ¿con qué autoridad iremos a denunciarlos en la sociedad? Nuestro mensaje de consolación solo será eficaz cuando somos sensible a comprender y compartir en el sufrimiento de lo ajeno comenzando desde nuestras propias comunidades. 


3.    Brindando oportunidad al otro como consolación.

Muchas veces tanto en nuestras comunidades o instituto como en la sociedad entera, hemos sido testigos de cómo el individualismo ha matado personas, como las estructuras inhumanas han quebrados los sueños de la mayoría y como la incomprensión ha llevado al infierno muchas personas, por solo el miedo de dejar el otro ser brindándole una oportunidad. Nuestro Señor Jesús, en su vida publica mostró como brindando la oportunidad y posibilidad al otro es signo del Reino de Dios y mensaje de Consolación. Cuantas veces Jesús proclamó esta sentencia “vaya y no peques más” o el episodio del ciego en Jericó (Bartimeo) que había quedado en la orilla del camino (Mc 10,52). Es decir, el mensaje de la consolación camina los atajos de los excluidos (los bartimeos) en la sociedad, los que creen que su lugar debido es donde la comunidad les ha puesto y por lo tanto no tienen otra posibilidad que permanecer en la orilla de la sociedad implorando por sus vidas, sus derechos humanos fundamentales, su supervivencia y mendigando ser reconocidos como personas. Mientras tanto van pasando los ‘verdaderos héroes’ de la sociedad y de nuestro instituto. ¿Será qué en nuestras comunidades locales o la región o el instituto nos consideramos ‘verdaderos héroes’ o ‘los merecidos’ del instituto o de la región? ¿Cuántos hermanos nuestros hemos puesto en sus lugares merecidos?
 
Reconozco que se puede mencionar muchas otras caras de consolación pero me detengo aquí para dejarle un espacio de seguir en la reflexión de descubrir el nombre de la consolación en medio de la gente de nuestro tiempo.

 En conclusión, se puede decir sin ninguna duda que la consolación es la forma más sutil con que Dios Padre –Madre acompaña a su pueblo. Movido por su amor incondicional salió al encuentro con su criatura caída en el pecado. Este sentimiento se convierte para nosotros misioneros de la Consolata en la fuente y razón de nuestra misión en el mundo dado que él lleva al mismo Dios a dejar de ser Dios haciéndose hombre y mujer en su Hijo para salvar a los suyos. Por su misericordia, elemento fundante de la espiritualidad de la consolación, nos revela un Dios que se revela al próximo, sensible al sufrimiento de su santo pueblo, dispuesto a tomar partido y participar en la historia de su gente liberándola de su padecimiento existencial.

 Por tanto, la vivencia de la consolación implica necesariamente poner en pie los valores y exigencias del Evangelio derramando el único gesto de Dios: la consolación de Dios a la mujer y al hombre de nuestro tiempo, con un plus de humanidad. Estamos llamados a sembrar el Reino de justicia, de amor, esperanza, de reconciliación y de dialogo.

 Dado lo planteado anteriormente, creo ahora es posible responder las dos preguntas que guiaron esta reflexión con un SÍ rotundo. Sí vale la pena ser misionero de la Consolata para proclamar el año de consolación al mundo.

Ojala, al celebrar la Fiesta de la Consolata nos comprometemos más para que con el testimonio de nuestras vidas y la vivencia de la misión que Dios nos ha confiado hablemos a la Iglesia y al mundo entero de un Dios que es amor, porque el grito de Dios “Consolad, consolad a mi pueblo”, nos  ha impregnado los corazones.

En este momento de la historia de nuestro Instituto sentimos la necesidad de una actualización de la espiritualidad misionera y de Consolación que nos ayude a emprender un camino de conversión y a afrontar el cambio que la misión nos impone hoy. Debe ser la Palabra de Dios la que alimente esta espiritualidad y la que ilumine nuestra misión… (XII CG 21)


Feliz fiesta y muchas bendiciones de Dios por medio de la intercesión de Nuestra Señora de la Consolata y Beato José Allamano.
 
Escrito por:
Paul Otieno Onyango
14 de junio de 2012

Mensaje de las Hermanas Misioneras de la Consolata


[1] Mensaje del Padre General Stefano Camerlengo con el motivo de la Fiesta de la Consolata,
   2012
[2] Juan 10,10
[3] Ibid., Mensaje del Padre General, 2012

Nota: agradezco a Paul por compartir con los caminantes, desde Toribio, Colombia, en donde camina con los Indígenas Paeces. El texto ha sido respetado integralmente


La Consolata en el Kenia

Desde el Seminario Teológico
 

Dear friends, missionaries and relatives

Today we celebrate the Feast of our Mother Consolata. I take this chance to thank her for all the graces she has given to me and to our Missionary Family all over the world.
Now I am in Tanzania for a short course of Swahili and I will go back to Kenya by the end of next month. Everything is going well.
Thank you very much for your prayers and support.
HAPPY CONSOLATA FEAST

 
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 Queridos amigos, Missionari@s e familiares

Hoje celebramos a fesat de nossa Mãe Consolata. Aproveito esta oportunidade para agradecer a ela por todas as graças que me deu e deu à nossa Família Missionária espalhada pelo mundo inteiro.

Agora eu estou na Tanzania para um pequeno curso de Swahili; voltarei para o Quênia no fim do proximo mês. Está tudo bem.

Muito obrigado por suas orações e apoio.

FELIZ FESTA DA CONSOLATA!!!!

 
Luiz Antonio de Brito, IMC
Allamano House
P.O. Box 24835
00502 - Nairobi Karen - Kenya

La Consolata en Moçambique

Também No Niassa vivemos a nossa Festa
Convocados para um dia de fraternidade missionária o grupo dos Missionários da Consolata presentes na Diocese de Lichinga, congregara-se na Paróquia de Cuamba, para celebrar e honrar a Vigem da Consolata.
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A celebração do dia da Consolata começou às 06:30 hs. com a celebração solene das Laudes e da Eucaristia, para este especial momento nos acompanharam a irmãs da Imaculada Conceição e as leigas da Consolata Inês e Mariana que vivem a missão em Mecanhelas.
Na homilia o padre Edilberto, Presidente da celebração, convidou-nos a sentirmo-nos convocados pela Consolata para viver de modo especial a nossa Consagração religiosa e a ter um coração universal para unidos a todos os Missionários da Consolata no Mundo renovar o nosso Ministério de consolação dos pobres, dos oprimidos no meio das mais diversas culturas.
[Desenho]Na reflexão, o padre Edilberto chamou atenção dos presentes para evitarem algumas das tentações da missão, nomeadamente: o perigo do embrutecer-se (quer dizer abandonar a formação permanente enquanto a formação teológica, bíblica, política, antropológica, etc), empobrecer-se culturalmente (o perigo da absolutização de uma cultura com a tendência a encerrar-se em vez de se abrir ao diálogo com outras culturas); o risco de se envelhecer aceleradamente (perder o gosto da renovação espiritual e das motivações da Consgração Religiosa e missionária) e por último a tentação da mediocridade na vivência da Consagração religiosa.
A homilia concluiu citando as frases da liturgia do dia: não se esqueçam os teus braços” o Senhor teu Deus está em meio de ti, um certeza que não podemos por em dúvida e que nos anima para continuar a dar a vida nos nossos espaços de missão. Ele nos consola em todas as nossas tribulações, para que possamos consolar Cientes de que só no Senhor encontramos a força espiritual e a motivação fundamental para o nosso ser missionário. 

Concluída a celebração eucarística dedicamos todo o resto da manhã para a partilha espontânea da vida e da missão, o único programa que tínhamos, e quando eram as 12:00 horas nos congregamos de novo no alpendre da casa paroquial para um almoço fraterno entre nós missionários da Consolata e leigos/as da Consolata.
Foi um momento ímpar para a fraternidade, as comunicações, a organização da viagem do grupo para a Conferência regional (a ter lugar no Guiúa de 2 a 12 de Julho) e para degustar uma boa Lasagna preparada pelo nosso irmão Gerardo.
Nossa Senhora da Consolata, Rogai por Nós!
Pelo grupo do Niassa
Pe. Álvaro López



miércoles, 20 de junio de 2012

¿Qué significa Consolata en Quichua?

Consolata



Se llama así porque la gente del Piamonte, norte de Italia, incluyó en ese nombre todo lo que sabía o había entendido sobre María. Su imagen inmediatamente llama la atención, por su dulzura. Mirándola uno se siente consolado.

En el dialecto Piamontés no existe el género. Los hombres y las mujeres usan la misma palabra: “cunsulà”, por eso la “Consolatrix aflictorum”, nuestra Señora de la Consolación, se convirtió en la “Consolata”.

