sábado, 15 de septiembre de 2018

La cruz en la vida de los discípulos misioneros del Señor Jesús

Los dolores de la Virgen Dolorosa
Hoy 15 de septiembre
La Piedad joven, representada por Diana y Nicolas
Auditorio del CMC - Centro de Misión y Culturas
Misioneros de la Consolata, abril 2018
 (foto: Diana Benítez)

Muchos de nuestros pueblos y comunidades cristianas, católicas, vivimos el viernes anterior al Domingo de Ramos como “viernes de Dolores”, con “Nuestra Señora de los Dolores” o “la Virgen Dolorosa” y el sábado sano con “La Virgen de la Soledad”, además de contar con una fiesta litúrgica oficial, el 15 de septiembre.

El cuadrito o imagen de la Dolorosa, colgado en la pared de mi casa, o su imponente estatua, junto al Crucificado, en el altar lateral del templo La Inmaculada, en Aguadas – Caldas, mi pueblo natal, inspiraron mis primeros contactos con la mamá de Jesús y madre nuestra o de la Iglesia. Claro está, debo aclarar, después de mi inolvidable experiencia del pesebre, especialmente centrada en el Niño y no en la mamá ni el papá, cuanto más en la familia.

En la práctica de la devoción popular, tradicionalmente, los siete dolores de la Virgen María, relacionados con 7 momentos difíciles que como Madre de Jesús afrontó. Aunque venga de la Edd Media cristiana y sea fomentada por los frailes Siervos de María, o servitas, personalmente no tengo memoria de esa práctica devocional, que entiendo se inspira en la Profecía del justo Simeón, hombre del Templo de Jerusalén, quien recibiendo al Niño Mesías en sus brazos, oro emocionado y agradecido, mientras le decía a María: “mira, este niño traerá a la gente de Israel caída o resurrección. Será señal de contradicción, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma…” (Lc 2, 33-35)
A pesar de ver lágrimas escurrirse por sus tiernos rostros iconográficos, nunca leí ni escuché en los Evangelios que María hubiera llorado. Personalmente puedo decir como San Ambrosio: “Cuando leo que Ella estuvo junto a la cruz, no leo que lloró allí. Mientras los apóstoles huían, Ella estaba de pie junto a la cruz. Ninguna otra cosa hubiese sido decorosa en la Madre de Cristo”.

"Este cuadro, con motivo de la canonización de Monseñor Romero el próximo 14 de octubre".
 (Esperanza Arboleda, Misionara Laurita)

Sin embargo, sí entiendo que, como discípula misionera, sufrió y sintió dolor:
1.      El dolor del SÍ a la propuesta del Dios de la vida, con sus implicaciones de sorpresa personal e incomprensión social.
2.      El sufrimiento de ser la madre de un perseguido, juzgado, condenado y matado en la cruz por las autoridades de su tiempo, aunque de manera mentirosa e injusta.
3.      El dolor sufrido como consecuencia del discipulado misionero del Crucificado-Resucitado, junto a los Apósales y demás seguidores/as, en los albores del “movimiento cristiano” o de las Iglesias nacientes.

jueves, 13 de septiembre de 2018

La Misión de Dios y el cuidado del ser humano


Misión de Consolación-Liberación
 y 
Derechos Humanos

La Misión de Consolación-Liberación, llevada adelante por la Familia Misionera de la Consolata junto a las víctimas de las diversas violencias y los excluidos del “banquete de la vida”, tiene siempre incidencia en la sociedad y la política, desde el campo de los Derechos Humanos, de los Pueblos y de la Tierra.


En la firma del “Gran pacto para la lucha contra la trata de personas y la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes”, momento cumbre de la tercera audiencia pública sobre esta llaga que martiriza la humanidad y, de manera particular, a la población joven de Cali y todo el Pacífico colombiano, estaban presentes los Misioneros de la Consolata.


En el auditorio Alfonso BorreroCabal de la Universidad Javeriana, en Cali, junto al viceministro para la Participación e Igualdad de Derechos en el Ministerio del Interior, Juan Carlos Soler y los gobernadores del Pacífico (Chocó, Jhoany Carlos Alberto Palacios; Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro; Cauca, Óscar Rodrigo Campo; Nariño, Camilo Romero), los alcaldes municipales, delegados de la Fiscalía, de la Defensoría del Pueblo, así como representantes de la Unicef en Colombia y de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), estaba también el P. Venanzio  Mwangi, Misionero de la Consolata y la Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali.


“El trabajo con los ‘semilleros de Pastoral Afro’, hace que comencemos a tener incidencia en materia de Derechos Humanos”, afirma el P. Venanzio. Al mismo tiempo testimonia que: “junto al Procurador general de la nación, gobernadores el Pacífico y Organismos Internacionales, acabamos de firmar las conclusiones de la III Audiencia Pública en contra la explotación y trata de la niñez, la adolescencia y la juventud, convocada por la Procuraduría general de la nación”. (12/09/2018)

Gracias y felicitaciones 
P. Venanzio y Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali

lunes, 10 de septiembre de 2018

Amazonia, escenario de reconciliación


Amazonia: de patio trasero a plaza central
Escenario de reconciliación


Mientras pensaba en una actividad reparadora, realizada públicamente, para compartirla en el curso virtual de Perdón y reconciliación, me encontré en medio de una de las Asambleas Territoriales, en Florencia Caquetá, pensando con muchos otros líderes juveniles, religiosos y sociales de la Subregión Suroccidente amazónico, que comprende la Diócesis de Florencia, Diócesis de Mocoa-Sibundoy, Vicariato Apostólico de San  Vicente de Caguán y Vicarito Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, nuestro aporte al SINODO para la Amazonía, convocado por el Papa Francisco para octubre del próximo año.



Allí percibí claramente que se trataba de una actividad compensatoria que representaba una respuesta al gemido de la “madre tierra”, al sufrimiento del bioma amazónico, el territorio y sus pobladores. Con efectos favorables para el planeta y la humanidad entera. Al mismo tiempo, lo entendí, no como un acto puntual, personal y aislado, sino la continuación de un proceso sanador y reconciliador con la Amazonia y sus habitantes, la tierra y la vida.



Personalmente me experimento como parte de la “comunidad de vida”, me descubro interconectado con todos los seres vivos, interdependiente y corresponsable. Mi parte de responsabilidad la ejerzo a través de la RedEclesial Panamazónica – REPAM, que me ha ayudado a entender la actualidad y urgencia del cuidado sanador de la tierra, sujeto de derechos, como yo.


Entre los más de 200 participantes, me llamó la atención la presencia y la voz de Luz Meyi, indígena Witoto, que con sus atuendos éticos y en su propia lengua, traduciendo luego ella misma, expresó el sentido y valor de la Asamblea: “agradezco a la Iglesia Católica por este ejercicio de reconciliación y esperanza entre todos lo que hacemos parte del Caquetá. Así mismo al Señor obispo por buscar escenarios de paz, que nos permiten una reconciliación nacional y mayor justicia social para todos… Desde el espacio de la mesa de la concertación indígena y las Instituciones, enviamos un mensaje de esperanza, para seguir este camino de diálogo, el cual nos permite tener una armonía espiritual y cultural con nuestra madre tierra, que es el territorio… ¡Que vivan los Pueblos Indígenas del Departamento del Caquetá!”. Fugora