jueves, 21 de octubre de 2010

50 años después el barco continua navegando


"ANUNCIARÁN MI GLORIA A LAS NACIONES" (Is 66, 19)

Los Misioneros de la Consolata llegaron a Colombia, entrando por el Puerto de San Buenaventura, el día 12 de diciembre de 1947, fiesta de La Virgen de Guadalupe.
Alegremente recibidos y aclamados por los Afrodescendientes del Pacífico colombiano, viajaron inmediatamente a Bogotá.  Entre ellos venía el P. Antonio María Torasso.

Monseñor Torasso 

A los cinco años de su llegada a Colombia y después de un intenso y entusiasta apostolado en medio del pueblo bogotano y con los co-hermanos de la Consolata a los cuales coordinaba desde la casa central (Barrio el Vergel de Bogotá),  el 14 de febrero de 1952, fue nombrado Vicario Apostólico de Florencia - Caquetá y consagrado Obispo  el 20 de abril del mismo año, por el Señor Nuncio Mons. Antonio Samoré, en el templo de La Consolata (Carrera 24 con Calle 1C. de Bogotá).  La leusemia lo debilitó y un buen día, muy temprano se lo llevó, ante el estupor y las lágrimas de mucha gente, el 22 de octubre de 1960, a las 9.45 de la mañana, como testimonia el P. Juan Boetti, su compañero de la primera y la última hora en la Clínica de la Policía de Bogotá.
"Ut palma florebit".
El lema de su escudo episcopal le inspiró su discurso programático el día de su posesión en Florencia: "Florecerá como palma el verde Caquetá. Seré ciudadano de esta tierra. Después de mi muerte, mis despojos mortales serán el abono que hará florecer espiritualmente esta tierra".
Su vida y su ministerio, al servicio de todos pero prioritariamente de los más pobres, entre ellos los indígenas, lo llevaron por todos los rincones del inmenso Caquetá, hasta el Putumayo.
El Anuncio explícito del Evangelio por medio de la palabra hablada, predicada y escrita, del testimonio de la oración y la acción, de la promoción humana, especialmente en las áreas de la educación y la salud gastaron y desgastaron su vida rápidamente. Muchas obras físicas (casas, templos, escuelas, colegios, centros de formación, el barrio La Consolata, etc.) quedaron. Hoy hablan, aún, desde los diferentes pueblos y la capital del Caquetá. 
Fiel al método misionero gestado por los Misioneros de la Consolata, en diálogo epistolar con el Padre Fundador y formador perenne José Allamano, desde el inicio de su presencia misionera en el Kenia - África, reconocido, aplaudido y aprobado por Propaganda Fide, en la Curia Romana, Monseñor Torasso, junto con sus compañeros de Congregación, colocó los fundamentos de este organismo vivo y activo en Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú que hoy se denomina "Región Colombia-Ecuador".



Gracias por los primeros pasos Mons. Torasso
Desde la Gloria sigue abonando esta Región, de la cual fuiste el primer "superior".
Los Misioneros, con las Misioneras, los Laicos y otros hombres y mujeres de Dios
Seguimos navegando selva adentro, por los ríos de la integración.

Las fronteras nos llaman a la comunión de pueblos e Iglesias Locales
El Evangelio de la vida clama por los derechos humanos, de los pueblos y de la creación
La "madre tierra" gime esperando consolación 

Tu primer motor no se ha apagado, sigue impulsado,
 querido Monseñor:
En y desde Florencia lo timonea Mons. Jorge Ossa
En y desde San Vicente Mons. Francisco Javier Múnera
y
Proximamente tendrá timonel, también, en Puerto Leguízamo

martes, 5 de octubre de 2010

José Allamano Fundador de la Familia Misionera de la Consolataen


Presente en Colombia y muchos otros lugares del mundo

José Allamano, hijo de una familia campesina cuya mamá, hermana de San José Cafasso, quedó viuda desde muy temprano, nació en Castelnuovo d´Asti el 21 de enero de 1851.

Además de su familia, sus primeros educadores y formadores fueron sus paisanos Benedeta Savio (maestra) y San Juan Bosco.

El 20 de septiembre de 1873 fue ordenado Presbítero y, como sacerdote, se dedicó inmediatamente a la formación de otros sacerdotes.

A partir de 1880 combina su misión de formador con la Párroco (Rector) en el Santuario de la Consolata, patrona de Turín - Italia.