No es tanto el nombre de la Virgen, cuanto lo que uno siente en el corazón cuando la visita y le súplica. Como necesitados que somos, con tantos problemas que tenemos y sin saber cómo resolverlos,  nos dirigimos a Ella.  Como devotos le hablamos casi solamente de los dramas o tragedias cotidianas. Le contamos todo, seguros que Ella nos escucha. Al final, a la hora de volver a la lucha ordinaria,  experimentamos el corazón pleno de esperanza. Experimentamos la consolación. Podemos volver a trabajar y buscar nuevas respuestas y soluciones. ¡Somos consolados!

La anterior es la versión popular de esta “tierna madre”, pero hemos construido también la teológica y pastoral. Especialmente nosotros, Misioneros de la Consolata, nos sentimos enviados con una misión  toda particular: llevar la Consolación de Dios a los pueblos.

Inclusive en Quichua hemos buscado y encontrado el apoyo filológico para iluminar a los catequistas, que quedaban entusiasmados con la nueva dimensión de la pastoral:  Consolar, que  quiere decir hacer feliz porque los problemas han terminado o  porque han encontrado una solución.


Felicidad se dice “cushi”, en Quichua. Ser feliz se dice “cushina”. Feliz se dice “cushic”, que literalmente significa alguien que es feliz. Pero los verbos tienen la partícula causal “chi” que les cambia la función.  Si se la agregamos a “uno que es feliz” (cushina), se transforma e “uno que “hace ser feliz” (cushichina).  El verbo misionero viene a ser “cushichina”: hacer feliz a la gente, “runacunata cushichina”. Personalmente veo que en la misión se vive o realiza igualmente la advocación popular  y, al mismo tiempo me pregunto: ¿por qué los misioneros nos sentimos a veces desanimados, desconsolados?


Porque a pesar de tantos sacrificios, tanto dinero gastado, la infinidad de proyectos, los pobres siguen afligidos, sin esperanza. ¡Cómo nos gostaria verlos felices, contentos, con dignidade, capacitados y buenos!

También nosotros, protegidos por nuestra Madre Consolata, nos sentiríamos verdaderamente identificados con el nombre que llevamos: nos sentiríamos consolados y trabajaríamos aún más para hacer más felices a los otros. Sabemos que seremos consolados si consolamos, que seremos  felices si hacemos felices a otros. (Traducción de Salvador Medina)

P. José Ramponi imc




sábado, 16 de junio de 2012

Fiesta de la Consolata (20 de Junio)

CONSOLACIÓN Y MISIÓN


El nombre de Consolata

María, discípula de Jesús, recibe muchos nombres, cargados todos de especial significado. Uno de tantos es el de CONSOLATA que, para nuestro caso, viene vinculado a un Santuario que se encuentra en Turín – Italia y a una Familia Misionera llamada de la Consolata, fundada por el Beato Jose Allamano, en 1901 los Misioneros y en 1910 las Misioneras, la cual comparte hoy el carisma con los Laicos, llamados también de la Consolata. Es interesante notar que o Santuario fue intitulado a la “Consoladora de los afligidos”, pero que en el lenguaje del pueblo piamontés “Consoladora” se transformo, ya desde el inicio, en consulà o Consolata.

Como sucede con los nombres bíblicos, en su mayoría, impuestos o cambiados para  expresar o manifestar la personalidad, las cualidades o la misión de sus portadores (cfr. Gedeón, Jue 6,12; Pedro, Mt 16,18), lo mismo podemos decir del nombre Consolata, que por atribución popular significa, al mismo tiempo, la Consolada (santa) y la Consoladora (misionera). Consolada por el Espíritu de Dios, el Otro Paráclito, en el  acontecimiento de la Anunciación-Encamación y Consoladora en diferentes momentos de su vida.

En la parte inferior del cuadro de la Consolata de Turín, pintura del siglo XV, copia del cuadro que representa la madre con el niño, custodiado en la iglesia de Santa María del Pueblo, en Roma, se encuentra la inscripción Sancta María de Populo de Urbe (Santa María del Pueblo de la Ciudad), vinculando así a la Consolata con el pueblo (los pueblos), con la humanidad en general y con la ciudad (las urbes) en particular.


