jueves, 10 de diciembre de 2015

Jubileo de la misericordia

Nos visitará el SOL que nace de lo alto”

Programma delle celebrazioni di Natale a Betlemme
En Belén, la "casa del pan"

    Nuestro Dios, como todas las personas y los pueblos, tiene experiencia de visita. El nos ha visitado y nosotros todos hemos sido visitados o hemos visitado.
   Pero no todos visitamos de la misma manera y por eso, no todas las visitas son iguales. Cada cultura genera su forma o estilo de visitar. Podemos entonces afirmar que la visita, como dato socio-cultural, además de ser universal, es también cultural o sea plural, diversa.
   Como construcción y patrimonio humano, nuestras visitas, se realizan en un tiempo y en un espacio especificos, nacen de una motivación o son originadas por algún motivo o causa, exigen abrir la puerta de la propia casa-mundo y salir para ir a la casa-mundo del otro, un desplazamiento de lo conocido-habitual a lo novedoso-revelador. Cuenta, además, con un llegar, llamar y esperar que el otro abra la puerta de su casa-mundo, intercambie gestos o palabras de saludo y convide a entrar.
   Ya dentro, mientras se recorre con los sentidos el nuevo espacio, se van generando y desarrollando dinámicas de apertura e intercambio de cofres privados: el cofre de las memorias (pasado, presente y futuro entremezclados), el de las sensibilidades y sentimientos, del corazón, el cofre de la economía (comida compartida, regalos intercambiados) y, no pocas veces, el cofre de la fe, de espiritualidades (oración, ritos, rituales vivenciados), todas dentro del dinamismo generoso y gratuito del don, de la gracia reciproca.
   Todas las visitas tiene comienzo y fin, saludo y despedida, agradecimientos y compromisos, menos la visita del Emmanuel (Dios con nosotros) , que vino y se quedó hasta el final de los tiempos.
   Esta visita permanente es la que los cristianos actualizamos litúrgicamente, cada Adviento, para no olvidarnos de su presencia y actualizar, con jubilo, el “Jubileo”, orando y trabajando para que sea realidad católica, universal y cosmica.
   Este año el Papa Francisco nos regala un yobel o cuerno de cordero, para que lo toquemos alegres entre nosotros, con los otros y la creación entera, como lo hacia el Pueblo de la Antigua Alianza (cfr. Lev 25,9), pidiendo, agradecidos y comprometidos: “Venga a nosotros tu Reino”. Queremos acelerar la “jubilación”, no para no hacer nada sino para intensificar el “cuidando” de todo y de todos, a partir de los más débiles, para que la vida viva en justicia y paz.

A. ¿Por qué (causa) La Visita de Dios ?

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto”
Nuestro Dios, el Dios de los cristianos, es el revelado por Jesús, su consagrado-enviado (misionero) para evangelizar a los pobres, proclamar a los cautivos libertad y a los ciegos la recuperación de la vista, para enviar los oprimidos en libertad, para proclamar un año de gracia del Señor (jubileo).
El Jesús de los Sinópticos inaugura el Reinado de Dios, su misión, con el anuncio del Jubileo, uniendo así Reino de Dios y Jubileo (Lc 4, 18-19 (cfr. Is. 61,1-2) Mt. 11, 2-6 y Lc. 7, 18-23).

Es un Dios de entrañable misericordia, como nos lo ayuda a entender Juan Pablo II en su encíclica Dives in misericordia, cuando nos dice que en el Antiguo (primer) Testamento el término misericordia es la traducción de los vocablos arameos hesed y rahmin. El primero se refiere a la bondad de Dios, a su amor, a su fidelidad a la Alianza. El segundo a una dimensión maternal, a entrañas de madre. Términos que juntos manifiesta la presencia y acción de un Dios Padre que ama con entrañas de madre: “¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré” (Is 49, 15)

Es un Dios en visita permante,... nos visitará el sol que nace de lo alto”
Nos visitará...”, o mejor, ya nos visitó y se nos donó, como nos lo dice Juan en su evangelio: “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único” (Jn 3,16).
Es El mismo, el de las entrañas de misericordia, quien toma la iniciativa, sale de su mundo e entra en el nuestro, sin ser llamado, nos “primerea”, como dice el Papa en argentino. Nos ama y por eso viene a habitar en nosotros, a vivir con nosotros, a acompañarnos en la misión de generar, defender y promover la vida, alimentando la esperanza, dando El la propia, para que todos la tengamos en abundancia y de calidad: “Yo he venido para que todos tengan vida, y para que la vivan plenamente (Jn 10,10). Con su testimonio nos convoca y envía, guiados, iluminados y fortalecidos por el Otro Paráclito, como servidores de la vida. No podemos, pues, esperar a que nos llamen, debemos adelantarnos, sin miedo y visitar: “salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos... (al banquete de la vida). ¡Atrevámonos un poco más a primerear! (E. Gaudium n. 24).

B. ¿Para qué? (finalidad de la visita) iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 77-79)

... iluminar a los que viven en tiniebla...”, no solo con la luz ordinaria del sol cotidiano que en cada aurora vence la oscuridad y calienta la creación, sino también con la Luz que entra en la casa-cosmos por la puerta mariana de Nazaret, iluminando toda la creación (cfr. Juan 1, 9) y haciendo florecer el viejo tronco de Jesé ((cfr. Is 11, 1-2). “En Él estaba la vida y la vida era la luz de los seres humanos” (Jn 1,4). El mismo se presenta diciendo Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12).

... y guiar nuestros pasos por el camino de la paz..., hasta cuando nos sentaremos a la mesa del Cordero (cfr. Ap. 19,-7-10), en donde el mismo Emmanuel (Dios-con-nosotros)enjugará toda lágrima de nuestros ojos y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor...” (Ap. 21, 4). Disfrutaremos para siempre de la verdadera y definitiva consolación. Ya “no habrá más noche, ni se necesitará luz de lámpara o de sol...” (Ap 22,4-5), serán “nuevas todas las cosas...”(21,4).

No hay comentarios: