Familia
Misionera de la Consolata
70
AÑOS DE MISIÓN: 1947
- 2017
Colombia
– Ecuador – Perú
En
el marco de los 70 años de presencia misionera de CONSOLACIÓN,
queremos hacer
memoria en clave reconciliación
y paz,
ejes dinamizadores de la
misión
evangelizadora hoy.
Presupuestos:
-
Este texto, más que el fruto de una investigación histórica, aunque apoyado en algunos autores y testigos, quiere ser una reflexión misionera de carácter “testimonial”, cargada de variadas emociones, expresadas unas e implícitas otras, anidadas todas en la geografía del corazón misionero de tantos integrantes de la Familia Consolata (IMC – MC - LMC) de ayer, de hoy, algunos aquí presentes, y de mañana. A los de ayer nuestra gratitud, a los de hoy el desafío de la respuesta, a los de mañana nuestra herencia.
-
Al recordar y actualizar hechos, acontecimientos y personajes, en confrontación con la “reconciliación y la paz”, para “dinamizar nuestra misión evangelizadora”, no queremos afirmar que la Familia Consolata haya hecho, desde su llegada a Colombia, una opción de trabajar por la “reconciliación y la paz”. Ciertamente que por los lugares en donde ha prestado su servicio misionero, por muchos de sus gestos, palabras y acciones, le ha servido a la convivencia social, aún sin pensarlo o proponércelo expresamente.
-
Aquí no pretendo tanto exaltar las gestas de algunos héroes o de las Instituciones Misioneras de la Consolata, cuanto desvelar, por detrás de ellos, los valores, las actitudes operativas y los procesos implementados en compañía de personas, familias, Iglesias Locales, Pueblos y/o Comunidades, para identificar nuevas luces y energías para continuar la marcha misionera de compasión misericordiosa y consolación liberadora, hacia la Consolación plena: cuando el “Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda Consolación...” (2Cor 1, 3), “... enjugará las lágrimas de (nuestros) ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado...” (Ap. 21,4).
1.
La Familia de la Consolata en medio del conflicto
No
han sido los únicos Agentes de misión o de pastoral viviendo y
trabajando en medio al conflicto, ni mucho menos los mejores, pero si
han tenido un papel significativo. Intentaremos
aquí
entender
un poco más en profundidad la presencia e incidencia de la Familia
Consolata, sin querer excluir a los demás.
1.1.
Inducción a la misión
Habían
trascurrido apenas algunos meses, en los cuales los “tres Juanes”:
Migani, Berloffa y Boetti, junto con Domingo Galbusera, liderados por
Antonio María Torasso, recorrían las calles de Bogotá,
entre los barrios Ricaurte, el Vergel y el centro de la ciudad, cuando se encontraron envueltos en un torbellino de desconcierto y furia popular: “a la 1.05 de la tarde del 9 de abril de 1948. Jorge Eliecer Gaitán, a quien se consideraba como el más firme candidato a la presidencia de Colombia por el partido Liberal, había recibido tres impactos de bala que, posteriormente, le causarían la muerte. La Avenida Jiménez con carrera séptima, a unos pasos de la Iglesia San Francisco, fue testigo del inicio de uno de los hechos más recordados en la ciudad desde su fundación: ElBogotazo.
entre los barrios Ricaurte, el Vergel y el centro de la ciudad, cuando se encontraron envueltos en un torbellino de desconcierto y furia popular: “a la 1.05 de la tarde del 9 de abril de 1948. Jorge Eliecer Gaitán, a quien se consideraba como el más firme candidato a la presidencia de Colombia por el partido Liberal, había recibido tres impactos de bala que, posteriormente, le causarían la muerte. La Avenida Jiménez con carrera séptima, a unos pasos de la Iglesia San Francisco, fue testigo del inicio de uno de los hechos más recordados en la ciudad desde su fundación: ElBogotazo.
Gaitán
salía de su oficina a encontrarse con un joven estudiante de Derecho
de origen cubano de nombre Fidel
Castro,
a quien, según dicen, le concedería una entrevista con motivo del
Congreso
de las Juventudes Latinoamericanas.
La cita nunca se daría y ese mismo día, sobre las tres de la tarde,
Gaitán
moriría en la Clínica Central,
producto
de dos disparos en la cabeza y uno en el pecho.
Según
testigos, el autor material del magnicidio fue Juan
Roa Sierra,
quien murió linchado rápidamente por la muchedumbre enfurecida, lo
que en gran medida no dejó muchos indicios para investigar los
móviles de su asesinato así como de la autoría intelectual.
'Que
lo mató la CIA, que lo mató el Gobierno, que lo mataron los
conservadores, que lo mataron los comunistas, que lo mataron los
Estados Unidos'... La incertidumbre, la rabia, la impotencia e
inconformidad de miles de bogotanos, la mayoría de los sectores más
pobres de la ciudad, que veían en Gaitán su esperanza política de
un país con menor desigualdad económica y con una Reforma Agraria
justa, se desató en un frenesí de violencia y destrucción que como
nunca sacudió los cimientos de la capital.
La
ciudad fue devastada
por
los enfrentamientos, calle a calle, entre partidarios liberales y
conservadores, entre el Estado y los alzados en armas, entre los
saqueadores y quienes trataban de recomponer el orden de una ciudad.
Tras varios días de revueltas quedaría el pavoroso saldo de cerca
de 3.000
personas muertas o desaparecidas y más de 146 edificaciones
destruidas,
sobre todo, al centro de la ciudad.
Las
revueltas tendrían su eco en otras ciudades del país y 'El
Bogotazo'
daría
inicio a lo que los historiadores llaman como el pico y el inicio de
la época de La
Violencia,
tras la cual más de 200.000 colombianos perecerían a causa de la
guerra partidista”.2
Nada
de extraordinario para misioneros que habían experimentado los
horrores de la última guerra, llamada mundial, en Europa (1 de
septiembre de 1939 – 2 de septiembre de 1945), pero si muy
significativos para el futuro inmediato, próximo y remoto.
En
el punto de partida, una
advertencia
a los misioneros recién llegados:
Están
entrando en un país profundamente dividido en dos grandes bandos
vestidos de rojo uno y azul el otro, representando partidos o
ideologías políticas o politiqueras. Contemporáneamente
incursionaba en palco escénico el comunismo marxista-leninista.
Hoy
no es que haya cambiado mucho el panorama, tal como lo describe un
premio Novel de Paz, cuando constata que Colombia sigue buscando
su camino para la paz: “décadas de luchas, enfrentamientos,
marchas y contramarchas buscando caminos alternativos para
encontrar la paz al conflicto que vive el pueblo colombiano y
lograr trinar con el sufrimiento que afecta a miles de campesinos,
indigenista, (Afro-descendientes), desplazados internos,
exiliados, presos y víctimas de la violencia estructural y
social, en el interminable enfrentamiento armado”3
Un
llamado, entonces, a vivir en medio de la división política
incidiendo en favor de la reconciliación y la paz, sin ser
partidarios. En este sentido les ayudó a los Misioneros el hecho
de ser extranjeros, todos italianos. Así mismo lo entendieron las
autoridades civiles y eclesiásticas a la hora de llamarlos o
destinarlos y lo percibía el pueblo que los recibía en cada
lugar.
|
1.2.
“De pié”, como María, en los calvarios de la misión
El
caminar de la Familia Misionera de la Consolata en el territorio
nacional, en muchos lugares y a lo largo de estos 70 años, enmarcado
en la violencia y los conflictos, presidido, muchas veces, por el
martirio cruento o incruento, el destierro, las acusaciones, condenas
y absoluciones, miedos, silencios y denuncias. Registró aquí
algunos de esos pasos en el camino, aunque tenga que dejar la
interpretación para momentos más largos y serenos de investigación:
1.2.1.
Del
“bogotazo”
Magdalena
Medio:
en
Armero fue asesinato
del Párroco, Pedro María Ramírez, un día después de los
acontecimientos en Bogotá y como consecuencia de los mismos. Algunos
meses después le correspondió a los Misioneros de la Consolata,
asumir la parroquia y acompañar el pueblo por un par de años,
iniciando así, como de manera concreta, la practica4
de la consolación.
1.2.2.
La misión
en el
Caquetá – Putumayo:
por esta época, en el marco socio-político “se superponen unos
marcados períodos de violencia, los cuales surgen a medida que se
van desarrollando los diferentes gobiernos y son los encargados de
modificar el normal desarrollo de la vida socio-política de los
colombianos.
Estos
periodos son:
-
la primera etapa de violencia (1946–1948) donde se dan los enfrentamientos entre liberales y conservadores por exclusión de los primeros de la administración nacional y departamental.
-
La segunda etapa (1948-1953) se caracteriza por la agudización de la violencia política a raíz del asesinato de Gaitán. Esta situación afectó a la región Andina, donde los conservadores emprenden una persecución a liberales y comunistas; también se dan desplazamientos de pequeños grupos hacia los Llanos Orientales, en tanto que otros grupos se organizan en guerrillas de autodefensa en el Tolima y en la región del Sumapaz.
-
La tercera etapa (1953-1957) se da con el ascenso del General Gustavo Rojas Pinilla a la presidencia del país. En este gobierno se decreta una amnistía a los diferentes grupos guerrilleros esparcidos por el país; de los cuales algunos se desmovilizaron y quienes no lo hicieron consolidaron las llamadas “Repúblicas Independientes”, lideradas por el Partido Comunista, que buscaba implementar una sociedad comunista, por medio de la revolución armada. Por último, con los primeros gobiernos del Frente Nacional, se pautaron acercamientos con los grupos irregulares. Pero en el segundo mandato de éste acuerdo bipartidista, ante la preocupación por la existencia de tales repúblicas al interior del país, el presidente León Valencia ordenó al ejército someter a los insurrectos y restablecer allí la autoridad, desencadenando, una gran solidaridad entre movimientos estudiantiles que se adhirieron a algunas facciones ya establecidas y otros organizaron nuevas estructuras combatientes con el fin de someter a la posición oficial orientada a defender el capitalismo (Gonzalo Sánchez G y Donny Meertens. 1992). Algunos de estos grupos perviven en la actualidad, mientras que otros han tranzado un tipo de negociación con el gobierno a su lucha armada.
Las
acciones de los misioneros de la Consolata estaban influenciadas
tanto por las circunstancias que estaba experimentando el pueblo
colombiano en los años cincuenta del siglo pasado, como por los
estados modernos que se estaban configurando en América Latina.
Colombia apenas estaba consolidando su segunda ola de
democratización, según lo ha denominado Samuel Huntington (1994),
que abarcaría los años 1943-1962, en medio de todo tipo de
polarizaciones, donde no había espacio para la reconciliación ni
tampoco proyectos de unificación nacional.
Los
desplazamientos internos del centro del país a las denominadas
“zonas de frontera” se habían incrementado en las primeras
décadas del siglo XX, pero fue al final de los cuarenta donde este
fenómeno social llegó a su máxima expresión, ocasionado por la
fuerte oleada de violencia desatada en el país. Uno de los lugares
que recibió un gran número de ciudadanos colombianos fue el
Caquetá, alterando el sistema misional o de evangelización que se
había adoptado desde 1893, cuando llegaron los misioneros capuchinos
a la región amazónica...
Con
la llegada de los Misioneros de la Consolata y su posesión en el
Vicariato de Florencia, con Monseñor Antonio María Torasso como
primer Vicario Apostólico del Caquetá, algunos de esos elementos
disociadores se fueron diluyendo o integrando, en la medida en que
hubo confianza y diálogo recíprocos, disposiciones y aceptaciones
mutuas que condujeron al desarrollo de unas propuestas de
evangelización y –“civilización”–, basadas en el énfasis
que los misioneros dieron a la variable educativa que era la
ponderada por la instrucción pública”5.
La
entrada, en San Vicente del Caguán, apenas constituido municipio
mediante Decreto No. 963 del 14
de marzo de 1950, de donde habían echado al último Fraile
Capuchino, Marcelino de Jaca, por el rio Caguán abajo, se realizó
en atmósfera de conflicto y oposición de los lideres que no querían
sacerdote en el pueblo, como le habían expresado al Obispo. De todas
maneras, le correspondió al joven misionero, Silvio Vettori,
acompañar los tramites del traspaso y preparar el ambiente para la
llegada de primer párroco de la Consolata, Juan Demichelis, quien
fue enviado por Mons. Torasso, como un hombre bueno y prudente. No
fue ese el único impacto violento para el P. Juanito, como lo
llamaban, pues un día,
mientras regresaban de celebrar la Eucaristía en Campoermoso, lo
detuvieron y le mataron en su presencia a dos de sus acólitos, que
lo acompañaban.
En
el camino, concordia (método concorde) entre
los pobladores del territorio y los misioneros:
Los
misioneros entraron haciendo amistad con la gente
indiscriminadamente, como si no existiera tal división o
confrontación socio-política , un poco porque no lo conocían
bien y otro porque no estaban ni se sentían implicados.
Ellos
convidaban a trabajar, a construir y frecuentar la escuela y la
capilla, todos juntos, como hermanos, sin tener que respirar esa
atmósfera de división, odio y venganza, de donde provenían.
Providencialmente,
coincidía los deseos e expectativas de la gente con las
propuestas de los misioneros. Juntos se proponían construir una
nueva vida, dejando atrás el pasado. Por eso mismo los misioneros
cayeron muy bien en todo ese territorio. La gente los consideró
aliados y mutuamente se apoyaban en casi todo.
Para
los misioneros la clave estaba en la educación. Sembraban
escuelas por todas partes y eso le gustaba a la gente, que veía
la Iglesia interesada y comprometida en la educación de sus hijos
y en la capacitación de todos, hombres y mujeres, adultos,
jóvenes y niños. También el gobierno percibió en la Iglesia el
mejor agente educativo y administrativo y contrató con ella toda
la gestión, desde lo administrativo hasta lo académico.
|
1.2.3.
Los
misión con
pueblos originarios:
un
mártir del Pueblo Nasa, Álvaro Ulcué Chocué asesinado en
Santander de Quilichao el 10 de Noviembre de 1984, consignó a los
Misioneros de la Consolata, que habiendo caminado desde el inicio con
los pueblos originarios en el Caquetá – Putumayo, estaban por esos
días concretizando sus opciones
misioneras ad gentes en
Colombia y Ecuador,
una herencia y una misión: un Proyecto
Misionero
evangélico, inculturado y liberador. “La
palabra (dicen aún entre los Nasa) tiene que caminar. Quedarse es
debilitar la marcha del pueblo de los pobres. Marchemos unidos”.
1.2.4.
La misión
con población
afromarericana,
aunque ya se encontraban en el Barrio Blás de Lezo desde 1965,
inició como opción misionera ad gentes a comienzos de los ochenta,
de la mano del Equipo Misionero de la Bahía (EMBA), con sede en
Pasacaballos, pueblo de la bahía de Cartagena, sobre las márgenes
del Canal del Dique (brazo del Río Magdalena). El EMBA ya funcionaba
desde 1965
por iniciativa de la Hermana austríaca María Herlinda Moises,
Franciscana Misionera de María Auxiliadora, conformado por varias
religiosas de su Congregación y laicos de la comunidad local.
La
“Misionera de la Bahía”, como la conocían en el litoral del
departamento de Bolívar fue
detenida en octubre de 1976 durante la ocupación de la casa de su
comunidad, por parte de la Infantería de Marina de Cartagena,
acusada de rebelión junto a tres sacerdotes, expulsada por orden del
gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala. Más tarde, con el
visto bueno del presidente Belisario Betancur, le fue restituida la
Visa y en medio de los vítores pudo regresar entre los suyos., los
“pobres”.
Esta
opción misionera Afro
se fue desplazando de la Costa Atlántica a la Pacífica, invitados
por el Arzobispo de Cali, Mons. Isaías Duarte Cansino, Premio
Nacional de Paz por su labor pacificadora en el Urabá antioqueño,
en donde ideó el Programa de Pedagogía de la Tolerancia para que
todos aprendieran a resolver pacíficamente los conflictos cotidianos
y fue el gran gestor y promotor de las "Comunidades Cristianas"
de paz, que tanto bien le han hecho a los habitantes de esa región.
Enviado a Cali en el 1995 y recibido como el “Apóstol de la Paz”,
fue asesinado el 16 de marzo de 2002, cuando salía de una ceremonia
religiosa (matrimonio colectivo de más de cien parejas en la iglesia
del Buen Pastor, distrito de Aguablanca).
Los
Misionero de la Consolata que ya había estado en la Parroquia de
Guadalupe años atrás, recibieron de Mons. Isaías la Parroquia del
Santo Evangelio, fundada por el
sacerdote belga, Padre Daniel Hubert Gillard de la Comunidad Asuncionista, en el barrio Antonio Nariño de Cali,
asesinado mientras regresaba a su Parroquia el 10 de abril de 1985.
Su tumba y su memoria continúan en el templo parroquial, lugar
inicial de apoyo para la vida y la misión de los Misioneros al
servicio de la Pastoral Afro arquidiocesana, que opera desde la curia
alterna del Oriente de Cali o del Distrito de Aguablanca, hoy
constituida como Centro de Pastoral y Espiritualidad Afrocolombiana
de la Arquidiocesis de Cali, integrado a la Parroquia de Cristo
Maestro, nueva sede de los Misioneros que integran también una
Comunidad Apostólico Formativa del IMC, a nivel de la Teología.
Hoy,
afirma el P. Venanzio Mwangui, coordinador de la Pastoral Afro en laArquidiocesis de Cali, responsable del Secretariado de PastoralAfroamericana y Caribeña - SEPAC y Director del Centro
de Pastoral y Espiritualidad Afrocolombiana – CPA, que la coyuntura
colombiana respira oxigeno reconciliador para la paz, debemos creer,
aunque nos parezca casi imposible, en la reconciliación de lso
Afrocolombianos consigo mismos, con el Estado y con otros grupos
humanos e instituciones.
Este
proceso ya se viene haciendo, aunque muy lentamente, desde la
Pastoral Afro y otros programas, que parten del reconocimiento, la
valoración y el respeto de los y lo Afro, contemplan sus heridas
profundas causadas por la esclavitud, la exclusión histórica y la
discriminación permanentes, y buscan irlas sanando con los pedidos
de perdón y los programas de inclusión, restitución y
participación en la Iglesia y la sociedad, como sujetos integrales.
1.2.5.
La
misión en y desde los Vicariatos Apostólicos ha
venido convirtiéndose para la Familia Consolata en misión
en y de Frontera:
-
Fronteras geopolíticas: Colombia – Ecuador – Perú, inte-comunicadas de orilla a orilla por el rio Putumayo
-
Fronteras eclesiásticas: Iglesia de Puerto Leguízamo – Solano – Iglesia de San Miguel de Sucumbios – Iglesia de San José del Amazona, inter-conectadas por sus pueblos y la “comunidad de vida” biodiversa.
En
Sucumbios – Ecuador nos ha correspondido cumplir el papel de
bisagra
o
punto
de unión o articulación en
el conflicto generado con ocasión del cambio de Obispo, mal
administrado por la Iglesia institucional que, aceptando la renuncia,
por edad, de Mons. Gonzalo López Marañon, quien había ejercido el
ministerio, guiado por el Magisterio latinoamericano emanado del
CELAM, junto con su Orden Carmelita, durante 34 años, le confió el
Vicariato a los inexpertos Heraldos del Evangelio, también
conocidos como Caballeros de la Virgen, una asociación privada de
fieles de derecho pontificio, fundada en Brasil por monseñor João
Clá Dias, tras la división de la asociación Tradición, Familia y
Propiedad, y reconocida formalmente el 22 de febrero de 2001 por el
papa Juan Pablo II.