Desempeñando siempre ese doble ministerio de formador y pastor, a partir del Santuario fue que fundó los Misioneros de la Consolata (1901) y las Misioneras de la Consolata (1010), convirtiéndose así en "padre y maestro de misioneros y misioneras", en Formador permanete en las diferentes Iglesias Locales animadas a vivir e implementar la dimensión misionera más allá de sus propias fronteras, ad gentes.

José Allamano Formador - Educador

Hoy José Allamano continua formando y educando con su estilo, espíritu y método a través de sus hijos é hijas esparcidos por el mundo, en cuatro de los cinco continentes.  

En Colombia lo hace en las Comunidades Formativas y en el Colegio Bilingüe, que lleva su nombre.

Iniciado en el 1962 por el P. Luis Toma imc, en el Barrio Trinidad - Galán en Bogotá, junto a la Parroquia de los Doce Apóstoles y el Seminario para la formación de los Misioneros, el Colegio José Allamano ha crecido en número y en oferta da calidad siempre actualizada. Hoy, como institución mixta y bilingüe, se encuentra inscrito en un proceso de acreditación o certificación acompañado por el Grupo Santillana, que le exige y garantiza la excelencia en la gestión a través de la autoevaluación, la evaluación externa y procesos de mejoramiento, inspirados en la "pedagogia allamaniana" contextualizada y permanentemente actualizada con el aporte de las Ciencias de la Educación

José Allamano Párroco - Pastor misionero

José Allamano continua presente y activo en la misión a través de los Ministros/as misioneros/as y de Sacerdotes diocesanos que se inspiran en su vida, su estilo y su metodología pastoral misionera.

Esta permanencia en el tiempo y la geografía viene reconocida y certificada con la Beatificación celebrada en la Basílica de San Pedro, en Roma, el 7 de octubre de 1990 por el Papa Juan Pablo II.

Parroquia Beato José Allamano

Iniciada por el P. Ugo Luise imc como una Capilla de la Parroquia de los Doce Apóstoles y cuidada, física y espiritualmente, por Don Luis Olarte, papá del P. Carlos Olarte imc, hasta su muerte (2010).
Segregada de las Parroquias los Doce Apóstoles y la Transfiguración, fue erigida canónicamente en la Arquidiócesis de Bogotá según Decreto Arzobispal No 657 del 8 de agosto de 2000. 

20 años de la Beatificación
Para conmemorar la Beatificación del Formador y Pastor misionero José Allamano y continuar con la vitalidad del Instituto de la Consolata,  admitiremos, en nombre de la Iglesia Católica y del Instituto, a algunos jóvenes Misioneros de la Consolata, integrantes de la Comunidad Formativa del Teologado Internacional de Bogotá, al Ministerio del Lectorado a Adrian de Jesús Hurtado, Kyangoma Cyril Wambua, Irungu Mungai, Paul Otieno Onyango, Juan Gabriel Acosta Cárdenas, Ssimbwa Lawrence, Madeje Joseph Paulino y al Ministerio del Acolitado a Ernest Njeru, Efraí María Ocaño, Peter Ochieng, Alexander Mwake Kiamba, Yair Alberto Ligardo Morales  

Capilla José Allamano 



En Bucaramanga - Santander ha venido creciendo una comunidad cristiana, perteneciente  a la Parroquia de la Consolata del Barrio Mútis, reunida y formada por el P. Manuel Henriques Dias imc en una austera y artística Capilla con el nombre del Beato Allamano. Uno de sus fieles cristianos, Ingeniero de Petróleo, David Araque González, ha optado por la Vida Religiosa Misionera en el Instituto de los Misioneros de la Consolata. Actualmente se encuentra viviendo el año de Noviciado en Buenos Aires - Argentina.


José Allamano Animador Misionero
En y a partir del Centro de Misión y Culturas, bautizado con el nombre de José Allamano se estudia, se reflexiona, se forma, se informa, sobre la Misión de Dios en el mundo, a através de las Iglesias Locales, la Vida Religiosa Consagrada, los Laicos/as. Al mismo tiempo que se difunde o comunica por medio de la web, la Revista Dimensión Misionera y otro medios. Todo en este Centro se hace bajo la guia inspiradora y protectora de su Patrono y titular.

lunes, 4 de octubre de 2010

Mellizos en el hogar y en el pueblo

Gemelos en la vocación y en la misión
Aunque hicieron los estudios de primaria y bachillerato juntos, en el Seminario Mayor estuvieron en grados diferentes.
En Chinchiná y Villamaría están ahora sus casas parroquiales. 

Foto Darío Augusto Cardona

El padre Néstor Mario (izquierda) fue el pasado jueves a visitar a su hermano Carlos Alberto (derecha) quien ejerce su ministerio sacerdotal en la parroquia Nuestra Señora del Rosario en Villamaría.

Tienen 26 años, nacieron el mismo día en Aguadas (Caldas) y ambos son sacerdotes de la Arquidiócesis de Manizales. El padre Néstor Mario ejerce su labor pastoral en la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes en Chinchiná y Carlos Alberto, que está recién ordenado, es vicario parroquial en Villamaría, en el templo Nuestra Señora del Rosario.

Al verlos juntos su parecido es notable, no tanto como para creer que son gemelos, pero sí mellizos y con gustos muy similares, pues desde pequeños soñaron con ser sacerdotes. Era tal el entusiasmo, que hasta en sus juegos de infancia escenificaban lo que querían ser. “Jugábamos a ser sacerdotes y hasta a oficiar misas”, dicen entre sonrisas, como cuando alguien habla de sus pilatunas.

“Creo que el primero que comenzó con ese llamado fue Carlos”, dice Néstor Mario, “pero después de un tiempo los dos coincidimos, es más, no hubo dudas porque siempre nuestro interés fue dedicar nuestra vida al servicio de Dios y de la Iglesia, basta con decirle que desde los siete años fuimos acólitos”.

Además, el padre Carlos Alberto precisa que la formación moral y religiosa que recibieron en el hogar fue fundamental para su formación.

Juntos
Lo más curioso es que hasta terminar el bachillerato estuvieron juntos, se presentaron juntos al Seminario Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Manizales, pero fue allí donde decidieron que era mejor que ingresara primero Néstor Mario y al año siguiente Carlos Alberto.

“Estuvimos en el encuentro, que siempre se realiza en octubre, con la esperanza de que los dos íbamos a ingresar al Seminario en enero, pero lo curioso es que a mí me llegó primero la carta de aceptación y a los días la de mi hermano en la que decía que sí lo recibían, pero que esperara hasta el próximo año”, dice el padre Néstor Mario.

Esto no desmotivó a Carlos Alberto y aunque su familia lo motivó para que comenzara una carrera, él estaba decidido a ser sacerdote. Por eso aprovechó para viajar y hacer un curso de sistemas que duró un semestre.
Lo mejor es que durante los seis años que compartieron en el Seminario siempre se apoyaron, y aunque cada uno ya tenía un grupo de amigos diferente, los lazos familiares estuvieron firmes para acompañarse en diferentes momentos, inclusive en algunas materias que vieron juntos.

La ordenación
Para su ordenación sacerdotal la diferencia fue de ocho meses: Néstor Mario el 28 de noviembre del año pasado y Carlos Alberto el pasado 24 de julio.
Aunque ahora solo los separa la distancia que hay entre Chinchiná y Villamaría, donde ejercen su ministerio, ellos aprovechan su día libre para visitarse, así fue como el pasado jueves el padre Néstor estuvo en Villamaría donde Carlos Alberto, quien a comienzos del próximo año viajará a la Provincia del Chaco en Argentina en misión evangelizadora.
Sobre su viaje dice que se va feliz, pues es consciente de que cuando se ordenó sacerdote prometió obediencia y que está dispuesto a ir donde el señor Arzobispo lo envíe, “uno es sacerdote aquí y donde el Señor lo asigne. Iré a hacer misión, este es un servicio que presta la Arquidiócesis de Manizales en distintas zonas fuera del país”.

Sobre la labor sacerdotal, los hermanos Arias afirman que es una vocación que se debe ejercer con madurez y siempre sostenidos por la oración, la confesión y la eucaristía diaria.

“Lo que nos espera es mucho trabajo, ahora estamos en una iglesia en estado de misión, hay que llegar a todos los rincones con la evangelización, llevando la palabra de Dios a todas partes. Por eso lo importante es el testimonio, no solo son las palabras, es el ejemplo el que arrastra, porque el mundo de hoy no necesita de maestros sino de testigos”, concluyen.

El dato
La única eucaristía que han concelebrado los dos fue la primera que ofició el padre Carlos Alberto en su pueblo natal, Aguadas.

Motivadores
Los dos sacerdotes reconocen que en su vida han tenido modelos de vida religiosa que los han motivado para ejercer su ministerio con verdadero sentido, por eso en su memoria el ejemplo del padre Jairo Salazar Gómez, del padre Efraín Castaño Arboleda y los sacerdotes del Seminario siempre estarán presentes en su camino sacerdotal.