I). María Consolada: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!” (Lc 1-28)

Estas palabras, pronunciadas por el Ángel Gabriel, fuerza de Dios, como señal y manifestación de la presencia divina (cf. Is 6,3; Lc 2,14) definen el nuevo nombre de María: “Llena de gracia” (kekharitomene) = consolada. Acompañada de Dios: “el Señor está contigo”. Llamada a la alegría (khaire), estado existencial de felicidad y plenitud: "Alégrate, llena de gracia... No temas… El Espíritu Santo vendrá sobre ti... Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús (Salvador. María es, ante todo, una persona favorecida de Dios, por haber encontrado gracia delante de Él (cfr. Lc 1,30) y como amiga de Dios responde con su propia entrega o disponibilidad: “hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1,38). El mismo Dios que ama viene a habitaren ella para santificarla con su Espíritu e volverla fecunda, El que es  "el Señor que da la Vida", haciendo con que ella pueda cumplir su misión (cfr. CIC n. 485). 

Recolocando, pues, el saludo del Ángel en el trasfondo del Primer Testamento, podemos constatar algo muy profundo: María viene a ser, por antonomasia, la Hija de Sión, auténtica Madre de la consolación prometida al antiguo Pueblo(cfr. Is 40-55, etc.) y esperada por los pobres de Yahvé, representados en los ancianos Simeón y Ana: “luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel” (Lc 2, 25-35), liberación de Jerusalén (cfr. 2, 38) y de todos los pueblos de la tierra a partir de los pobres y oprimidos (cfr. 6,20-26).


II). Maria Consoladora  (misionera)

A). En la fiesta-boda de la vida                                          

El Concilio Vaticano II (cfr. LG, 58), al narrar la presencia de María en la vida pública de Jesús, recuerda su presencia discreta y atenta, activa y participativa, su rol femenino, de mujer (cfr. Jo 2,4; 19,26) acompañante, previsiva y providente, que comparte las necesidades de la humanidad e intenta soluciones. Ella “estaba allí”, en el lugar cierto a la hora cierta. Movida a compasión, orienta a los servidores de la fiesta hacia Jesús: “Hagan todo lo que El les diga”. Lleva a su Hijo Jesús, el Mesías, a anticipar la “hora”, el “tiempo del consuelo” (cfr. At 3,8-26), del Reinado de Dios, con un signo de su mesianismo, manifestando así su gloria al transformar el agua en vino para la fiesta de la humanidad. La fiesta de la vida no termina antes de tiempo, continua con la vieja agua transformada en vino nuevo, el vino del amor (cfr. Cant 1,2; 7,10; 8,2). El vino de la nueva y eterna alianza. Los que estaban allí y seguían los acontecimientos “creyeron en El”.
 

B). María consoladora al pie de la cruz de la humanidad

Juna presenta a María “de pie junto a la cruz de Jesús”, en compañía del discípulo que Jesús amaba y de otras mujeres que también seguían al Crucificado. E esa “hora” Jesús, mirando para ellos dijo a María: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y al discípulo: “ahí tienes a tu madre… el discípulo se la llevo a su casa”. Y Jesús, “inclinando la cabeza, entrego el espíritu” (Jo 19, 25-30).

La “mujer” al pie de la cruz viene entendida en el Evangelio de Juan en sintonía con Gen 3,15 y Jn 2,4. María es interpretada como Madre, madre de los vivientes, nueva Eva y su hijo, el discípulo amado de Jesús, presentado como representante de toda la humanidad. Ellos, María y el discípulo, son ahora la familia mesiánica, la Iglesia de hermanos, centrada en Palabra de Jesús y en la presencia de su Espíritu.

En esta “hora” de muerte, sufrimiento y dolor se encuentra María, disponible para la gestación de la nueva familia de Dios, para el doloroso, pero alegre, parto de la nueva humanidad, preanunciado en el Primer Testamento (cf. Is 21,3s; 26-16-20; 66, 7-14: Jr 30,6: Os 13,13) y conformado en el Nuevo (Mc 13,8; 1Ts 5,3; Rom 8,22; Ap 12,2). Es, en verdad, María Dolorosa, pero no solo. Es, al mismo tiempo, mujer-madre y compañera de los discípulos/as del crucificado-resucitado, espacio tierno y cariñoso de la “nueva comunidad” o Iglesia.  

El Papa mariano, Juan Pablo II, contempló así la “hora” de María: “En la anunciación, María dio en su vientre la naturaleza humana al  hijo de Dios; al pie de la Cruz, recibió en su corazón a toda la humanidad. Madre de Dios desde el primer instante de la encarnación, ella se vuelve madre de la humanidad en los últimos momentos de la vida del Hijo, Jesús”.