Este
infeliz desatino y su terca administración por parte de la
Nunciatura y la Conferencia Episcopal, desconociendo,
conscientemente, la histórica trayectoria misionera y eclesial de
ISAMIS, lo mismo que la inexperiencia, el estilo de vida y el enfoque
teológico pastoral de los Heraldos, enfrentó las cinco
nacionalidades indígenas y los afro-descendientes, los servidores de
las comunidades y la Iglesia Particular en general, con el resto de
la sociedad y los Caballeros uniformados a la Edad Media, llegando a
constituir un problema de Iglesia y Estado nacional. Ahí los
Misionero de la Consolata desempeñaron, como definí antes, el papel
de visagra,
al servicio del diálogo, la reconciliación y la paz, siempre del
lado de la Iglesia Pueblo de Dios y fieles al camino de ISAMIS.
1.2.6.
La
misión en las fronteras
nacionales
Vivir
y trabajar en las fronteras es un arte, una aventura y un desafío
cotidiano. En este espacio misionero la reconciliación no solo tiene
rostro humano sino también de pueblos, países, territorios,
instituciones y bio-divesidad.
Encontrándome
con Mons. Joaquín Humberto Pinzón Guisa, un santanderino enviado a
Puerto Leguizamo, territorio que nos solo lleva el nombre del solado
Cándido Leguízamo, herido durante el conflicto con el Perú, sino
también por el apelativo de “lejisimo” de los centros de control
y de servicios, convirtiéndose él mismo en un centro de
convergencias de ejércitos, pueblos, iglesias, parques naturales,
reservas ecológicas, antropológicas y territoriales, etc., nos
detuvimos a conversar un poco sobre su gestión el estos casi cuatro
años de gestación de la más nueva jurisdicción eclesiástica, el
Vicariato de Puerto Leguízamo – Solano.
Monseñor
me describió con algunos detalles su visión de Iglesia y Proyecto
de misión en construcción:
1.
Una Iglesia “cuidandera”,
consciente y responsable con el territorio, inspirada en la
espiritualidad de los pueblos originarios, que se autodenominan
“cuidanderos” de la tierra y el territorio.
2.
Una Iglesia que “une orillas”,
yendo más allá de lo físico-geografico, hasta lo humano, social y
político.
4.
Una Iglesia fraterna
con los pobladores del territorio, que asume al otro en su condición:
los nativo originario, los llegados en búsqueda de nuevas
oportunidades, los desterrado de la guerra, los que van naciendo en
el territorio y van haciendo síntesis entre el territorio y los
pobladores.
5.
Una Iglesia enriquecida y que se enriquece,
con los diferentes pueblos y sus espiritualidades, con los otros
habitantes del territorio, todos buscando abrirse espacio, asociarse
y organizarse.
6.
Una Iglesia servidora,
ministerial, dispuesta a acoger los diversos dones y carismas de la
gente, colocarlos en comunión y al servicio de todos, aunque la
dependencia haya hecho tanto mal y la gratuidad esté muy
desdibujada.
7.
Una Iglesia que celebra
y en la liturgia sabe recoger y agradecer el camino que va viviendo
8.
Una Una Iglesia abierta
a todas las Iglesias de las fronteras y a la catolicidad universal.
Todas
estas dimensiones, en sus diferentes niveles aportan la
reconciliación y la paz, al interior del país y con los países
vecinos.
1.2.7.
La
misión en las fronteras
urbanas:
se trata de un capítulo abierto a la reflexión y a la creatividad
de los Misioneros/as que viven y/o trabajan en contextos urbanos,
particularmente deprimidos, como son las periferias existenciales y
sociales, o las nuevas pobrezas urbanas. Presento aquí un testimonio
paradigmático, narrado por sus mismas protagonistas, durante el
Foro:
En
la ciudad de Buenaventura,
Costa Pacífica colombiana, en donde se perciben, agudizados, los
grandes contrastes socio-económicos del mundo globalizado y la
economía neo-liberal de libre mercado, pues las
sociedades portuarias que operan en la región no paran de invertir
en la adecuación de un terminal marítimo a la altura de los mejores
de América y del mundo, mientras la ciudad es gobernada al ritmo de
las tortugas politiqueras y burocráticas que facilitan la
corrupción, los diferentes tráficos ilegales y, por ende, la
violencia y la muerte.
Fue
emocionante escuchar y recibir por escrito (transcribo el texto tal
como me fue consignado, como muestra de su humilde y enérgica
autenticidad) el testimonio de Judith Salazar Paredes, en nombre de
sus compañeras Elcy, Ester y Katerine: “Como evangelizadas,
Reconosemos la precencia del Padre Lored (Lawerence Ssimbwa)
Micionero de la Consolata. Por rompio barrera entre San Buenaventura,
Doña Sesi y Margarita Hurtado. En estos 3 Barios había Barera, no
los integrabamos por el temor de la violencia. Pero hace 10 meses el
Padre Lored nos a conbocado y estamos trabajando sin miedo. Los que
disen cer malo ya lo conosen, saben que es nuestro sacerdote y que el
no hace mal sino que conboca a la unidad, a la hermanda y a la paz y
la Reconciliación con mucho amor”.
Se fueron rompiendo las barreras imaginarias o virtuales, demarcadas
por las pandillas o “tribus urbanas”, que demarcan territorios.
1.2.8.
El
Ministerio
de los
Obispos
y sus colaboradores misioneros/as,
sacerdotes
diocesanos y de otras Instituciones religiosas y civiles, laicos/as
comprometidos en la misión.
De varios de ellos conocemos historias, premios (Premios Nacional de
Paz, Coreguajes de oro, reconocimientos, nominaciones y menciones,
etc.), calumnias, acusaciones, juicios, sufrimientos sin fin,
anécdotas y muchas cosas más. Todos ellos y ellas vinculados, de
alguna manera, con los conflictos, la reconciliación y la paz:
-
Mons. Antonio María Torasso
-
Mons. Angel Cuniverti
-
Mons. José Luis Serna
-
Mons. Luís Augusto Castro
-
Mons. Francisco Javier Múnera
-
Mons. Joaquín Pinzón
1.2.9.
Fundación para la Reconciliación:
este
aporte a la recuperación de la memoria histórica de la misión de
la Familia Consolata en clave de reconciliación y paz, incluye
también, la creativa y fundamentada contribución del P. Leonél
Narváez, con su Fundación para la Reconciliación y las Escuelas de
Perdón y Reconciliación - ESPERE, esparcidas por muchos países de
este Continente americano y más allá6.
1 Habiendo
atracado y desembarcado en el Puerto de Buenaventura el 12 de
Diciembre de 1947, fiesta de la Virgen de Guadalupe, los cinco
primeros Misioneros de la Consolata aterrizaron en el antiguo
Aeropuerto de Techo, hoy ciudad Kennedy – Bogotá, el 15 de
diciembre del mismo año, 1947.
3 Cfr.
GONZÁLES Luis Enrique, Colombia: la paz
esquiva del Caguán, Prologo de Adolfo
Pérez Esquivel, Buenos Aires, 21 de mayo de 2013
4 Entiendo
la “practica”
con el jesuita Carlos Bravo en su libro “Jesús hombre en
Conflicto, Ed. Centro de reflexión Teológica AC, México 1996, “al
conjunto de acciones de un sujeto por las que busca incidir el la
trasformación de la realidad y en las que busca incidir en
la transformación de la realidad y en las que se concreta su
proyecto y su utopía”
5 Cfr.
CHAVARRO Edgar, Tierras de promesas, hombres
por educar. Un
análisis Histórico de las Relaciones del pueblo Caqueteño y los
Misioneros de la Consolata en la Década de los Sesenta del Siglo,
XX, Universidad Javeriana, 2010, p. 23, en
file:///C:/Users/Salva/AppData/Local/Temp/tesis_ChavarroEdgar.pdf
6 Cfr.
http://fundacionparalareconciliacion.org/wp/
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